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El Ministerio de Salud estudia las nuevas imágenes que aparecerán en los paquetes de cigarrillos. La efectividad de la medida y su impacto en fumadores y no fumadores.

 

Estrategia. Ya son 40 los países que obligan a incluir fotografías en los atados. (Jorge Aloy)

Que fumar es perjudicial para la salud nadie lo duda. Basta con advertir algunas cifras que reflejan las consecuencias de este hábito: más de 5 millones de personas muertas en el mundo a causa del tabaquismo cada año, cifra que, proyectada y sin medidas sociosanitarias preventivas, se elevará a 10 millones para  2030; 7 millones de ellas en países pobres. A su vez, se estima que la mitad de los fumadores muere de una enfermedad relacionada con el consumo de tabaco y que viven en promedio entre 10 y 15 años menos que los no fumadores. En Argentina, unas 40.000 personas fallecen anualmente a causa de afecciones vinculadas con el consumo de tabaco.
Una de las medidas tendientes a reducir el consumo a nivel local fue la implementada a través de la Ley Nacional 26.687 de Control del Tabaco, promulgada en 2011 y que determina la prohibición de fumar en espacios cerrados de uso público. Si se compara la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos llevada a cabo entre mayo y julio de 2012 con la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2009 parece haber cierta esperanza: mientras en 2009 el 27,1% de la población fumaba, tres años más tarde esa cifra era del 22,3%. A su vez, entre 2009 y 2012 hubo una reducción de 700.000 fumadores en Argentina. Pero esta no es la única estrategia desplegada a partir de la legislación vigente, ya que también desde hace un año se incorporó a los paquetes de cigarrillos fotografías y textos alusivos al daño que fumar provoca en el cuerpo. Hasta el momento, las Encuestas Mundiales de Tabaquismo en Adultos y Jóvenes realizadas por la cartera sanitaria en Argentina en 2012 demostraron que el 32,9% de los adultos fumadores pensó en dejar de fumar como consecuencia de estas advertencias y que el 45,9% de los jóvenes también lo hizo.
Ahora llega el momento de recambio de las imágenes para no generar acostumbramiento entre los fumadores, y el Ministerio de Salud de la Nación se encuentra seleccionando el material para buscar las 10 iconografías que más impacto causen en la población argentina.
Las fotografías y textos, que fueron obtenidos de los Bancos de Imágenes del MERCOSUR y de la Organización Mundial de la Salud, muestran piernas con gangrena, cuerpos mutilados, fumadores en estado terminal, abortos espontáneos, ojos abiertos a fuerza de ganchos, tumores en la boca y pulmones destruidos por el tabaco, entre otras.
«Estamos haciendo un estudio de investigación para saber cuáles son las imágenes, dentro de 49 preseleccionadas, que más impacto van a tener dentro de la población argentina, y, de esta manera, elegir las que pueden desalentar a los fumadores de seguir fumando y las que evitarán que muchos adolescentes se inicien en el consumo», asegura Jonatan Konfino, coordinador del Programa Nacional de Control de Tabaco, quien  agrega, además, que «el hecho de pensar en advertencias sanitarias como estas es pensar en una acción concreta comparable con una campaña de vacunación».
Las reacciones de los fumadores frente a las imágenes de los paquetes indudablemente dependen de cada uno de ellos. «Hay mucho de omnipotencia, de “a mí no me va a pasar”, hay fumadores que agarran el paquete y lo dan vuelta, o lo cubren. No obstante, los resultados preliminares de la investigación indican que las imágenes que más impacto provocan entre las personas son las que definen claramente al tabaquismo como una adicción y las que advierten sobre los efectos del cigarrillo en las embarazadas y en el feto», sostiene Konfino.
Por su parte, Marta Angueira, coordinadora del Programa de Prevención y Control del Tabaquismo de la Ciudad de Buenos Aires, señala que este tipo de estrategia «permite llegar a  un gran número de personas, porque para una persona que fuma 20 cigarrillos por día en un año son 7.200 veces que se expone a la advertencia».
«Los pictogramas hacen que las personas que no pueden leer un texto completo puedan entender el mensaje también. Además, como la industria toma las marquillas como un elemento promocional, de esta manera dejan de serlo. Las imágenes que se utilizan impiden el hecho de que la industria use atractivos diseños en el empaque para identificar la marca y hacerlo más atractivo a los jóvenes», explica la especialista, quien además dirige el Proyecto Buenos Aires, ciudad libre de humo.
Entre los primeros países en poner imágenes en los paquetes de cigarrillos figuran Canadá, que lo hizo en 2001, y Brasil, que siguió sus pasos un año después. Según Angueira, a esta altura se ha reunido evidencia de la efectividad de esta estrategia en más de 40 países.
Los expertos confían en que esta medida es eficaz para disuadir a los fumadores y alejar a quienes aún no han caído en esta adicción: «Los fumadores van a fumar menos, y esto se va a traducir en un impacto en la salud de ellos. También tendrán un beneficio indirecto las personas que no fuman pero que están delante de un fumador. Sabemos que en Argentina, de 2005 a esta parte, hay casi un millón menos de fumadores y, sin dudas, esto responde a una combinación de estrategias, entre ellas las advertencias sanitarias en los paquetes», refiere esperanzado Konfino.
«Es importante resaltar que las advertencias sanitarias en los envases de cigarrillos son parte de una política integral de control de tabaco y son una herramienta muy útil con excelente relación costo beneficio; de allí la importancia de realizar evaluaciones del impacto y la calidad de estas advertencias con el fin de poder corregir lo necesario», concluye Angueira.

María Carolina Stegman