Fortaleza de principios

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Un multitudinario acto fue el marco para celebrar seis décadas de presencia en el ámbito de la economía social desde una mirada comprometida con la democracia, la solidaridad y la equidad distributiva. Palabras de Carlos Heller, Edgardo Form y Ariel Guarco.

Nuestros valores. Guarco, Heller y Form encabezaron el acto. El presidente del IMFC destacó la acción educativa de la entidad. (Jorge Aloy)

El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos no es ni una casualidad ni una genialidad, es una respuesta creativa del pueblo, de sus organizaciones, de sus pequeños y medianos empresarios que encontraron, a través de la integración solidaria y del accionar cooperativo, la manera de dar solución a un problema fundamental como era el del crédito. Eso es lo que estamos celebrando». De esta manera Carlos Heller definió la esencia de la entidad que, a 60 años de su fundación, mantiene en alto los valores que le dieron origen. El presidente del Banco Credicoop fue uno de los oradores del imponente acto organizado para celebrar las seis décadas de vida del IMFC, al que asistieron dirigentes cooperativos, personal e invitados especiales, más de 2.000 personas que llegaron desde diversos puntos del país hasta el complejo Parque Norte de la Ciudad de Buenos Aires. Se recibieron, además, múltiples adhesiones y saludos (ver Acompañados).
Acompañado en el escenario por Edgardo Form, presidente del IMFC, y Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional y de la Confederación Cooperativa de la República Argentina, junto con integrantes del consejo de administración del IMFC (ver recuadro), Heller repasó el devenir político y económico de la Argentina desde 1958, año de nacimiento del Instituto.

De norte a sur. Más de 2.000 asistentes de todo el país colmaron el salón donde se realizó la celebración por el 60º aniversario. (Jorge Aloy)

«Desde su declaración de principios, el Instituto plantea que su objeto social va más allá de difundir la cooperación, entendiendo que las soluciones que nuestro país requiere en lo político, en lo social y en lo cultural necesitan de la concurrencia de los distintos sectores que componen la sociedad, de los intereses de sus distintas clases sociales y de la necesidad de desarrollar un modelo, una propuesta de país que unifique a las grandes mayorías», afirmó Heller para luego recorrer el contexto histórico que dio origen a las cajas de crédito cooperativas y al IMFC (ver Rendirse, jamás). Las políticas económicas de las dictaduras militares y de la década de 1990 también formaron parte del análisis del presidente de Credicoop, quien, al respecto, afirmó: «Los procesos por los cuales pasamos están vinculados con el ajuste permanente y con los programas del Fondo Monetario Internacional, no han cambiado, siguen siendo las mismas recetas».


También se refirió a la Propuesta Cooperativa, lanzada por el Instituto en 2002, cuando Argentina atravesaba una aguda crisis económica. La Propuesta, que pronto tendrá una nueva versión, planteaba, entre otras cosas, la necesidad de una reforma constitucional. «Floreal Gorini nos decía entonces que el mérito de la Constitución es que esté actualizada, que comprenda los fenómenos nuevos que se van presentando hoy en la sociedad. Caso contrario, debemos generar un cambio, muy participativo, donde, por ejemplo, los mandatos de los legisladores no sean una representación del poder como un cheque en blanco –algo que hemos sufrido intensamente y que muchas veces lleva a que se ponga en duda la calidad de la política y de la gestión democrática– por aquella cuestión de la ruptura del compromiso del legislador, que es electo con una propuesta y con un programa y que luego pareciera que se independiza absolutamente de eso y hace lo que entiende que es más conveniente, en el mejor de los casos», señaló Heller. En 2002, el Instituto planteaba abogar por un sistema de tipo parlamentarista, proponiendo que la Constitución incluya de forma más precisa y regular una serie de mecanismos de democracia semidirecta, que permitan mejorar y reforzar herramientas como la consulta popular y referendo, dándoles carácter vinculante. La importancia de las comunas y de la descentralización en temas de salud, educación, obra pública, fue otro de los ejes de aquel documento. «Asegurar con carácter constitucional los recursos descentralizados es la herramienta fundamental para asegurar una verdadera democracia, una verdadera autonomía y la construcción de un país verdaderamente federal», afirmó Heller. Y destacó otros aspectos salientes del documento: reconocer como forma prioritaria de la organización económica la propiedad pública  (incluyendo bajo esa tipología a las empresas que producen bienes industriales estratégicos, las que explotan recursos naturales y las empresas de servicios públicos) y la propiedad cooperativa como una de las formas de economía social, otorgándole tratamiento similar al que reciben las empresas de propiedad estatal. También contempla el derecho de los trabajadores a una creciente participación en el ingreso económico, la reducción de la jornada laboral, la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres que realicen el mismo trabajo y la prohibición de trabajo a los menores de edad, entre otras reivindicaciones. «En 2002 escribió el Instituto esta propuesta y quiero decirles que, desde nuestra opinión, no hay que cambiarle nada», aseguró Heller. Y cerró con algunas consignas históricas, y aún vigentes, del IMFC, como «Un país se hace desde adentro o no se hace» y «Sin solidaridad no hay futuro». «Floreal nos dijo que otro mundo es posible, si la gente así lo desea y lucha para conseguirlo. Y ese, creo, sigue siendo el desafío que tenemos por delante», concluyó.

Pedagogía solidaria
Edgardo Form, por su parte, hizo hincapié en la labor educativa del Instituto. «No caben dudas de que, junto con las realizaciones solidarias en el campo de la economía social, el Instituto ha desplegado en estos 60 años una verdadera labor educativa. El solo hecho de crear cajas de crédito cooperativas para que los ahorros populares se canalizaran en forma autogestionada por los propios vecinos, por los propios micro, pequeños empresarios, fue un modo de demostrar que no solamente era necesario democratizar las finanzas, sino que era posible», aseguró el presidente del IMFC.


La mayoría de las cajas de crédito cooperativas que promovió y generó el Instituto Movilizador, recordó luego, tenían una biblioteca y un salón de actos. «Era para cumplir con esta misión educativa, para reunir a los asociados y brindarles, a través de charlas y a través de otras actividades culturales, la trasmisión de estos valores y estos principios. Porque desde el origen, el Instituto, como en su momento, en 1844 los pioneros de Rochdale, además de sus magníficas realizaciones solidarias, tenían una aspiración trascendente, que era contribuir a transformar el mundo».


Por otra parte, y luego de repasar los avatares que sortearon los dirigentes de las cajas de crédito, Form se refirió a los nuevos embates que está recibiendo la economía social. «Es sintomático que cada vez que el cooperativismo y el mutualismo adquieren una dimensión que compite con los mercados lucrativos cada vez más voraces comienzan a tomarse medidas que procuran limitar, cercenar, castigar, hacer desaparecer a nuestras instituciones. Estamos viviendo uno de esos momentos, quieren cobrarles a nuestras entidades una alícuota que es verdaderamente confiscatoria: el 6% sobre los patrimonios de nuestras entidades. Por supuesto, nosotros no somos simples espectadores, tenemos la responsabilidad de representar los intereses de nuestras entidades asociadas y de cada uno de los cooperativistas y mutualistas que forman parte de este gran universo», señaló. Para concluir su intervención, recordó a dirigentes y funcionarios que dejaron una huella imborrable en la historia del Instituto: Jacobo Laks, David Naishtat, Meyer Dubrovsky, Nelson Giribaldi, Tobías Fainberg, Aarón Gleizer y Juan Fernández Fernández. «Nos legaron su experiencia, su inteligencia, su contribución extraordinaria», culminó Form en medio de un emocionado aplauso del público.

Mirada internacional
Ariel Guarco, primer argentino electo como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, fue otro de los oradores del acto. En primer lugar, destacó el trabajo que el Instituto ha realizado en la promoción del cooperativismo de crédito y recordó una consigna emblemática del movimiento nucleado en el IMFC, «El dinero de los argentinos en manos argentinas», «dando el mensaje de que el manejo de las finanzas forma parte de la soberanía de un país», afirmó. «Hoy –continuó–, en un mundo tan globalizado, con modelos económicos concentradores de la economía, con movimientos especulativos que generan cada vez más pobreza, más exclusión, más marginación, el accionar de una entidad como el Instituto Movilizador se vuelve cada vez más vital». A la par, destacó el compromiso del IMFC con la Confederación Cooperativa de la República Argentina, entidad que hoy tiene a Edgardo Form como vicepresidente 1º, y su contribución a la integración del movimiento a nivel mundial, al asociarse a la Alianza Cooperativa Internacional.

Juntos. En el escenario también estuvieron presentes los consejeros del Instituto Movilizador. (Jorge Aloy)

También brindó algunos datos: 1.200 millones de personas en todo el mundo, uno de cada seis habitantes del planeta, están vinculadas con el sector cooperativo, y la facturación de las 300 empresas cooperativas más grandes del mundo alcanza un total anual de 2,2 trillones de dólares, lo que lo asemeja en números a la sexta economía del mundo. «No es una economía de pequeños para pequeños, de pobres para pobres, es una economía que tiene en cuenta al pequeño, que tiene en cuenta a todos e intenta que todos vayan teniendo cada vez una mayor posibilidad de mejor vida», dijo Guarco quien, además, recordó que, en el año 2016, la UNESCO declaró a las cooperativas y al trabajo que realizan como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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