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La mínima diferencia

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Trabajar a nivel de átomos y moléculas permite la mejora de productos y abre la puerta a una nueva oferta. Las oportunidades para las pymes se ubican en el eslabón intermedio de la cadena.

 

Nanomemorias. En el país se desarrollan bajo supervisión del Ministerio de Ciencia y Tecnología, con destino al ensamble de satélites. (INTI Comunicación.)

A las grandes cosas las definen pequeñas diferencias. La industria argentina comenzó hace unos pocos años a invertir en investigaciones en nanotecnología. Todavía incipiente, la tendencia apunta a la mejora de productos y servicios más que a la creación de nuevas opciones. La relevancia de la nanotecnología reside en la posibilidad de controlar la materia en la nanoescala –que trabaja con medidas equivalentes a
una milmillonésima parte de un me-
tro–, con alto impacto en la producción de bienes, salud, medio ambiente, entre otros. En la Argentina hay muchas empresas que están dedicadas a la nanotecnología y otras en camino. Actualmente son más de 20 las compañías que utilizan esta disciplina en el país y hay cientos de investigadores abocados a descubrir oportunidades. Este año el sector nanotecnológico empleará en forma directa a 11.000 personas, que forman parte de 400 pymes industriales.
A partir de la invención del llamado microscopio de efecto túnel, a mediados de los años 80, la nanotecnología es objeto de estudio y análisis particular permitiendo a muchos investigadores reenfocar su actividad o identificar nuevas aplicaciones. Se trabaja al nivel de los átomos y las moléculas, lo que habilita la creación de una gran cantidad de aplicaciones no solo en medicina, sino también en electrónica e indumentaria –como ropa que elimine la transpiración o antibacteria-na–, entre otras. La nanotecnología actúa como un potenciador de otras tecnologías tradicionales y ofrece una oportunidad para nuestro país en la innovación y la generación de mejores productos adaptados al mercado local y regional.
«La nanotecnología aplicada a la industria tiene tres grandes áreas: una que corresponde a los nanomateriales, otra de nanointermediarios o insumos y un área final, la más visible, de los nanoproductos o productos que utilizan nanotecnología», explicó  Daniel Lupi, presidente de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN). Lupi enfatiza la importancia del segundo nivel, en el que están los nanointermediarios, pequeñas y medianas empresas que se dedican a proveer a las grandes de insumos mejorados por la nanotecnología. Esta actividad, por su realidad física extremadamente pequeña, sitúa muy cerca al laboratorio de la fábrica. Cuando se trabaja en laboratorio se está en los niveles semiindustriales.
Las características particulares que definen su cadena de valor hacen que sea una tecnología disruptiva y revolucionaria pero que en casi todos los casos lleva a modificaciones evolutivas en los productos existentes y no nuevos nanoproductos. Las nanotecnologías tienen un carácter transversal. No puede considerarse la existencia de un mercado de nanotecnología sino de una cadena de valor, explican desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
Un primer gran eslabón de la cadena está conformado por las nanomaterias primas, como nanopartículas, nanotubos, dendrímeros y materiales nanoporosos. El siguiente eslabón es el de productos intermedios que incluyen nanocomponentes: recubrimientos, textiles, chips de memorias, nanosistemas de liberación controlada, biomateriales y materiales estructurales, entre otros. Este sector abarca potencialmente a todo el ámbito productivo y ofrece muchas posibilidades de inserción para las pequeñas y medianas empresas. Por último, el sector de productos terminados que incorporan nanotecnologías. Este sector, si bien suele estar dominado por grandes empresas, ofrece oportunidades para pequeñas y medianas en nichos de mercado específicos, según detalla un informe del INTI.
Entre las pymes exitosas en la cadena se destacan Nanotek y Lipomize. La primera produce actualmente nanopartículas (nanometales, nanoóxidos y nanoaleaciones), desarrolla procesos utilizando nanopartículas (para remediación ambiental, mitigación de arsénico en aguas de napas, de impregnación de nanopartículas en textiles) y nanoproductos para ser incorporados (como estabilizadores de suelos, pinturas, vestuario y accesorios de uso hospitalario, calzados y ropa deportiva). Por su parte, la santafesina Lipomize tiene tres líneas de productos y una de servicios. Liposomas –pequeñas burbujas hechas con el mismo material que la membrana celular que permiten transportar diversos componentes en su interior– como insumos para productos cosméticos, para productos nutracéuticos y fármacos liposomales (producto semiterminado farmacéutico, con aplicaciones en nutrición y oncología).
La lista de planes bajo la tutela de la FAN incluye el desarrollo de cosmetotextiles, equipos de micro y nanofluídica para electroforesis de biomoléculas (para miniaturizar todos los ensayos de rutina de un laboratorio), sistemas de reparación con distintos tipos de micro y nano refuerzos, sistema nanotecnológico de detección de bacterias patógenas, desarrollo de superficies micro y nano estructuradas por ablación láser y microviscosímetro de sangre, entre otros.

Cristian Carrillo