27 de mayo de 2014
Aguas «ensuciadas», aire «escupido y airado», «transparencia y cielo»: el escenario que inaugura los Incidentes advierte acerca del universo en alta definición al que se ingresa, uno que convoca la atención de todos nuestros sentidos. Se trata, como sugiere la etimología, de una caída hacia dentro: afuera, la «anochecida noche de titilante negro» difumina los contornos. Como influencia, primero, aunque no sólo, se lo identifica a César Vallejo, la tremenda libertad de Trilce. Aquí, Susana Cella reúne también las formas y las tensa para decirlas: «Escribir es el intento de conformar en el lenguaje algo que sobreviene e insiste, es seguir un impulso y enfrentarse a un reto», respondió a Marian Lutzky en una entrevista. Julia Sarachu prologa, refiriéndose al desarrollo narrativo del libro, un ciclo que incluye zonas de exquisita incertidumbre a las que se arriesga el lector. Incidentes continúa el trazado que Cella había iniciado con poemarios que van desde Tirante hasta Entrevero, y se suma a una bibliografía que reúne, además, novelas, ensayos, traducciones, obra académica y periodística.
—Valeria Tentoni
