La pionera del sur

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Fue una de las entidades señeras del movimiento nucleado en el IMFC y ayudó a expandir el financiamiento solidario en territorio bonaerense.

 

Aniversario. El 31 de octubre de 1976 los asociados de la caja bahiense celebran con una cena de camaradería los 15 años de la entidad.

En 1961, mientras se expandían las cajas de crédito en todo el país, un grupo integrado por pequeños y medianos empresarios y profesionales decidió conformar una entidad cooperativa en Bahía Blanca con el objetivo de fortalecer el acceso a los recursos financieros de sectores como comerciantes, industriales, productores agrarios y trabajadores. Con el asesoramiento del Instituto Movilizador, los bahienses Néstor Naifleisch y César Fernández Elizalde lograron constituir poco a poco una comisión promotora que daría origen a una de las entidades de crédito solidario más importantes del movimiento. Tras varias reuniones y con casi un centenar de personas comprometidas, los impulsores convocaron el 11 de junio de 1961 –en el Club Napostá– a la asamblea constitutiva que daría forma legal a una nueva caja que, a partir de ese momento, llevaría el nombre de Caja de Crédito Bahiense Cooperativa Regional de Crédito, Consumo y Vivienda Limitada. Un mes después, en julio de 1961, la entidad comenzó a operar bajo la presidencia de Atilio Tomassini. «Partimos de la premisa de que el dinero invertido en la zona debe estar al servicio de las fuerzas económicas de la misma zona», aseguraba uno de los primeros boletines informativos de la caja. La posibilidad de un acceso al crédito solidario no tardó en tener respuesta: en el primer año de funcionamiento, la caja  pasó del centenar de impulsores originarios a tener cerca de 1.700 asociados.

 

Camino a la consolidación
Según Roberto Cimatti, autor del estudio Las cajas de crédito de Bahía Blanca y del sudoeste bonaerense (1961-1979), el período comprendido entre 1964 y 1972 representó para la entidad crediticia un momento de gran proyección social y cultural. A pesar de los momentos críticos que vivió el cooperativismo de crédito a mediados de la década del 60 con la ofensiva al sector por parte de la dictadura de Juan Carlos Onganía, la Caja de Crédito Bahiense se consolidó como una experiencia motora que irradió el ideario solidario en toda su zona de influencia. Fue en 1964 cuando el IMFC invitó a la caja a formar parte de su Consejo Central en reconocimiento a la labor de difusión cooperativa que había logrado la entidad. Ese mismo año, el propio crecimiento de la Caja de Crédito Bahiense llevó a su Consejo de Administración a iniciar las gestiones para la construcción de un edificio propio que se inauguraría en 1967 mediante un crédito otorgado por el IMFC. Previo a ello, la caja bahiense había atravesado el duro ataque del año 1966 que impuso la aplicación de la ley 16.898, una normativa que buscaba apartar al cooperativismo de crédito de la escena económica nacional. En ese contexto, la entidad fue un puntal en la defensa del cooperativismo al movilizar y promover en la región distintas acciones que se acordaban desde las cooperativas nucleadas en el IMFC: solicitadas, reuniones con funcionarios, dirigentes y organizaciones sociales, y encuentros intercooperativos fueron parte, entre otras actividades, de la lucha que encaró la caja.
La presencia comunal de la entidad y la respuesta favorable de la comunidad sirvieron  como caso ejemplar para la creación de otras cooperativas. Así, en los años 1964 y 1965 se conformaron las cajas de crédito Whitense, Riverense, Tres Arroyos y Las Villas, entre otras. Paralelamente, mientras crecían las experiencias en la región, la caja bahiense aumentaba su papel con una importante intervención en la ciudad. Desde sus comienzos impulsó obras de pavimentación, financió la instalación de redes de gas natural, brindó apoyo a diversas escuelas e instituciones de bien público y promovió la cultura y el deporte a través de iniciativas que incluían salones de pintura, ayudas a colectivos artísticos, becas, conciertos y distintos eventos deportivos. En 1970 inauguró el Club Cooperativo Caja de Crédito Bahiense – Centro Recreativo, Deportivo y Social. Asimismo, la tarea de difusión cooperativa se consolidó con la edición de Noticiero (1967) y Actividades (1970), dos publicaciones que aportaban a la divulgación del movimiento solidario.
A partir de 1973 y hasta 1979, y ya con una plena inserción social, se inicia una segunda etapa para la entidad. Es en este período cuando la regional Buenos Aires del IMFC decide instalar, en 1973, oficinas en La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca para fortalecer el desarrollo del movimiento. Precisamente, desde la oficina regional bahiense se crea, entre otras iniciativas, el Centro de Trabajo Bahía Blanca de Idelcoop al tiempo que la entidad crediticia continúa otorgando préstamos, financiando obras públicas y realizando diversas actividades de extensión comunitaria.
En 1974 la entidad sufrió un atentado que marcaría el complejo horizonte que se avecinaba para las cajas de crédito: en la madrugada del 26 de enero, un explosivo destruyó parte de las instalaciones de la caja. El mismo día, el Consejo de Administración difundió un comunicado en el que aseguraba que «la mano ejecutora de tan vandálica agresión responde a los mismos intereses que han pretendido permanentemente cercenar la acción que, en defensa de lo auténticamente nacional, desarrolló el movimiento cooperativo de crédito».  No fue el único atentado: el 20 de febrero de 1976, el edificio de la caja fue nuevamente atacado, esta vez con ráfagas de ametralladora. Poco tiempo después, el 24 de marzo, al iniciarse la última dictadura militar, el consejero Héctor Furia y el síndico suplente Roberto Melinsky fueron detenidos por el Ejército. A esas agresiones se sumaron allanamientos a la caja de crédito, inspecciones del Banco Central y una clausura que, luego de las movilizaciones y la solidaridad intercooperativa, se logró levantar aunque con efectivos militares que controlaban el ingreso al edificio.

 

Un horizonte complejo
En ese escenario y con la implementación del decreto-ley de Entidades Financieras sancionado y promulgado el 14 de febrero de 1977 (una avanzada legal que nuevamente buscaba eliminar al cooperativismo de crédito) la caja bahiense comenzó a liderar las gestiones para constituir un banco cooperativo, la alternativa que, después de varios meses de planes de lucha implementados por el IMFC,  había logrado que las entidades cooperativas no desaparecieran. Tras un complejo proceso de fusión de las cajas del sudoeste bonaerense que fue conducido por la entidad bahiense, el 2 de enero de 1979 el Banco Central aprobó la creación del Banco Coopesur Cooperativo Limitado. El 16 de febrero se realizó en el local de lo que había sido la Caja de Crédito Bahiense la asamblea constitutiva de la nueva cooperativa. El 15 de junio de 1979, el banco inició finalmente sus actividades sin perder los valores heredados que habían nutrido el desarrollo de las cajas de crédito. Se inauguraba así una nueva etapa para el movimiento en la que, más allá de las dificultades, persistió el ideario histórico que promovió, desde los comienzos, una actividad de administración democrática, vocación de servicio hacia los sectores económicamente desprotegidos y una concepción soberana de la actividad financiera.

Maximiliano Senkiw

 

18 de noviembre de 1995

El Coro Credicoop cumple un hito significativo: junto con el Coro Polifónico Municipal y la Orquesta Sinfónica Juvenil, ambas de San Martín, actúa en el Teatro Colón de Buenos Aires, ante 1.200 personas que escucharon de pie por negarse el teatro a colocar sillas sin un pago previo no aceptado por los cantantes.