14 de mayo de 2018
El Fondo Monetario Internacional presidido por la exministra de Economía de Francia, Christine Lagarde, actúa con la Argentina tal como lo hizo con Grecia. Al mismo tiempo que alentaba a los Estados europeos a facilitar la reestructuración de la deuda griega, el FMI mantenía su bastión argumental y programático que consistía en exigir reformas radicales. Y en el mismo momento que pronunciaba palabras de respaldo, el FMI se negaba a reestructurar los 30.000 millones de euros que el Fondo le prestó a Grecia a cambio de una camisa de fuerza de ajustes. Así, Christine Lagarde aplicó en Grecia todas las recetas de ajuste tradicionales que redujeron el PBI, aumentaron la desocupación y bajaron salarios. Para la sociedad griega, el FMI es el emblema de todos los sacrificios impuestos desde 2010: pérdida del 30% de los salarios, recorte del sueldo mínimo, pobreza en incremento, poda en las jubilaciones, servicios públicos sin presupuesto, aumento de impuestos y tarifazos.