Evo y la mentira

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El gobierno denunció a la CNN y dos de sus periodistas tras comprobarse que difundieron falsa información para afectar la imagen del mandatario. La embajada de Estados Unidos y los antecedentes de conspiraciones mediáticas en la región.


En pantalla. Descargo de Fernando del Rincón, uno de los periodistas involucrados que deberá responder ante la Justicia penal. (Captura de pantalla)

 

Delincuente confeso», llamó el presidente de Bolivia a Fernando del Rincón, presentador de noticias de la cadena estadounidense CNN. Idéntico calificativo le había aplicado antes a otro hombre de prensa, Carlos Valverde. Ambos estuvieron involucrados en la difusión de una información falsa: que Evo Morales había tenido un hijo con una mujer a la que, después, había colocado en el directorio de una empresa que había recibido obra pública del Estado. Valverde había sacado a la luz ese dato días antes del referendo del 21 de febrero pasado, donde se  proponía una reforma constitucional que permitiera una nueva reelección presidencial. Morales perdió por 136.00 votos sobre 5.500.000, un 2,6% de los sufragios. El tema de la paternidad del mandatario fue clave para inclinar la elección, hasta entonces reñida. Rincón entrevistó en mayo a un niño que pretendía ser exhibido como el hijo fantasma de Evo. El reportaje nunca se emitió pero ni la cadena con sede en Atlanta ni el periodista explicaron que estaban delante de un fraude. Valverde, al menos, tuvo más decoro. Admitió que la información que brindó no era cierta y que «existe un niño, pero no es hijo de Morales». Eso sí, la aclaración llegó después de que un examen de ADN y una investigación oficial descalificaran la noticia.

 

Paso a paso
El gobierno boliviano plantea llevar a Rincón ante la Justicia penal. Se supo que desconocidos llevaron al menor con un antifaz en los ojos a la habitación de un hotel donde, según relató el propio niño, lo esperaban personas encapuchadas. Los verdaderos padres del chico fueron detenidos tiempo después, al comprobarse que lo habían entrenado para que declare acorde al argumento falaz. Rincón realizó la entrevista que, se ve, no resultó útil para extender el engaño. Morales asegura que el periodista sabía que su supuesto hijo no existía y no lo denunció ni contó nada al respecto. El mandatario eligió la red social Twitter para difundir sus declaraciones. «Si la CNN no respeta la verdad ante un presidente y ante un país de América Latina, significa que la cadena no tiene ética, CNN le miente al mundo», escribió. Ya en febrero, el líder aymara había asegurado que todo se trataba de una operación «bien organizada, bien planificada por la embajada de Estados Unidos». Ahora, la acusación fue  más lejos y vinculó directamente a la señal informativa como órgano de difusión de la Casa Blanca. Dijo Morales que «el instrumento mediático de los Estados Unidos es la CNN. No tiene escrúpulos para cometer delitos y promover conspiraciones en Bolivia y Latinoamérica; ojalá mis hermanos presidentes o gobiernos democráticos antiimperialistas del mundo no sean víctimas de la manipulación de CNN».
Así como Rincón, Valverde también fue objetado por el presidente de Bolivia. El periodista tiene condenas previas por narcotráfico y, tras asumir que dio información equivocada, se marchó a la Argentina para, dijo, «protegerse». Rincón negó los hechos que se le imputan, defendió la decisión de no difundir el resultado de la investigación y precisó que lo suyo fue un «acto responsable, vertical y profesional». Las autoridades del gobierno boliviano no confían en el exceso de celo del hombre de prensa  y no entienden cómo, en un tema de altísima exposición y trascendencia, la CNN no informó lo que, creen, se debería. «Presentan hijo falso de Evo Morales» o «El señalado hijo de Morales no es tal», serían titulares para cualquier servicio de noticias, pero nada se publicó y el enviado regresó a Atlanta con el mismo sigilo con el que había arribado a La Paz.

 

Conspiraciones
La avanzada mediática, ariete de los sectores de derecha, registra numerosos antecedentes en la región. El caso más reciente es el de Brasil, donde la cadena O Globo impulsó sin descanso las acusaciones contra la presidenta Dilma Rousseff. En el vecino país, los legisladores que luego sellarían la suerte de la jefa de Estado parecían actuar con los libretos que leían cada mañana en el diario. Decisivas y explícitas fueron, también, las conductas de los medios en Venezuela, con roles golpistas claramente demostrados en la asonada de 2002 contra Hugo Chávez. Morales da un paso adelante y, como pocas veces antes en la región, pone nombre y apellido a lo que considera los ejes de un «cártel de la mentira». Al ya mencionado Rincón, el mandatario agrega a Peter Brennan, encargado de negocios de la embajada norteamericana, máximo representante diplomático en Bolivia. Estuvo en el ojo de la tormenta cuando estalló el escándalo del falso hijo del presidente y Morales hasta evaluó echarlo del país. «No vamos a permitir ninguna conspiración que venga de afuera», declaraba. Recientemente, el delegado de Washington había expresado que «la libertad es la base de la democracia». Desde el Palacio Quemado, otra vez por Twitter, le contestaron que «la libertad capitalista es desigualdad, donde solo gobiernan empresarios y banqueros y no gobiernos electos».
Brennan y el poder mediático podrían ser sinónimos. Los antecedentes del funcionario lo convierten en experto en contraoperaciones. Fue designado en Nicaragua, donde actuó contra el sandinismo. Se desplazó luego a Pakistán, meses después del asesinato de Osama Bin Laden. Y tuvo a su cargo la sección «Cuba» del Departamento de Estado norteamericano. Allí  desarrolló el programa «Zunzuneo», conocido como el «Twitter de La Habana», una supuesta red de información vía mensajes de texto sobre noticias culturales, deportivas y sociales. Bajo la cobertura de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (en inglés, USAID), la iniciativa se convirtió en un intento –vano– de esparcir contenidos políticos opositores para lograr una especie de «Primavera cubana», émulo de la «Primavera árabe» que terminó con varios gobiernos de Oriente Medio.
Bolivia anunció sentencias de prisión efectiva a los medios o periodistas que puedan resultar condenados por delito de conspiración. Lo anunció el vicepresidente Álvaro García Linera, quien consideró al caso del falso hijo de Morales como «el engaño político más terrible, más denigrante y más inmoral en la historia democrática del país».

 

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