13 de enero de 2021
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que su país le ofrecía asilo político a Julian Assange luego de que una jueza británica dictaminara que por ahora no sería extraditado a los Estados Unidos. La declaración sorprendió porque existe una idea muy difundida: que a López Obrador no le interesa la política internacional y que solo busca tener buen vínculo con los EE.UU.
Desde que fue sacado de la embajada de Ecuador en Londres por la policía británica pendía sobre la cabeza de Assange la extradición para ser juzgado por traición, aunque originalmente el poder judicial inglés lo buscaba por una denuncia de violación ocurrida en Suecia. Assange siempre dijo que EE.UU. lo buscaba por haber revelado las atrocidades que sus soldados habían cometido en Afganistán e Irak, entre otras denuncias. Vale recordar que varios diarios como New York Times y The Guardian los publicaron y difundieron.
En el caso de México, los cables de Wikileaks demostraron el nivel de espionaje que hacen en ese país las agencias de inteligencia de EE.UU. Y su divulgación permitió que el público conociera detalles de la relación entre ambas naciones.
López Obrador habló de perdón, indulto y libertad y dijo que su país estaba dispuesto a otorgarle asilo. Hay tres elementos a tomar en cuenta, en primer lugar la propia situación del Assange, sin libertad desde hace casi diez años. Por otro, México tiene una tradición de brindar asilo a personas perseguidas, desde quienes se exiliaron huyendo de las dictaduras de Francisco Franco o de Jorge Rafael Videla, hasta la ayuda a Evo Morales para salir de Bolivia. También es una forma de recordarle a Joe Biden que México tiene voz propia, aunque siempre esté tan cerca de EE.UU; porque no se puede mudar de barrio.