Manos a la olla

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En 2001, cinco mujeres decidieron unirse para enfrentar las dificultades económicas de la época y buscar una salida laboral para sus hijos. Hoy tienen diversas unidades productivas que incluyen catering para empresas, viandas escolares y un bar.

Nuevo proyecto. Froche y Ferrau en el bar, la apuesta más reciente de la entidad.

El cooperativismo no es para cualquiera. Acá cada uno tiene su manera de pensar, pero con respecto a la idea de cooperativa, tenemos parámetros de solidaridad comunes. Entender eso es un proceso y una responsabilidad colectiva», dice Favio Ferrau, secretario de la cooperativa gastronómica Evencoop, ubicada en el barrio porteño de Liniers e integrada por 19 trabajadores.
Fue en 2001 cuando cinco mujeres decidieron unirse para paliar las dificultades económicas de la época. «Empezamos preparando comida para las comisiones de asociados del Banco Credicoop y no tardamos en darnos cuenta de que necesitábamos mozos para los eventos», manifiesta Olga Froche, integrante fundadora de Nutricoop, cooperativa que tres años después dio lugar al surgimiento de Evencoop. «Nos enteramos de que en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos había un maitre que dictaba un curso de protocolo formal de servicio y les propusimos a nuestros hijos, que tampoco encontraban trabajo, que lo tomen», explicó. Los seis jóvenes que se capacitaron fueron los mismos que en 2004 dieron inicio a la cooperativa Evencoop. Al año siguiente, Nutricoop se disolvió y dos de sus exintegrantes, entre ellas Olga, se sumaron a la nueva entidad.
En 2005 les surgió una oportunidad diferente: se acababa de declarar la emergencia alimentaria en la Ciudad, que exigía al Gobierno de Aníbal Ibarra un refuerzo nutricional en las instituciones que se encontraban bajo su dependencia. Los chicos que asistían a las escuelas públicas debían tener garantizada una vianda, que consistía en un sándwich y un alfajor o una fruta. Evencoop obtuvo la concesión para el armado de 300 unidades diarias.
Los trabajadores se esmeraron en perfeccionar esa labor y ganaron experiencia en la compra, el almacenamiento y la distribución. Hoy producen 4.000 viandas, tienen una camioneta propia con equipo de frío y compraron freezers para abastecer a las 20 escuelas en las que reparten los refrigerios. «Somos muy conscientes de que lo que producimos es para pibes que podrían ser nuestros hijos y que en la mayoría de los casos es la comida fuerte que reciben en el día, por lo que las preparamos con gran compromiso», expresa Ferrau. El 3% del total de viandas está en manos de tres empresas del sector cooperativo: Evencoop, La Cacerola y la Asociación Civil Red de Barrios. «Si fuésemos empresas privadas, seríamos competencia. Pero nos ayudamos mutuamente. Hemos hecho muchos trabajos juntos y en algunas ocasiones compramos mercadería en común para pelearles el precio a los proveedores», manifiesta Ferrau.

Impulso fundamental
Durante la gestión del gobierno anterior adquirieron maquinaria para la panadería a través del financiamiento brindado por el Programa de Trabajo Autogestionado del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Asimismo, consiguieron cubrir por dos años los tres meses de receso escolar de verano, en los cuales la cooperativa deja de tener el ingreso de las viandas. Hoy cuenta con cuatro unidades productivas. En el local de Liniers, que pudieron compraron hace algunos años, funciona la panadería y también se lleva a cabo el armado de viandas escolares. A pocas cuadras se encuentra la cocina en la que producen la comida para catering y refrigerios para instituciones privadas. Por último, hace tres meses abrieron un bar en la esquina de Lisandro de la Torre y Caaguazú. «Compramos el fondo de comercio, adecuamos el lugar y sumamos a tres compañeros. Apostar a un proyecto nuevo nos generaba incertidumbre, pero hoy por hoy es como nuestro bebé. Cuando lo veamos funcionar, vamos a buscar otra cosa para hacer», dice Ferrau. Froche es la más grande de la cooperativa y planea jubilarse en algún tiempo. «Una de las ideas que teníamos cuando empezamos era dejarles un futuro asegurado a nuestros hijos. No hay nada más lindo que ver que hoy hay nuevos jóvenes integrándose al proyecto. Ojalá que puedan sumarse muchos más».

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