11 de marzo de 2015
El rock y su vínculo con la literatura es el eje de la nueva
propuesta que se inició en el complejo de la avenida Corrientes.
Las charlas tendrán lugar los primeros jueves de cada mes.
Apertura. Scaricaciottoli y Petrillo en el primer encuentro sobre literatura y rock, una de las propuestas del CCC para 2015. (Facundo Nívolo)
Literatura y rock es el título del nuevo ciclo inaugurado en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, iniciativa que los primeros jueves de cada mes abrirá un espacio de debate sobre el vínculo entre el rock y la poesía argentina. Organizado por el Departamento de Literatura del CCC, el ciclo abre un espacio de debate, reflexión y producción, con reuniones participativas donde referentes de ambos universos compartirán sus experiencias. A cargo de la coordinación del primer encuentro estuvieron los investigadores del Centro Cultural de la Cooperación Mauro Petrillo, docente de Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y el también docente de dicha casa de estudios Emiliano Scaricaciotolli, autor, con Oscar Blanco, del libro Las letras de rock en Argentina. De la caída de la dictadura a la crisis de la democracia.
«¿Desde dónde abordar al rock? y, al mismo tiempo, aquellos que somos apasionados por la literatura, ¿qué tipo de conexión se puede encontrar entre el rock y la literatura sin que el rock deje de ser rock y sin que la literatura deje de ser literatura?», preguntó Scaricaciotolli al iniciar su intervención. Luego, hizo mención a los comienzos del rock nacional, y en este marco hizo referencia a uno de los primeros conjuntos de rock en la Argentina, Manal. Recordó que su baterista y cantante, Javier Martínez, reconoció que en el momento de su formación (1968) solían escuchar muchas letras de tango, aunque el rock nace como un género que buscaba «oponerse» al género del arrabal. «Era común –subrayó– que los artistas de rock más conocidos de nuestro país se nutrieran de otros géneros: Litto Nebbia se nutrió de la bossa nova, Miguel Abuelo del folclore». Por último, y vinculado con el tema eje del ciclo, Scaricaciotolli afirmó: «El rock tiene muy poco de literatura, en realidad tiene muy poco de poesía. Si tomáramos cualquier letra de rock hoy en día y la empezáramos a leer en voz alta, sonaría verdaderamente mal, le faltan muchas cosas a esa letra de rock. Sin la música, sin la articulación y la inflexión de la voz, sin todo ese componente que implica cantarlo, queda bastante en duda hasta dónde la letra de rock es rica en sí misma, más allá de la música, más allá de la composición». «Muchas veces –destacó por otra parte el investigador– el rock dijo aquello que la literatura no se animaba a decir, o sea que a ese grado metafórico que se le atribuye a la literatura también el rock ha salido al cruce diciendo aquello que habitualmente se ocultaba. Por ejemplo, puede señalarse la canción “Alicia en el país”, de Serú Girán».
Petrillo, por su parte, mencionó el fenómeno de la inmigración y su influencia tanto en el rock como en el tango. «El tema de la inmigración es un punto clave, que es ineludible en el tango y en el rock. Por ahí la diferencia es que en el tango es el inmigrante el que se instala en la Argentina y en cierto mundo ensoñador y nostálgico y de arrabal y de sufrir construye el tango, y la Argentina se adueña de ese tango, pero su origen es el de una Argentina mestiza». Respecto del rock, por el contrario el investigador afirmó que «si bien viene con una estructura concreta, fue transformado por cada país muy rápidamente a su idiosincrasia». «Nuestro rock –concluyó Petrillo– terminó siendo muy diferente a sus influencias de origen, incluso en los primeros tiempos. La música de Pescado Rabioso es un gran ejemplo de eso».
—P. de M.
