Hora de fútbol

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Tras un receso de tres meses, el certamen de 30 equipos augura una disputada competencia, con clubes grandes que apuestan a recobrar protagonismo y otros enfocados a consolidar sus progresos. Estilos de juego e interés popular en medio de la crisis.

Estreno. El campeón Lanús ante Boca, en la primera fecha del certamen que finalizará en 2017. (Télam)

 

Pasaron 93 largos días para el regreso del torneo de Primera División, desde aquel partido en que Lanús goleó 4-0 a San Lorenzo y se consagró campeón, hasta el viernes 26 de agosto, cuando Sarmiento derrotó 1-0 a Arsenal en Junín. El campeonato que se inició vuelve a jugarse a 30 fechas –con una, la 24, de clásicos– y terminará a mitad de 2017 con un campeón y con el descenso de cuatro equipos. En el torneo pasado, Rosario Central estuvo cerca acceder a la final. También Godoy Cruz de Mendoza. De ahí que los denominados grandes afrontarán este torneo con cierto lastre, ya que en el úlimo terminaron lejos en la tabla. Sobre todo, Boca y River, y en menor medida Independiente y Racing. Cada uno con prioridades y presiones diferentes. Lo cierto es que ha llegado la hora de hablar del juego, una práctica en desuso en el último tiempo en el fútbol argentino, convulsionado por la intervención del gobierno en la AFA y la falta de liquidez de los clubes.
Las realidades de Boca y River, los poderosos del fútbol argentino, van por caminos opuestos. River, de entrada, ganó la Recopa Sudamericana, y Marcelo Gallardo sumó su quinto título internacional, lo que equivale a la mitad de los de River en toda la historia. A pesar de la ida de Marcelo Barovero al Necaxa de México –el juvenil Augusto Batalla ocupará el arco–, mantiene a Jonatan Maidana como el pilar de la época dorada, y a Leonardo Ponzio, Andrés D’Alessandro –quien puede volver a ser el mago de las pisadas, los pases y la conducción– y Lucas Alario, delantero que ya debutó en la selección. Atacar a través de la posesión de la pelota es la idea de Gallardo, no el único recurso. Boca, de antemano, empezó el semestre con la eliminación ante Independiente del Valle en las semifinales de la Copa Libertadores, lo que precipitó las salidas de Agustín Orión y Daniel Díaz. Guillermo Barros Schelotto, que había encontrado cierta seguridad en el juego desde su llegada, con comunicación y presión en todas las líneas, trastocó jugadores y esquemas y cambió de posición a Carlos Tevez. En la zona de definición, incorporó a Darío Benedetto, quien sufrió una lesión en el  comienzo de la temporada. Lo considera el 9 que necesita Tevez, aunque el propio Apache no haya coincidido con su contratación. En esa búsqueda, plagó de mediocampistas al plantel y, en una primera impresión, parece deshilachado arriba y abajo. Guillermo, ídolo de Boca, tendrá que rearmar ahora el rompecabezas con el objetivo de que el cuadro xeneize vuelva a los primeras planas.

 

Novedades
Racing (Ricardo Zielinski), Independiente (Gabriel Milito) y San Lorenzo (Diego Aguirre) tienen entrenadores nuevos. Víctor Blanco, el presidente de Racing, despidió a Facundo Sava después del debut en la temporada con caída frente a Lanús en la Copa Bicentenario. Milito, hombre de la casa, arranca de cero luego de la etapa de Mauricio Pellegrino; y San Lorenzo terminó con las idas y vueltas con Pablo Guede y contrató al uruguayo Diego Aguirre. Ninguno de los tres trajo un refuerzo de lujo, una categoría en la que podría entrar Teófilo Gutiérrez. El colombiano llegó a Rosario Central y compartirá el ataque con Giovani Lo Celso y Marco Rubén, un trío de temer para un Central que apuesta a ratificar su protagonismo. De Lanús partió el central paraguayo Gustavo Gómez al Milan, aunque Jorge Almirón tiene con qué para pelear: más allá de Miguel Almirón, Lautaro Acosta y José Sand, claves del campeón, su equipo jugó como él quiso, con velocidad y ataques rápidos. También, porque de imprevisibilidad y sorpresa está hecho el fútbol, habrá novedades en el campeonato.

Gallardo. Buscará revalidar su exitosa gestión en River en el torneo doméstico. (Télam)

 

«Analizando las ideas de cada entrenador y los antecedentes buscados por sus equipos, en el mapa de los DT se desprende que la mayoría apostará por un juego en donde prevalecerá el ataque y la búsqueda del arco rival asumiendo riesgos, por encima de los planteos más defensivos. Habrá para todos los gustos, pero también hay un sistema táctico que se impone sobre el resto: el 4-2-3-1, que será utilizado por 15 de los 30 entrenadores de Primera División, escribió el periodista y director técnico Christian Leblebidjian en La Nación. Otro apunte, al menos entre los grandes, es la escasa participación de jugadores surgidos de las inferiores en la base de los equipos titulares: aparece Batalla en River –y sumamos a D’Alessandro, de 35 años–, Tevez (32) en Boca, Lisandro López (33) en Racing y ninguno en Independiente y San Lorenzo. En este contexto, Batalla es la excepción que confirma una regla que, de alguna manera, filtra la crisis del fútbol argentino. A contramano, la edad promedio de los entrenadores (46 años) está por debajo de la de las ligas más importantes del mundo, como la española, inglesa e italiana. La entrada popular de Primera aumentó: de 150 a 200 pesos. Nada, sin embargo, parece frenar el deseo de ir a la cancha, un plan que cuesta un poco más caro que en Brasil, Chile y Uruguay, pero más barato que en Europa, o de mirar un partido por televisión. Porque el fútbol es demasiado deporte para ser solo un negocio.