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Fuerte generador de trabajo, el turismo les permite a pequeñas y medianas empresas competir y complementarse con las grandes compañías. Hospedaje y gastronomía, claves para emprendedores.

 

Alojamiento. En la última década se crearon unas 5.000 empresas vinculadas con la actividad. Más del 90% son pymes. (Eduardo Dolengiewich)

El turismo se destaca por su dinamismo y por su alta incidencia en la generación de mano de obra, con un bajo impacto en el medio ambiente. Pero, además, es una actividad abierta a la integración de pequeñas y medianas empresas debido a la flexibilidad de su estructura, lo que les permite complementarse –aunque no competir– con cadenas internacionales de hoteles, de restaurantes, de atracciones o tiendas en general. Las pequeñas empresas representan el 95% del servicio turístico. La oferta comprende empresas de transporte, taxis, pequeños hoteles y casas de campo, granjas que ofrecen alojamiento y actividades rurales, guías de turismo, casas de comida, pequeñas agencias de viajes, entre otras. Todas tienen un papel fundamental ya sea económica como socialmente y también en términos de sostenibilidad.
La crisis financiera internacional impone nuevos desafíos para el sector a partir del riesgo de que se acentúe la concentración en algunas ramas de la actividad turística. En el rubro hotelero se registran fusiones de grandes jugadores del segmento. Las pymes, por su parte, encuentran complicaciones para tecnificarse, debido a que disponen de recursos limitados para desarrollar la implementación de herramientas vinculadas con las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Esto implica que su condición les da la ventaja de una mayor capacidad de adaptación a cambios del entorno, pero deben afrontar debilidades en materia de inversión.
Las principales actividades que se desarrollan en el sector en las que pueden participar pequeñas y medianas firmas están vinculadas con el hospedaje. Existen varias alternativas de financiamiento para emprender un negocio de la actividad, desde programas nacionales y provinciales de créditos hasta préstamos bancarios a tasa subsidiada. También existen consultoras que asesoran en la promoción y oferta de servicios. El desafío para emprendedores es asociarse entre distintas actividades de igual o distinto rubro con el objetivo de ofrecer paquetes completos que compitan con grandes cadenas. Desde 2003 se crearon unas 5.000 empresas vinculadas con alojamiento y hospedaje.
«Se calcula que más del 70% de los puestos de trabajo en la Argentina son generados por pymes familiares», señala un informe de Cristian Falquemberg, investigador de la Facultad de Turismo, Universidad Nacional del Comahue. Para definir la condición de pymes en el sector de hoteles de turismo, se establece que el tope de unidades de habitaciones es de 130, y en relación con el personal ocupado se estipula un máximo de 100 empleados para las medianas. En el caso de los alojamientos, más del 90% de las empresas hoteleras argentinas se encuentran en condición de pymes. El número de habitaciones promedio por establecimiento ronda las 18, y en el caso de empleados la cifra no supera los 5.

 

Hoja de ruta
La puesta en marcha de un negocio hotelero –como un hotel boutique– o local de comidas puede comenzar con un mínimo de capital y tiene como atractivo que existe demanda en crecimiento mientras que la oferta se encuentre lejos de la saturación. Otro desafío es el éxito de emprendimientos de hospedaje. La vida promedio de este tipo de negocios es de dos años y sólo una de diez supera los cinco años. Esto se debe a la falta de competencias y experiencia de la dirección de empresas y ciertas particularidades de la actividad, como, por ejemplo, la propiedad del suelo y las instalaciones por parte de los emprendedores, aspectos que prolongarían la vida y posibilidades de los propietarios para mantenerse en el mercado.
Para la estrategia de asociatividad, el Ministerio de Turismo pone a disposición de las pymes el Sistema Inicial de Gestión Organizacional (SIGO), dentro del Sistema Argentino de Calidad en el Nivel Inicial. El SIGO es una herramienta de gestión de rápida implementación que tiene como objetivo fundamental apoyar a microemprendimientos ubicados en zonas turísticas, «para conducir las empresas hacia la modernización a través de un sistema de gestión y de estándares de calidad de nivel mundial, con el fin de satisfacer las necesidades del público interno y externo y, de tal manera, lograr una mayor rentabilidad y competitividad», explican desde la cartera.
Una de las provincias con fuerte actividad turística, Neuquén, cuenta con un programa de asistencia a pequeñas y medianas firmas del sector con información comercial, financiera, capacitación, asistencia técnica, fomento del asociativismo, implementación de normas de calidad, colaboración en la promoción y en gestiones conjuntas con otras organizaciones.
Desde el sector bancario, el Credicoop ofrece financiación a la actividad hotelera y gastronómica. La línea tiene como destino la adquisición de vajilla, mobiliario, maquinaria y equipamiento de empresas relacionadas con el mercado turístico. El plazo es de nueve meses, cancelable durante la temporada alta y con tasa variable. Por su parte, el Banco Nación dispone de la Línea 400, con condiciones especiales para el sector a partir del acuerdo cerrado con la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, con un monto de hasta 80 millones de pesos y plazo de hasta cinco años para inversión y de dos para capital de trabajo. La línea contempla una tasa más baja para empresas del norte argentino.
Desde la consultora Salaün, su fundadora, Luciana Salaün, explica la necesidad del sector hotelero de contar «con un soporte integral atendiendo sus necesidades y requerimientos a través de acciones de marketing, prensa, relaciones públicas y comerciales». «Tanto un hotel que recién abre como aquel que ya está en funcionamiento, necesitan posicionarse o renovarse», afirma.

—Cristian Carrillo

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