La mirada de Jacobo Laks

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En 1989 el dirigente analizó la situación del movimiento cooperativo y advirtió sobre la profundización del modelo neoliberal.

 

Visión clara. «La única garantía para afianzar la democracia es la participación popular en su defensa y la aplicación de la ley».

De extensa trayectoria en entidades de la economía solidaria, autor de libros como Qué pasa con las cooperativas y La banca cooperativa y el sistema financiero nacional, Jacobo Laks fue un dirigente de notable capacidad analítica y formación teórica, características que le permitieron evaluar con agudeza diferentes procesos políticos, sociales y económicos por los que pasaba la Argentina. En una nota que ofreció a Acción en enero de 1989, Laks analizó la situación que atravesaba el movimiento cooperativo y anticipó las medidas económicas que se iban a aplicar en el país a partir de los 90.
«En general, se puede decir que la nota dominante es que todos los movimientos populares están atravesando tiempos difíciles, ya que el imperialismo, las empresas capitalistas y las trasnacionales han avanzado en los últimos años», reflexionaba Laks sobre el escenario político-económico mundial. Consultado por los efectos concretos de su análisis, el dirigente tucumano sostenía que «los países se encuentran encadenados por la presión de la deuda externa, por las políticas de ajuste que achican sus economías, y porque hay disminución del producto bruto interno per cápita, grandes evasiones de divisas, falta de ingreso de capitales, atraso, pobreza y desempleo». Todas esas consecuencias, según Laks, eran producto de «la profundización de la dependencia».
Abocado al estudio del cooperativismo –Laks tuvo una extensa presencia en los máximos foros internacionales–, el dirigente sostenía en la entrevista que, frente a «la política de los monopolios y las trasnacionales», el movimiento cooperativo debía organizarse «para presionar cambios en la orientación económica». De no ser así, explicaba el entonces presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), «se va a encontrar con graves dificultades como ya tienen los sectores de la pequeña y mediana empresa, las capas medias y los amplios sectores del consumo».
La visión de Laks sobre el cooperativismo argentino no solo abordaba la coyuntura. Su posición era estratégica cuando pensaba en la perspectiva y en los principios esenciales del movimiento nucleado en el Instituto Movilizador. «Una de las grandes lecciones que aprendimos en estos 30 años del Instituto –decía– es que el movimiento cooperativo es una unidad; no nos seduce la idea de proclamar solamente los éxitos económicos, sino la de concebir la cooperación como un movimiento que se inserta en los cambios profundos de la sociedad y la posibilidad de que accedan amplías masas a un papel protagónico en la vida nacional». En sintonía, el dirigente agregaba: «Nosotros, como cooperativistas, entroncamos nuestro pensamiento con dos vertientes que entendemos fundamentales: las ideas avanzadas de la cooperación, inspiradas en los principios éticos y morales de las organizaciones de raíz proletaria, y las ideas de los constructores de nuestra patria, los hombres de Mayo y de la Independencia».
Laks fue uno de los fundadores de la Mercantil Sociedad Cooperativa de Crédito Limitada de Tucumán y un férreo defensor de los valores cooperativos durante los embates de las dictaduras de 1966 y 1976, posición que le valió la persecución durante el gobierno comandado por Videla. «Venían a buscarlo para cobrarle el derecho de tener ideales y pensar distinto», recordaba el expresidente del IMFC, Segundo Camuratti, en un homenaje realizado tras cumplirse el décimo aniversario de la muerte del dirigente, ocurrida en 1996. Precisamente, desde 1988 y hasta 1996, Laks fue el titular del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, tiempo de gestión que lo colocó, junto a Amero Rusconi y Floreal Gorini, entre los cooperativistas que presidieron el IMFC por mayor tiempo. «Nosotros nos proponemos tener empresas que cumplan con la función para la cual se organizaron y, sobre esa base, hacer que el asociado, los empleados y el público en general se preocupen por los cambios de la sociedad a la cual pertenecen», aseguraba Laks al momento de explicar el compromiso social que guiaba a las cooperativas, entidades que se plegaban al devenir de los movimientos populares. Se trataba, según el cooperativista, de «una actitud ético-política» de la economía solidaria.
Tal como se mencionó, Jacobo Laks sufrió la persecución de la dictadura cívico-militar de 1976, y con la restitución de la democracia y la presidencia de Raúl Alfonsín, el titular del IMFC no desatendió las posiciones del movimiento sobre los derechos humanos. «Está comprobado que en el camino de afianzar la democracia no funcionan los atajos; la única garantía es la participación popular en su defensa y la aplicación de las disposiciones legales a quienes la violan. Negociar al margen del pueblo y retorcer la legislación bajo presiones inadmisibles es atentar contra la moral republicana y abrir paso al golpismo. Los cooperativistas nos hemos movilizado junto a toda la ciudadanía para evitar la pérdida de lo que tanto costó conseguir, las libertades públicas, el estado de derecho», manifestaba el dirigente.
En referencia a la herencia de la dictadura, la cuestionada Ley de Entidades Financieras creada por Martínez de Hoz, Laks la rechazaba y subrayaba la necesidad de su modificación. Cuando estaba concluyendo el Gobierno de Alfonsín en 1989 y viendo que no hubo variaciones en la ley, el cooperativista decía: «Nuestra lucha por una nueva ley va a continuar porque de ella dependerá que tengamos una realidad económica favorable al desarrollo, al crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, al mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores asalariados». Bandera que aún hoy continúa latente como una de las demandas más importantes del cooperativismo argentino nucleado en el IMFC.
Con una militancia social forjada desde su juventud, Jacobo Laks concluyó su larga y fecunda trayectoria en el movimiento cooperativo presidiendo el IMFC hasta 1996. Poco antes de iniciarse la década del 90 con su modelo de profundización neoliberal, el dirigente adelantaba que «esta política económica y su continuidad significan más pobreza, más atraso, más dependencia». Los acontecimientos futuros demostraron que el análisis de Laks no era un mero pronóstico agorero. En reconocimiento a su valorada tarea, desde la fundación en 2002, una de las salas del Centro Cultural de la Cooperación lleva su nombre.

Maximiliano Senkiw

 

 

Sede propia

La Regional Buenos Aires del IMFC inauguró en 1972 el local de Luis María Drago 440. Asistieron al gran acto delegados y representantes de entidades sociales. Hubo discursos y agradecimientos. Los oradores por el IMFC fueron el presidente, Amero Rusconi, y el secretario del Consejo Regional, Meyer Dubrovsky.