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Generación puma

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El jugador le puso fin a una carrera que incluyó 4 mundiales y récord de presencias con la camiseta nacional. Los nuevos desafíos de un deportista con vocación dentro y fuera de la cancha.

 

Símbolo. Fue capitán del equipo nacional y uno de los líderes de la camada que ubicó al rugby argentino entre los mejores. (Fernando Sanchez Checa/ProFocus)

Felipe Contepomi abandonó el rugby casi en silencio. En realidad, todo es relativo: que haya abandonado el rugby y que lo haya hecho en silencio. Contepomi, capitán de Los Pumas durante el último Mundial de Nueva Zelanda, anunció sin bombos y sin platillos, a los 37 años, que ya no será jugador aunque seguirá ligado con el deporte. Dejó el último hilo que lo ataba a esa condición, Newman, el club al que había regresado después de más de una década jugando en Europa.
Contepomi le dio la noticia al diario deportivo Olé. «Ya está, ya no juego más», le dijo al periodista Sergio Stuart. «En realidad –agregó Contepomi– estaba que no sabía qué iba a hacer, por cuestiones del trabajo ya planeadas más algunos viajes. Porque la idea es tratar de ir al Mundial, y las fechas van a coincidir con las finales de la URBA. Entonces no iba a poder estar en Inglaterra y Newman al mismo tiempo… Así que, bueno, un poco todo eso me ayudó a tomar la decisión.»
Acaso sea el último de los mohicanos de una generación que puso al rugby argentino en la elite desde el Mundial de Gales 99, aquel de la victoria a Irlanda en el Stade Felix Bollaert y de la caída con Francia en los cuartos de final. Vendría después Australia 2003 (despedida en fase de grupos), Francia 2007 (caída contra Sudáfrica en semifinales y victoria frente a los locales por el tercer puesto), y Nueva Zelanda 2011 (derrota en octavos frente a los locales All Blacks).
El 5 de octubre de 2013, en el Gigante de Arroyito, frente a los Wallabies, Contepomi jugó su último partido con Los Pumas. Fue su partido 87, una cifra que le valió ser el jugador con más presencias en el Seleccionado argentino de rugby, por encima de Lisandro Arbizu y Rolando Martin. En toda su carrera en Los Pumas –que comenzó el 10 de octubre de 1998, contra Chile por el torneo sudamericano de Mayores– convirtió 651 puntos y también conquistó esa marca: en 2012 superó a Hugo Porta, que había alcanzado los 590 tantos.
Los Contepomi son 8 hermanos. Felipe es mellizo de Manuel, también ex jugador de Los Pumas, y actual entrenador de Newman. Ahí empezó Felipe y ahí terminó. Después de 13 años en los que jugó como profesional en el Bristol de Inglaterra, el Leinster de Irlanda y el Toulon y el Stade Français de Francia, regresó al amateurismo con el club que lo vio surgir. En el medio, creció en otros aspectos: como líder de Los Pumas y como médico.
«Para ser referente –dijo durante una charla ante empresarios– se requiere tiempo, constancia, metodología, sacrificio». Y hasta tuvo una autocrítica: «Entre 2008 y 2009, los primeros años, no fui un buen capitán. Decía lo que había que hacer pero no por convencimiento propio, sino porque así salía del grupo de líderes y quizá yo no era el primero en hacer lo que decía.»
Se recibió de médico mientras estaba en el Leinster, donde ganó la Copa Heineken de 2009, aunque haya estado ausente en la final. Había comenzado a estudiar en la Universidad de Buenos Aires, pero tuvo que cortar la carrera cuando viajó a Inglaterra. La retomó en Irlanda, en el Royal College of Surgeons de Dublín, donde se graduó en traumatología. Para los hinchas del Leinster se convirtió en el Doctor Phil. Por esas cuestiones, haberse desarrollado en el deporte pero también en la medicina, aunque haya tenido que superar una rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda, Contepomi sostiene que aquellos fueron los mejores años de su carrera, en los que además trabajó en un hospital irlandés.

 

Desarrollo y pertenencia
Ahora cursa un posgrado en Medicina del Deporte en la Universidad Católica Argentina y abrió con su padre el Centro Médico Contepomi. Ahí, en ese proyecto, por el que viajará para seguir formándose, hay una parte de las razones de su retiro definitivo del rugby. La otra hay que encontrarla en su nuevo desafío dentro del mundo de la ovalada: haber sido convocado por Daniel Hourcade, el director técnico de Los Pumas, para trabajar dentro del equipo de entrenadores de las selecciones argentinas. De hecho, hizo dupla con su ex compañero en el Bristol, Emiliano Bergamaschi, en la dirección de Argentina XV durante un torneo en Uruguay.
«Muchas veces nos equivocamos al considerar qué es el sentido de pertenencia. Para mí, es sentirse parte de un grupo y no creer que el grupo le pertenece a uno. Es una diferencia muy importante», dijo alguna vez Contepomi, perteneciente a una camada Puma marcada también por su imagen –sobreactuada por algunos medios durante el Mundial 2007– al cantar el himno argentino y el karma de lo que algunos llamaban «derrota digna». Se sabe, sin embargo, que fue más que eso.
Esa generación es la que abrió el camino para que sucedieran cosas como el triunfo del año pasado ante los Wallabies y para que el Mundial de Inglaterra que se jugará desde el 18 de setiembre no se tome solo como una simple visita a tierras británicas. «Para llegar lejos, la clave es desearlo, pero con el deseo por sí solo no alcanza. Tampoco con la suerte. Es la combinación de ambos factores y, por sobre todo, el sacrificio y las aptitudes, tanto las innatas como las que se van desarrollando», dice Contepomi en sus charlas. Esas ideas son las que ahora transmitirá desde afuera de la cancha.

Alejandro Wall

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