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Las vaquitas son ajenas

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Las políticas implementadas por el gobierno profundizaron la crisis de la producción tambera en un contexto de concentración y extranjerización del sector. Pérdida de rentabilidad ante el aumento de tarifas, insumos básicos y caída del mercado interno.

En rojo. Los pequeños y medianos productores atraviesan problemas críticos. (Jorge Aloy)

La pérdida de la nave insignia de la lechería argentina y del cooperativismo agrario (SanCor) dejó al desnudo una política de concentración y extranjerización que redundó en perjuicios directos para las economías regionales. Si a esta situación se le suma la retirada del Estado y la idea de que el mercado debe autorregularse, en perspectiva, el porvenir solo permite entrever consecuencias negativas para este ámbito. La política de Cambiemos generó las condiciones para empeorar una ya mala situación del sector lácteo. Primero eliminó los derechos a la exportación de maíz en simultáneo con una fuerte devaluación del peso, lo que profundizó la crisis de la economía tambera por un aumento de los costos internos vía el traslado del precio internacional del grano. A esto se sumaron las inundaciones y, luego, una sequía que se encontró además con un mercado interno retraído y el precio internacional de la leche en baja. Para completar el cóctel explosivo los productores sufrieron, como toda la población, el efecto de los tarifazos.
Según datos del Instituto de Economía del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) publicados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), respecto al año pasado, los insumos sufrieron un incremento mayor que el precio de la leche, con lo cual el tambo argentino promedio dejó de ser rentable. En febrero y marzo pasado, la rentabilidad promedio ponderada de todas las regiones tamberas  fue de -0,1% y 0,2% vs. 2,4% y 2,5% en los mismos meses de 2017. Las proyecciones hasta mayo se mantienen en esta sintonía. La devaluación de ese mes modificó la ecuación de la mayoría de las actividades productivas, pero mientras el sector concentrado amplió sus márgenes, las economías regionales sufren por el traslado a precios internos de la suba del tipo de cambio.

Costos
Datos del INTA Rafaela muestran que en el último año –medido al primer trimestre de 2018 contra mismo período de 2017– el valor promedio nominal de la leche recibido por el productor se ajustó en un 15,8%, mientras que el maíz y el alimento balanceado subieron un 48,8%, el expeller de soja –un producto que se obtiene luego del proceso de extrusado y prensado– un 38,3% y la pastura de alfalfa (sin fertilizar) un 29,5%, entre otros costos. Este cálculo no contempla la corrida de mayo que derivó en una suba del dólar de 22% en un mes. El costo promedio de un tambo mediano en la cuenca lechera del oeste de Buenos Aires fue en marzo pasado de 5,65 pesos por litro versus un precio máximo para ese segmento de 5,87 pesos; mientras que el de uno pequeño se ubicó en 5,92 pesos contra un valor máximo de 5,80 pesos. En tanto, el costo promedio de un tambo grande en el oeste bonaerense fue en mayo de 5,16 pesos por litro y un precio máximo de 5,97 pesos por litro, según datos  de la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste. Pese a esta situación, los funcionarios nacionales y los representantes de las grandes cámaras del sector continúan mostrándose optimistas. Mientras que el director nacional de Lechería, Alejandro Sammartino, estimó para este año un crecimiento de entre 3% y 4% en la producción lechera, el presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), Miguel Ángel Paulon, enfatizó la importancia de colocar productos lecheros en el exterior, ya que la suba del dólar favorece la rentabilidad en el mercado externo.

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