Expresión para la salud

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Un grupo de psicólogos, psiquiatras, músicos y actores fundaron una cooperativa dedicada a la atención de patologías mentales. Apuesta al potencial creativo para la reinserción comunitaria.

 

Día a día. Los trabajadores de la cooperativa fomentan a través de diversas técnicas la recuperación y la inclusión social y laboral.

En 2010 se aprobó la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657, que garantiza los derechos humanos de las personas que padecen enfermedades psiquiátricas, establece la responsabilidad estatal de propiciar tratamientos comunitarios e introduce importantes modificaciones en las prácticas disciplinares. La norma, apoyada por los organismos internacionales de salud y reglamentada en 2013, establece el cierre gradual de manicomios públicos y privados para el año 2020 y plantea la promoción de espacios alternativos de atención. En un informe del año 2010, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) sostenía que unas 25.000 personas se encontraban recluidas en los asilos psiquiátricos argentinos y dentro de esa población, más del 80% de los pacientes eran encerrados por períodos mayores a un año y muchos permanecían allí de por vida. El CELS también señalaba que en la mayoría de los casos se trataba de «pacientes sociales», que podrían desarrollar su vida fuera de las instituciones psiquiátricas pero que no contaban con alternativas para hacerlo. En este marco, numerosas entidades solidarias intervienen en el campo de la salud mental, muchas de ellas tomando como referencia estos nuevos conceptos: evitar el encierro y promover, siempre que sea posible, la reinserción social de los pacientes. Recientemente, un grupo de profesionales que trabajaba en una clínica psiquiátrica de La Plata sumó una nueva experiencia a este universo al fundar la cooperativa de trabajo Ser Arte y Parte. Cuando la institución donde trabajaban cerró las puertas de su hospital de día, algunos de los integrantes del equipo de trabajo decidieron mantener sus fuentes laborales y, simultáneamente, continuar con los tratamientos alternativos a la internación. «Consideramos que la gestión cooperativa era el sistema que estaba más acorde con nuestra modalidad de trabajo y nuestras ideas», explica Valeria Dimitroff, licenciada en Psicología y presidenta de la cooperativa.

Puertas abiertas
Según Dimitroff, la internación muchas veces es necesaria pero esto no significa que tenga que ser de por vida. «Ese es un sistema obsoleto. Nuestro objetivo es poder reinsertar socialmente a las personas con la patología crónica con la que conviven, sin que se aíslen de su familia y de su entorno», afirma. Por eso, la entidad cuenta con lo que se denomina un hospital de día, llamado Casa Azul, donde se despliegan una amplia gama de actividades. Ser Arte y Parte está integrada por 10 asociados que cumplen diferentes funciones: psicólogos, psiquiatras, administrativos, enfermeros, trabajadores sociales, comunicadores, músicoterapeutas y profesores de arte, teatro y educación física. Esta multiplicidad de disciplinas conforman un equipo orientado a terapias ocupacionales que a través de diferentes técnicas –donde sobresalen las prácticas artísticas– ayudan a fortalecer la valoración de las personas como sujetos pensantes y activos y posibilitan la reinserción de los individuos en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social. «La variedad de las especialidades y profesiones de quienes trabajamos aquí –indica la presidenta– nos lleva a tener una impronta artística y una dinámica interdisciplinaria interesante que va más allá de los tratamientos en sí». De esta manera, y a través de diferentes prácticas expresivas, comunicativas y de variados talleres de interpretaciones dramáticas, fotografía, pintura, escultura, estimulación cognitiva, ejercitación corporal, entre muchas otras, las personas que concurren a Casa Azul logran, según los profesionales «movilizar y canalizar sus emociones, angustias, agresiones y miedos».

Manos a la obra. Escultura, pintura y plástica, algunos de los talleres.

Los procesos de recuperación de las personas bajo tratamiento de salud mental dependen de cada caso en particular, pero muchas veces, luego de una internación prolongada, la capacidad de generar recursos materiales para sostenerse económicamente puede verse inhibida. En tal sentido, Ser Arte y Parte toma como eje de su labor el acompañamiento terapéutico para lograr la inclusión social y laboral de sus pacientes, promoviendo el desarrollo de habilidades internas, el ejercicio de sus posibilidades concretas y su autonomía. Cuando los profesionales de la entidad detectan las inclinaciones que tienen los pacientes hacia ciertos artes u oficios, recurren a la amplia red conformada por empresas de la economía social para tratar de generar instancias de reinserción laboral.  Además, la cooperativa brinda acompañamiento a los familiares y grupos de pertenencia de los pacientes para su inclusión primaria. Se trata de espacios de contención, información y orientación, dado que ellos también forman parte de la realidad que viven las personas con padecimientos mentales en los momentos de crisis y también en los períodos de tratamiento y recuperación.  «Nuestro sueño –concluye Dimitroff– es poder ayudar a nuestros usuarios a conformar nuevas cooperativas de trabajo, que les permitan ganar autonomía y desarrollar emprendimientos propios».

Silvia Porritelli
Fotos: Sebastián Casali