Los cerebros de las mujeres

Tiempo de lectura: ...

(Foto: Narchitects)

Ciertos discursos científicos han servido a lo largo de la historia para justificar distinto tipo de injusticias. Durante el siglo XIX, mientras los primeros movimientos de mujeres sufragistas avanzaban en su lucha por el derecho al voto, médicos y biólogos «exploraban» los cerebros en busca de diferencias que sirvieran como fundamento de la proscripción de la población femenina. La presunta superioridad del cerebro masculino, debido a su mayor tamaño y complejidad, explicaba, entre otras cosas, la incapacidad de las mujeres para participar de la vida pública. En la actualidad, de la mano de las neurociencias, una nueva camada de científicos y divulgadores vuelven a indagar en estas diferencias. «El cerebro femenino tiene muchas aptitudes únicas: habilidad para involucrarse profundamente en la amistad, capacidad casi mágica para leer las caras y el tono de voz en cuanto a emociones y estados de ánimo, destreza para desactivar conflictos», asegura, por ejemplo, el best seller de la neuropsiquiatra Louann Brizendine. En otros ejemplos, la neuroquímica del cerebro explicaría la dificultad de los varones para realizar las tareas del hogar y, también, la mayoritaria presencia masculina en puestos de gran responsabilidad –y mejor remunerados–, ya que sus elevados niveles de testosterona y dopamina los predispondrían a elegir situaciones de riesgo y competencia. «El determinismo biológico», dice el neurobiólogo británico Steven Rose, «está vivo y goza de buena salud. Y apunta a localizar todo –desde el amor romántico hasta la orientación política– en regiones del cerebro, reduciendo la persona a la pura biología».

Estás leyendo:

Los cerebros de las mujeres