Más allá de los muros

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La cooperativa de trabajo textil correntina, fundada oficialmente en 2013, tiene entre sus asociados a personas privadas de su libertad y también a ex trabajadoras de talleres clandestinos.

Salida laboral. Billordo, Fernández, Gonzáles, Maiolino, Ayala Landaida, Sosa y Lucio Mauriño (El Vértice), en el taller textil. (gentileza elefante negro)

Romper con los círculos de pobreza y exclusión e incorporar en el sistema cooperativo a los excluidos son los objetivos de Elefante Negro, una cooperativa de trabajo ubicada en la ciudad de Corrientes que apuesta a recuperar la dignidad y la identidad de hombres en situación de cárcel mediante la generación de entramados productivos.
El proyecto surgió en el año 2006, a partir de la incorporación de un taller de gráfica textil como herramienta de educación en oficios en la Unidad Penitenciaria Nº 1 de la ciudad de Corrientes. El Vértice, asociación civil correntina, fue la impulsora de dicha actividad dentro del complejo contexto carcelario. A partir de esa experiencia se creó, en marzo de 2013, una cooperativa compuesta por 10 personas que funciona fuera de la cárcel pero que cuenta con la participación de 3 internos del penal. Afuera realizan la confección ex trabajadoras de talleres clandestinos de costura.
«La modalidad de trabajo es dinámica, entre todos resolvemos cómo realizar cada tarea, teniendo en cuenta la confección que requiera cada prenda y atendiendo a los mínimos detalles. En nuestra práctica se construye una democracia directa, inclusiva, donde todos somos protagonistas y la asamblea semanal es el ámbito donde se construye saber y libertad, donde se debate y se realiza el porvenir», cuenta la presidenta de la entidad, María de los Ángeles Maiolino.
La confección de las prendas se produce en el espacio que funciona fuera de la cárcel, mientras que el estampado lo realizan  internos del penal. Vestimenta de trabajo industrial (ambos, pantalones, camisas), son los principales productos, aunque los integrantes de Elefante Negro tienen pensado diversificarse. Entre sus  clientes más importantes se encuentran el Estado provincial y algunas empresas constructoras. Por otra parte, y buscando dar valor agregado al trabajo, se generaron alianzas y colaboraciones con artistas correntinos y otros actores del sector textil para la creación de una línea de remeras premium, que han sido seleccionadas para participar de la feria de trascendencia nacional Puro Diseño.

Evitar la reincidencia
Claudio Marcelo Silvero, ex interno del penal y socio de Elefante Negro, destaca el significado de formar parte de la cooperativa: «Es algo único y especial, ya que salís de la cárcel con una fuente de trabajo. Es lo más lindo que le puede pasar a una persona privada de su libertad, que sea capacitado y formado para poder tener una forma de llevar su vida digna mientras cumple su pena, ya que por la falta de oficio y de trabajo muchos se encuentran en ese lugar». También integran Elefante Negro Nora Billordo, Yenni Fernández, Alicia Gonzáles, Vanesa Ayala Landaia y Claudio Sosa.
En la provincia de Corrientes más de un tercio de la población es pobre y la generación de fuentes genuinas de empleo es muy baja. En cuanto a los ex presidiarios, más del 45% no tiene empleo y el resto se emplea en la informalidad. Las tasas de reincidencia en el delito ascienden a más del 40%. En la Unidad Penitenciaria Nº 1, que alberga unas 600 personas, el 87% no accede a ningún programa productivo y más de la mitad, a ningún plan educativo. Es en este contexto que Elefante Negro emerge como un factor clave para abordar la problemática de la reinserción laboral en la provincia y convertir el cooperativismo en una herramienta de capacitación e integración social.
«Nuestro modelo cooperativo es un proyecto de esperanza y de transformación para los que nunca tuvieron nada, los excluidos de todos los tiempos y los desesperanzados. Por eso creció en la cárcel, en el oscuro estómago de la prisión, hace ya más de 7 años. Y logramos romper con los muros punitivos y con los muros ideológicos. Pudimos romperlos con la fuerza de la inventiva, el compromiso y la certeza de libertad», subraya Maiolino.
En la segunda mitad de 2012, tanto el Superior Tribunal provincial como la Cámara de Diputados de Corrientes declararon de interés el proyecto, y el 24 de setiembre del mismo año la jueza de ejecución de condena generó un dictamen favorable para que dos presidiarios accedan al sistema cooperativo en carácter de socios. Asimismo, Elefante Negro, junto con El Vértice, cumplen con un programa permanente de educación, en el cual participan más de 30 personas presas.
En el territorio de la cárcel, asegura Maiolino, el rol de El Vértice es fundamental: «La cárcel no sólo es el ámbito donde los compañeros se forman en el diseño, la serigrafía y las técnicas de termo-estampado sino que es el ámbito donde se despliega el proyecto histórico y cooperativo: el camino hacia la libertad a través de la organización social del trabajo». Entre los proyectos a futuro figuran el de seguir integrando a personas en situación de cárcel y a las víctimas de explotación laboral en talleres textiles clandestinos.
«Ojalá esto sirva de base y de ejemplo para que todos ayudemos a mejorar nuestro mundo, a incorporar como un modelo de vida el cooperativismo, y por sobre todo, para repensar y fortalecer este desfasaje que se produce cuando las personas que cumplieron su pena salen del contexto de cárcel –expresa Maiolino–. Y concluye: «Si es con un oficio aprendido y un trabajo seguro, se logra romper con este círculo vicioso de reincidir. Y que esto no suene a una frase utópica sino que se pueda hacer realidad».

Jorge Santacecilia

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