Formada para mejorar las condiciones laborales de quienes se dedican al particular oficio del referato, la entidad rosarina está conformada por 140 integrantes que obtienen diversos beneficios gracias a la organización autogestiva y solidaria.
28 de diciembre de 2018
Asociados. Gastón Benítez, Nahuel Viñas e Iván Ávila, a punto de comenzar su trabajo. (Gentileza Cooperativa de Árbitros)
En un ámbito como el del fútbol, donde las pasiones y las emociones generan encendidas polémicas y grandes controversias, la figura del árbitro es fundamental: es el encargado de aplicar en forma oportuna, justa y ética, las reglas dentro del campo de juego.
Pero, ¿qué es lo que lleva a una persona a elegir este oficio, que muchas veces es ingrato? «Los que llegan a esta profesión lo hacen porque tienen algún familiar que fue árbitro o porque somos jugadores frustrados porque no tuvimos la suficiente habilidad para ser futbolistas y el arbitraje es una forma de estar dentro de la cancha», cuenta el réferi rosarino Matías Kraier. También señala que otro de los motivos, es que se trata de un oficio con una inmediata salida laboral.
En 2008, un grupo de réferis que pertenecían al Colegio de Árbitros de Rosario decidió comenzar un camino autogestivo. La idea fue impulsar un proyecto colectivo que les permitiera dignificar su trabajo y recibir mayores ingresos. Así nació la Cooperativa de Árbitros de Rosario, que en sus inicios tenía 55 asociados. Los beneficios se vieron de inmediato. «Esta profesión sufre una gran precarización y con la cooperativa logramos mejorar nuestras condiciones laborales y también que la totalidad de la retribución que cobramos por cada partido dirigido, vaya directo a nuestro bolsillo, sin descuentos. Solo se retiene un pequeño porcentaje para el mantenimiento de la entidad», explica Kraier.
Sin saber muy bien cómo iba a funcionar la cooperativa, el grupo fue ganado confianza y respeto dentro del mundo futbolístico. «Uno de los objetivos principales que nos propusimos fue la profesionalización del fútbol del Interior y hoy podemos decir que lo estamos cumpliendo. Llegamos a participar de ligas importantes, tanto del mundo profesional como amateur», comenta Kraier.
Capacitación
Una vez terminada la carrera, el réferi profesional está habilitado para dirigir partidos de ligas y torneos locales, regionales, nacionales e internacionales, de distintas categorías. Para proveer de herramientas a sus 140 asociados, la cooperativa rosarina brinda capacitación, actualización reglamentaria, instrucción técnica, asesoramiento legal y entrenamiento físico permanente, además de otros servicios y beneficios. Aunque son numerosos los aspirantes que ingresan a la escuela de formación de árbitros que tiene la cooperativa, son pocos los egresados que deciden dedicarse al referato. «Ser árbitro no es para cualquiera –dice Kraier–. No es fácil soportar permanentemente los reclamos e insultos de los hinchas, los jugadores y de todo el plantel de los equipos. Si no podés contener las ganas de saltar el alambrado para ir pegarle a uno que te escupió, no podés dirigir», agrega risueño.
Pero no todos los que eligen al arbitraje como salida laboral quieren o pueden dedicarse tiempo completo al oficio. Para obtener buenos ingresos, es necesario acceder a dirigir en distintas ligas y torneos, y pasar varias horas dentro de la cancha, manteniendo la compostura. Por eso, muchos réferis también trabajan en otros ámbitos. Kraier, por ejemplo, trabaja en otra cooperativa, Tecso, dedicada al software.
Más allá de los errores que puedan cometerse, considera que «el árbitro argentino está muy bien preparado porque los hinchas son muy pasionales, quisquillosos y puntillosos en cuanto a la labor del réferi. Por otro lado, el fútbol argentino, y también el sudamericano, tiene mucho roce y rispideces, lo que hace que los árbitros tengan el ojo muy agudizado. Aunque lo más fácil es culpar al árbitro por las equivocaciones de los jugadores
–concluye–, creo que el arbitraje argentino es de los mejores del mundo».