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Referentes de la economía social de Francia participaron, en el CCC Floreal Gorini, de un intercambio con dirigentes y académicos locales. Las dificultades del contexto actual y el rol del cooperativismo en ese marco fueron los ejes del debate.


Otra perspectiva. Lamarche y Grenier: miradas sobre el sector solidario francés. (Julieta Dorin)

Un intercambio acerca de la situación de la economía solidaria en Francia y Argentina. Tal fue el eje del panel, coordinado por Patricia Arpe, directora del departamento de Proyectos del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, al que asistieron referentes de ambos países. Estuvieron presentes en la charla –organizada junto con la Universidad Nacional de Moreno (UNM) y realizada en el Centro Cultural de la Cooperación–, el profesor Thomas Lamarche, de la Université París Diderot – París 7, y la dirigente cooperativista Noémie de Grenier. Ellos forman parte de las entidades Manucoop –conformada por académicos– y Coopename, integrada por trabajadores autónomos. Ambas están caracterizadas por la investigación y la acción, dijo Lamarche y agregó: «La cooperativa es una herramienta de trabajo común».
«Definimos lo que hacemos como un proyecto de cooperación de trabajo, pero que mira hacia la utopía de armar una nueva forma de mutualismo, un mutualismo de trabajo, donde nos juntamos para trabajar y para enfrentar riesgos que tenemos en común. Esto implica que la cooperativa tenga una visión de construir alianzas con otros colectivos de trabajadores, y un proyecto de crecimiento muy grande», expuso, a su vez, De Grenier en medio de fuertes críticas a la idea neoliberal de asemejar a los individuos a empresas, bajo el concepto de ser «emprendedor de sí mismos».
Los dirigentes franceses explicaron que el movimiento cooperativista de su país se enfrenta a que «el gobierno de Macron está muy alejado de la economía social y solidaria», e incluso «el Estado tiene una acción coercitiva al servicio del mercado», produciéndose, según ambos referentes, «un fuerte golpe a las organizaciones colectivas del mundo de trabajo». En Francia, el gobierno ya impuso la reforma laboral que, advirtió De Grenier, sus efectos ya pueden palparse, y constituye «una ley para proteger a los empleadores que no cumplen con la ley». «Hay muchas similitudes entre la situación de Argentina y Francia», señaló a continuación.

Ajuste y flexibilización
Al respecto, el coordinador del Departamento de Economía Política del CCC, Martín Burgos, sostuvo que «al revés de Francia, nosotros tuvimos una experiencia bastante interesante de redistribución del ingreso y de desconexión con el neoliberalismo». En este sentido, comparó los modelos anterior y posterior a 2015 y afirmó que «actualmente los ajustes se dan en el mercado de trabajo», a la par que advirtió que «a mismo nivel de PBI, el modelo anterior generaba más trabajo que este».
En la misma línea se expresó Pablo Tavilla, decano del Departamento de Economía y Administración de la UNM. «En períodos como 1964 a 1974 o 2003 a 2012, hay crecimiento del PBI, la productividad, la inversión, los salarios y el empleo. En los 90, el periodo en el que más se profundizó la flexibilización laboral, creció exponencialmente el desempleo, la informalidad, la precarización», dijo, al tiempo que enfatizó que «la economía social también tiene que ser parte de una estrategia de desarrollo».
«Tenemos que construir un sector empresario, social, comprometido, democrático, gestionado por los trabajadores, consumidores y productores, en condiciones de disputar otra economía», destacó, por último, César Basañes, gerente de la Confederación Cooperativa de la República Argentina. Si bien el dirigente señaló que aún quedan cuestiones por resolver al interior del sistema cooperativo, expresó que «tenemos la formidable experiencia del Credicoop, que ha sido forjada por los condicionamientos de los distintos gobiernos neoliberales y las dictaduras».

 

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