México y las muertes silenciadas

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El asesinato del periodista Javier Valdez, del diario La Jornada, puso nuevamente a México en la discusión pública. En lo que va de 2017, siete periodistas han sido asesinados en ese país por apenas cumplir con su trabajo. Y en los últimos 17 años, esa cifra asciende a 126 reporteros asesinados, de acuerdo al registro que lleva adelante la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Más allá de que a veces se silencie, la situación social y política en México es sumamente grave y debe llamar a la reflexión (y acción) de los latinoamericanos. Hay más datos que lo evidencian con claridad: el año que pasó, 2016, hubo 3.803 desaparecidos, cifra reconocida por el propio Estado mexicano. El narcotráfico y sus diversas connivencias con la élite política de ese país han llevado a esta tragedia, donde incluso algunos analistas se atreven a utilizar categorías como «Estado fallido» para dar cuenta de la gravedad del asunto.
Sin embargo, el resguardo mediático que tiene el gobierno de Enrique Peña Nieto fronteras afuera de su país es igualmente asombroso, visto y considerando la magnitud de los acontecimientos. Hay minuto a minuto –tergiversado por intereses de fondo– de lo que sucede en Venezuela, pero ni una palabra en la mass media regional sobre la crisis humanitaria mexicana. Esto obedece a una razón fundamental: la derecha latinoamericana sabe que de invertirse la ecuación político-electoral en México –con un hipotético triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018– el propio mapa regional podría cambiar, reimpulsando un nuevo ciclo de gobiernos nacional-populares, progresistas y de izquierda.
Por ello, el México que no sale en los grandes medios amerita toda nuestra atención y solidaridad.

 

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