Con 18 integrantes, la cooperativa de Lomas de Zamora encontró en el trabajo colectivo una clave para crecer. A pesar de la recesión económica, van por más objetivos: energías renovables, certificaciones de calidad y sumar nuevos asociados.
12 de septiembre de 2018
Codo a codo. Rea, Guariglia y Villanueva frente a una de las sedes de la entidad. (Ramiro Domínguez Rubio)
Era el año 2013 cuando Daniel Guariglia, maestro mayor de obra, habló con su amigo y compañero en la rama de la construcción, Calos Rea, para comentarle una idea que venía rondando en su cabeza: quería conformar un equipo de trabajo colectivo, sin jefes. «Me pareció que de esa manera podíamos obtener más beneficios que trabajando de forma independiente. Si cualquiera de los actuales 18 integrantes que somos se registraba como responsable inscripto y quería presentarse a una obra o licitación de manera independiente para trabajar, era mucho más complejo el ingreso. Entonces hablé con Carlos, que es hoy el secretario, y comenzamos a buscar asociados», explica Guariglia, presidente de la cooperativa.
Así nació Surco Construcciones, en la localidad de Lomas de Zamora. «Encontramos en el cooperativismo una forma de organización virtuosa para el sector de la construcción. En muchas obras, la necesidad te lleva a veces a no estar registrado para trabajar, y eso hoy lo resolvimos de inmediato para nuestros socios», dice Guariglia, que también destaca la importancia que tuvo relacionarse con otras organizaciones para afianzar su camino y entablar alianzas: «Nos vinculamos mucho con la Federación de Cooperativas Autogestionadas de Buenos Aires y de este modo tambien con otros colectivos de trabajo, poniendo la mejor voluntad para la interrelación. De hecho, nuestra sede administrativa central está en la Fundación Campichuelo, de la misma federación. Creo que estas asociaciones promueven la confianza entre los trabajadores». Actualmente, la sede central de la cooperativa funciona en la Fundación de Organización Comunitaria, donde realizan trabajos de mantenimiento en tres jardines de infantes de la entidad.
Proyectos
Surco no solo apunta a dedicarse a la rama de la construcción, sino que aspiran a nuevos proyectos y explorar otras actividades: «Nuestro equipo posee distintas aptitudes técnicas que nos permiten animarnos a otras ramas. Tenemos un proyecto de energías renovables que vamos a presentar para recibir un subsidio, un plan para fabricar y comercializar herramientas desde un taller y, también, queremos certificarnos con las normas de calidad ISO. Eso nos permitirá participar de más licitaciones y lograr un salto de calidad». Los desafíos que atraviesan a la organización, explica su presidente, no solo son externos y relacionados con generar excedentes: «Debemos trabajar en nuestra comunicación interna. A veces tenemos la mitad de los socios trabajando en una obra y la otra, ociosa. Entonces no nos vemos con la cotidianeidad de una empresa normal y eso nos afecta internamente para realizar asambleas, actividades o capacitaciones. Además, debemos aplicar una mejor organización en lo administrativo, lo contable nos excede».
El actual contexto de recesión económica no es ajeno a la actividad de la cooperativa: las licitaciones de obra pública fueron mermando tras la decisión del actual gobierno de bajar el gasto público. «La inflación y el ajuste en la obra significó que ahora haya una competencia más agresiva, porque muchos salen a ofrecer su trabajo a un precio menor que en el mercado. Nosotros podemos competir contra una empresa, pero no con los monotributistas aislados que bajan al máximo su valor. Perdimos varias licitaciones de esa forma. Por eso buscamos otras alternativas de ingresos», asegura Juan Villanueva, tesorero de Surco, quien agrega que la situación es mucho peor para otras cooperativas: «Conocemos organizaciones a las que les llegan 90.000 pesos de luz o 60.000 de gas. Una locura. Hoy, nuestro principal gasto fijo son los seguros de accidente de trabajo, pero la falta de demanda del sector hace que todo se contraiga y las obras se frenen».