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La lucha y la furia

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«Furia Travesti Siempre. Un abrazo», fueron las últimas palabras que dejó Lohana Berkins como legado a sus compañeras y compañeros. La dirigente trans Marlene Wayar presenta el espacio multisectorial que lleva el nombre de la histórica activista.

 

Pionera. «Vino de Salta, de una soledad inmensa, y se autotransformó», dice Wayar. (Jorge Aloy)

Lohana es una militante, activista, una inspiración internacional. Ella vino desde Pocitos, Salta, desde la soledad inmensa de estar como niña en una esquina prostituyéndose y creció, aprendió y se autotransformó y transmutó tantas veces. Ella, Nadia Echazú, Diana Sacayán, son la metáfora perfecta para seguir insistiendo en fortalecer la democracia, democracia que tiene que ser fortalecida incluyendo en la mesa política a las travestis y con nosotras a todos los sectores más vulnerados». Así, conjugando los verbos en presente, Marlene Wayar, activista trans, define los motivos que impulsaron, el día de la muerte de Lohana, a la creación de la organización que hoy lleva su nombre.
Berkins, histórica dirigente trans, fundó en 1994 la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (alitt) y fue una de las principales impulsoras de la Ley de Identidad de Género aprobada por el Congreso en 2012. También fundó la primera cooperativa de trabajo de travestis y transexuales «Nadia Echazú» y el bachillerato trans Mocha Celis. Falleció el 5 de febrero después de  varias semanas de internación.
«La Colectiva Lohana Berkins es un espacio multisectorial, multigeneracional, multipartidario y multicultural pero, ¿cuál es el denominador común? Que somos maricas, tortas y travestis y que,  vengamos de donde vengamos, no negociamos eso. Hay una pertenencia súper diversa, no de una diversidad sexual sino de una diversidad mucho más compleja», cuenta Marlene, a quien Lohana legó la posta para continuar su camino.
La Colectiva tiene varios retos. Por un lado, el impulso de la ley de cupo laboral trans a nivel nacional que siga los lineamientos que existen en la provincia de Buenos Aires que crea en el sector público un cupo mínimo de al menos un 1% de los empleos para personas trans. Para Marlene, el cupo laboral es el piso mínimo. «Queremos cupos en las Legislaturas, en Diputadxs, Senadorxs en todos los lugares de representación política, porque la mirada travesti es totalmente diferente a la heterosexual. Para nosotras es importantísimo plantearnos al Estado en sus funciones paternomaternales y hacer una crítica a la paternomaternidad hetero porque desde los colectivos que hemos sufrido estigmatización, hay un afuera que te hiere y que te maltrata pero cuando volvés a tu casa estás en un nuevo campo de batalla donde vos sos marica y tu familia es heterosexual. Nosotrxs podemos hacer pedagogía al respecto».
Otro de los ejes de la Colectiva es la ley de reparación histórica que implica el reconocimiento  de la persecución sistemática por parte del Estado, a través de la Policía, que sufrió la comunidad travesti. «Queremos que lo reconozcan, que pidan disculpas y un resarcimiento económico. Hubo un Estado que a niños y niñas, por nuestra identidad, nos condenó a estar en situación de prostitución. Sin ser ingenuas y pensar que de un día para el otro se va a abolir la prostitución, el Estado debe trabajar en políticas públicas y generar condiciones para que las personas superen la pobreza, la indigencia y no caigan en la prostitución».
Desde su surgimiento, la Colectiva participó en el paro nacional efectuado por ate, en la Marcha por el Día Internacional de la Mujer y en la del 24 de Marzo. «Fue una estrategia comenzar a salir de cara a la amenaza laboral de un montón de compañeras y compañeros estatales en espacios donde muchas personas trans se integraron en los últimos años. Fue una forma de repudiar los despidos pero también repudiar el vaciamiento de políticas públicas que impactan en las comunidades más vulnerables de la sociedad».

Maria Sol Wasylyk Fedyszak

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