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Hay humo en tu auto

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Mientras leyes nacionales y provinciales prohíben fumar en los transportes públicos, muchos automovilistas lo siguen haciendo en sus vehículos. Salud y seguridad vial.

 

Buenos Aires. Un proyecto de ley busca prohibir el cigarrillo en autos particulares. (Jorge Aloy)

Cinco millones de personas mueren cada año a causa del cigarrillo, 85% de las cuales son fumadores activos y un 15%, pasivos, es decir que les llega el llamado «humo de segunda mano», tanto o más dañino, ya que las partículas de humo de corriente secundaria son más pequeñas y por lo tanto llegan más profundamente al organismo.
Un cigarrillo es una suerte de caja de Pandora en la que, por ejemplo, se encuentran, entre otras sustancias, nicotina, amoníaco –cuyas partículas tardan 10 segundos en llegar al cerebro creando una adicción poderosa– y hasta polonio 210, un metaloide radioactivo que tuvo su momento de fama por ser el causante de la muerte por envenenamiento del antiguo agente de los servicios secretos rusos y enemigo de Vladimir Putin, Alexander Litvinenko, en 2006.
En junio de 2011 se promulgó en nuestro país la Ley Nacional de Control de Tabaco, Nº 26.687, que prohíbe fumar en espacios cerrados, entre ellos el transporte público. En el mismo sentido, la ley Nº 1799, de 2005, incluye la restricción en oficinas, lugares de trabajo, escuelas, restaurantes, bares, locutorios y taxis.
Ahora bien, ¿qué ocurre en los autos particulares? Una investigación llevada a cabo recientemente desde el proyecto «Buenos Aires, ciudad libre de humo» reveló que el 57% de los vehículos en los que se fuma en la ciudad pertenecen a particulares, lo que expone al conductor y a los acompañantes a los efectos nocivos del humo y aumenta a su vez el riesgo de accidentes de tránsito.
El relevamiento incluyó casi 5.000 observaciones directas de vehículos en 15 comunas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en abril de 2014, para lo cual tres grupos de investigadores se ubicaron en tres intersecciones elegidas al azar en dos horarios distintos y registraron en planillas los cuatro vehículos detenidos en el semáforo que contaran con, por lo menos, una persona fumando. Los resultados mostraron que en el 4,2% de los vehículos fumaba por lo menos una persona. A su vez, los dividieron de acuerdo con el tipo de vehículo y así vieron que de los vehículos en donde se fumaba, 32,5% eran taxis, 9,4% comerciales, un 1% correspondía a las fuerzas de seguridad y el 57,1% eran autos particulares. De aquellos vehículos en los que una sola persona fumaba, en el 83,7% de los casos el fumador era el conductor, y de los conductores fumadores, el 92,4% eran hombres.
«Fumar dentro del automóvil eleva la exposición al humo de tabaco, un factor de riesgo para varias enfermedades, calificado además como carcinógeno tipo I para los humanos por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer. Sólo en el año 2004 se estimó que el 1% de la mortalidad mundial (603.000 defunciones) fue atribuible a la exposición al humo de tabaco», asegura Marta Angueira, directora del proyecto «Buenos Aires, ciudad libre de humo». El dato que surge del estudio no es menor ya que los autos tienen dimensiones muy reducidas y las concentraciones de humo de tabaco pueden ser muy superiores que las alcanzadas en una casa, en el trabajo o en bares. Si se toma en cuenta, además, que en el 61% de los vehículos había otros ocupantes expuestos al humo ajeno, tanto adultos como niños, la situación se complica aún más.
«Un estudio desarrollado por la Escuela de Salud Pública de Harvard demostró que fumar dentro del auto, especialmente con la ventanilla cerrada, puede generar una contaminación del aire con 271 microgramos de partículas respirables por metro cúbico; un nivel altamente tóxico, en particular para los niños», afirma Nicolás Galvagni Pardo, miembro del Instituto de Ciencia y Técnica Legislativa.
La calidad del aire que respiran los chicos dentro del auto también fue motivo de estudio en Nueva Zelanda, en 2006. De acuerdo con lo relatado por Galvagni Pardo, utilizando monitores de aire portátiles ubicados a la altura de la nariz de un chico en el asiento trasero de un automóvil, los neozelandeses descubrieron que los niveles de concentración de partículas hallados fueron mucho mayores a los que se encuentran en la contaminación del aire exterior, aun frente a los peores niveles de calidad del aire.
Lo que sucede, explican los especialistas, es que aun cuando un auto esté en movimiento o estacionado, con las ventanillas abiertas, el estado del aire permanece en niveles dañinos, con el humo usualmente acumulándose en el asiento trasero. «Este dato resulta importante si tenemos en cuenta que son los menores de edad los que se encuentran en ese lugar del vehículo. Además, la Asociación de Protección Ambiental de los Estados Unidos reconoce que el humo de segunda mano en autos puede ser especialmente dañino para los chicos, porque los autos representan espacios confinados donde los menores están más cerca del fumador y de su humo. Teniendo en cuenta que los pulmones de los niños aún se están desarrollando, pueden dañarse fácilmente al estar expuestos a altos niveles de humo de segunda mano en autos, ya que éste perdura mucho tiempo después de que se deja de fumar», sostiene Galvagni Pardo.

 

Más accidentes
Fumar dentro del auto constituye, además, un factor de riesgo nada despreciable para la ocurrencia de accidentes de tránsito. En la memoria estará aún el accidente que le costó la vida al cantante Adrián Otero, cuando perdió el control de su vehículo al intentar prender un cigarrillo.
Una investigación llevada a cabo en Montreal encontró una asociación positiva entre el consumo de tabaco al volante y los accidentes de tránsito, en tanto que otro relevamiento realizado en Zaragoza, España, en 2001, demostró que los fumadores tienen más del doble de riesgo de sufrir accidentes de tránsito no fatales en comparación con los no fumadores.
Si bien aún no existe una norma a nivel nacional que contemple este tipo de situaciones –pese a que existió un proyecto en tal sentido en 2007 que modificaba la Ley de Tránsito–, hay experiencias aisladas. Desde enero de 2013 en la ciudad de Córdoba los automovilistas y motociclistas son alcanzados por la ordenanza Nº 12.104 que prohíbe fumar mientras se maneja. Otra de las iniciativas, aunque esta vez fallida, tuvo lugar en la provincia de Mendoza, cuando en octubre de 2013 se intentó agregar un inciso a la Ley de Tránsito provincial en el mismo sentido. A su vez, recientemente, en la Legislatura porteña se presentó un proyecto de ley para prohibir que los conductores de autos particulares fumen mientras manejan.

María Carolina Stegman

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