18 de febrero de 2019
A ocho años de la rebelión contra el régimen de Muamar Gadafi, los libios, lejos de haber conquistado un régimen democrático, permanecen en un caos que se eterniza sin soluciones a la vista. Dos autoridades se disputan el poder en Libia. Por un lado el Gobierno de Unión Nacional (GNA), surgido en 2015 tras un acuerdo impulsado por la ONU, con sede en Trípoli. Por otro, una autoridad rival en el este del país, controlada por el Ejército Nacional Libio (ENL) autoproclamado por el mariscal Jalifa Haftar. Para aumentar su influencia, Haftar se lanzó a la conquista del sur, una vasta región desértica marginada por las autoridades de transición sucesivas, refugio de yihadistas y traficantes de todo tipo. Desde que cayó el gobierno de Gadafi, en 2011, Libia se desgarra por las luchas que libran las numerosas milicias o decenas de tribus, componentes esenciales de la sociedad libia.
