1 de junio de 2020
El Banco Nacional de Datos Genéticos, surgido de la lucha de las Abuelas de Plaza de Plaza de Mayo, cumple 33 años de vida. Su labor permitió recuperar la identidad de niños apropiados por la dictadura cívico-militar y el regreso a sus familias verdaderas, en la mayoría de los casos. De acuerdo a la directora del BNDG, Mariana Herrera Piñero, la entidad busca mejorar sus capacidades y recobrar «el rol histórico» que tiene en el campo de los derechos humanos. Así, Herrera Piñero sostuvo que va dejando de ser «un laboratorio que hacía análisis» y se va convirtiendo en un espacio que colabora en las investigaciones de la Justicia, que asesora a otros países con problemáticas similares y que, además, trabaja junto a Abuelas de Plaza de Mayo para seguir convocando a más personas con dudas sobre su identidad. La responsable del organismo cuestionó el «bastardeo a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia» del Gobierno de Mauricio Macri. A la vez, Herrera Piñero destacó el rol «político» y simbólico del organismo que es el de preservar y «continuar» con el legado iniciado hace más de 40 años por un grupo de mujeres que quiso saber cuál había sido el destino de sus nietos y que nunca aceptaron dejar de buscarlos.