Fórmula de riesgo

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El Frente Guasú renovó su alianza con el Partido Liberal, cómplice del derrocamiento de Lugo, con el único objetivo de vencer al oficialismo. El balance oscuro de la gestión Cartes y las claves del acuerdo opositor en la mirada de su candidato a vicepresidente.

Asunción. Efraín Alegre celebra junto a Leo Rubín su triunfo en las internas que lo consagraron postulante a la presidencia por la coalición GANAR. (Carlos Pefaur)

Se dijeron de todo. Hubo traiciones, engaños y mentiras. Finalmente se divorciaron en los peores términos. Pero, después de un largo impasse, decidieron volver a intentarlo. El expresidente Fernando Lugo y los liberales paraguayos reeditarán una antigua alianza para las elecciones del próximo 22 de abril con un único objetivo: derrotar al proyecto neoliberal del Partido Colorado, que no solo pretende continuar con su plan económico, sino que además presenta como candidato a un empresario que reivindica la sangrienta dictadura de Alfredo Stroessner.
El acuerdo entre el Frente Guasú de Lugo y el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) quedó sellado luego de intensas reuniones para limar asperezas y despejar fantasmas del pasado. Ambas fuerzas políticas compartieron gobierno entre 2008 y 2012, con un trágico y conocido final: Lugo fue destituido a través de un juicio político exprés y acusó a su reemplazante, el dirigente liberal y entonces vicepresidente Federico Franco, de ser cómplice de un golpe parlamentario. Algo parecido a lo que ocurrió en Brasil con Dilma Rousseff y su vice, Michel Temer.
La actual coalición, bautizada Gran Alianza Nacional Renovada (GANAR), tiene algunas diferencias respecto de la forjada en el pasado. Entre ellas, la composición de la fórmula electoral: de vencer en los comicios, la presidencia quedará en manos del PLRA, con el abogado Efraín Alegre como mandatario, mientras que el Frente Guasú deberá contentarse con la vicepresidencia, a cargo del periodista Leo Rubín. Lugo, por su parte, solo podrá renovar su banca como senador, ya que la Constitución paraguaya prohíbe la reelección presidencial. Pero fue –y es– un actor fundamental en el armado de la alianza.

Motivos
Contactado por Acción, Rubín explicó cuáles fueron los motivos para volver a entablar un acuerdo electoral con sus antiguos verdugos. «Es cierto que el PLRA fue cómplice de aquella histórica jornada de golpe parlamentario. Fue un hecho terrible para la institucionalidad del país. Pero cuando Lugo asumió como senador, las cosas se fueron aclarando dentro del ámbito legislativo. Él mismo empezó a tener contactos con representantes del PLRA. Y además, tenemos un pensamiento pragmático. Sabemos que el PLRA no llegaría solo al gobierno y que nosotros tampoco podríamos llegar solos, al menos en 2018. Entonces, había dos opciones: quedarse de brazos cruzados, ir separados y sabiendo que el Partido Colorado ganaría una vez más, o aliarnos, tener una hoja de ruta, pensar en el país y tirar para adelante», afirmó, desde Asunción, el candidato a vicepresidente.
Rubín tiene una extensa trayectoria como militante ambientalista y, en su labor como periodista, forjó estrechos vínculos con comunidades indígenas y campesinas. Al igual que Lugo y muchos otros miembros del Frente Guasú, levanta las banderas de la distribución de la tierra y la riqueza. Surge, entonces, la incógnita: ¿cómo hará para imponer esa agenda social en un eventual gobierno comandado por los liberales, históricamente ligados a posiciones conservadoras? El candidato responde: «Es innegable que el PLRA es visto como un partido del centro hacia la derecha. Pero más allá de eso, es una fuerza política con mucha base popular. Es tan grande que aglutina desde progresismo, incluso gente de izquierda, hasta conservadores. De hecho, en este tiempo me ha tocado hablar con la juventud liberal, que es sumamente progresista. Y en las charlas que tuve con el futuro presidente, Efraín Alegre, me llevé una grata sorpresa. Es una persona que tiene un pensamiento realmente muy parecido al nuestro. Él firmó una hoja de ruta con ocho puntos programáticos, donde se habla de equidad tributaria, soberanía energética, salud y educación pública. Entonces, cuando seamos gobierno, habrá un equipo que se encargará de hacer los seguimientos de cada programa. No es que cada partido se repartirá cargos y hará lo que quiera en su espacio. Trabajaremos a partir de consensos».

Situación crítica
Tanto Lugo como Rubín sostienen que el principal objetivo de la alianza es vencer al Partido Colorado del presidente Horacio Cartes, cuyo candidato será Mario Abdo Benítez. Aunque suele aclarar que jamás defendería las violaciones a los derechos humanos cometidas en esos años de terror, «Marito», como lo llama la prensa guaraní, reivindicó la dictadura de Alfredo Stroessner en reiteradas ocasiones e incluso sostuvo que, en su momento, fue una fuente de «estabilidad, paz y progreso» (ver recuadro). Si bien no responde al actual presidente –es un duro crítico de su gestión–, propone un modelo de país similar, ligado a los agronegocios y favorable al poder económico. Un modelo que se resume en un mensaje de Cartes dirigido a una comitiva de empresarios brasileños durante 2014: «Usen y abusen del país».
Después de casi cinco años en el poder, con mayoría en el Congreso y a cargo de 12 de las 17 gobernaciones, el balance del gobierno de Cartes no es positivo. Según datos oficiales de la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, la pobreza pasó del 26,5% al 28,8% entre 2016 y 2017. La indigencia también creció, del 5,4% al 5,7%. La realidad es aún más preocupante si se toman los indicadores de la CEPAL, que en su último informe regional habla de un 42% de pobreza y un 20% de indigencia.
Esta crítica situación podría profundizarse en caso de que los colorados accedan a un nuevo mandato. Eso es lo que sostienen los líderes del Frente Guasú y del PLRA, y quizás esa sea la razón que los llevó a reconciliarse en el terreno electoral pese a los rencores y las desconfianzas generadas en el pasado. Como dice aquel famoso verso de Jorge Luis Borges: no los une el amor, sino el espanto.

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