Nuestro modelo de país

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Las confederaciones cooperativas y mutuales de la Argentina difundieron un mensaje conjunto que se presentará a los candidatos presidenciales y legislativos. Desafíos y propuestas de un sector que provee servicios a 28 millones de personas. Documento ampliado de COOPERAR.


(Bibiana Fulchieri)

La fortaleza de las cooperativas y de las mutuales proviene de décadas de inversión con impacto social positivo, de permanencia y cumplimiento de los compromisos aun en las peores crisis del país, siempre sobre la base de una gestión empresarial y social eficiente». Esta es una de las ideas centrales del «Mensaje de las Cooperativas y Mutuales Argentinas a los Candidatos en las Próximas Elecciones Nacionales», documento emitido en conjunto por las siete confederaciones cooperativas y mutuales del país. Una propuesta a los dirigentes políticos que establece la necesidad de constituir un modelo de desarrollo nacional donde las entidades solidarias ostenten un rol relevante, teniendo en cuenta que es un sector que brinda servicios a más de 28 millones de personas en todo el territorio nacional y genera 300.000 puestos de trabajo de forma directa.
El rol vital de las cooperativas y mutuales no es nuevo: tienen una presencia de más de un siglo en la Argentina, desempeñándose en ámbitos tan diversos como el industrial y agropecuario, ahorro y crédito, seguros, vivienda, salud, servicios públicos, consumo, educación, turismo, trabajo, previsión y seguridad social, entre otros. Pero además, cooperativas y mutuales son administradas por asociados elegidos democráticamente en sus asambleas y poseen otro rasgo fundamental: no tienen fines de lucro. Y gracias a esto, el desarrollo de las comunidades, sobre todo las del interior del país, encuentra en este tipo de entidades un soporte fundamental, dado que en muchos casos brindan prestaciones esenciales allí donde no llegan ni el mercado ni el Estado.
El escrito fue presentado en una conferencia de prensa de gran relevancia para el movimiento solidario en su conjunto, dado que reunió a las máximas autoridades de las entidades confederadas: Ariel Guarco, presidente de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) y de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI); Alejandro Russo, presidente de la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM); el titular de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Carlos Iannizzotto; Rosa Rodríguez, al frente de la Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina (Conam); el presidente de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), Cristian Miño; Ramiro Martínez, de la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop); Luis Castillo, titular de la Confederación Argentina Interfederativa de Cooperativas de Electricidad y otros Servicios Públicos (Conaice); y Edgardo Form, vicepresidente de Cooperar.


Conferencia. Martínez, Rodríguez, Iannizzotto, Russo, Guarco, Form, Miño y Castillo. (Horacio Paone)
 

En ese marco, Guarco detalló primero los alcances del movimiento a nivel internacional: «La ACI tiene 1.200 millones de miembros, representando quizás uno de los movimientos humanos más grandes del planeta. Las cooperativas dan trabajo en forma directa a más de 280 millones de personas y  representan en volumen económico una facturación similar a la quinta economía del mundo», destacó. E hizo énfasis en el crítico contexto mundial y los aportes que puede hacer el movimiento solidario en ese sentido: «Vemos que el mundo está enfrentando hoy problemas graves, que la humanidad está frente a una problemática que quizá sea más grande que en otros momentos, hoy tenemos estancamiento económico, desocupación estructural, niveles de inequidad cada vez más grandes. En mi recorrido de los últimos dos años, visitando casi 50 países, he podido ver que los Gobiernos ven al cooperativismo y al mutualismo como una salida viable para enfrentar los problemas que hoy estamos teniendo. Argentina no debe ser la excepción».
Además, tal como destaca el documento, por su inserción en todas las franjas sociales y por priorizar la satisfacción de las necesidades de sus asociados, las cooperativas y las mutuales son una herramienta para mantener y crear nuevos puestos de trabajo de calidad, regulados por las disposiciones legales vigentes, tal como lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT), contribuyendo de este modo a la inclusión social. En este sentido, Alejandro Russo, presidente de la Confederación Argentina de Mutuales, afirmó: «Queremos dejar asentado que no pretendemos otra cosa que formar parte de las políticas públicas, que el Estado nos considere como un brazo social, porque hemos nacido para ayudar a las comunidades. Este sector tiene un rol relevante en la economía, pero mucho más en el aspecto social y de política institucional».

Construcción de consenso
«El documento es el fruto de una tarea paciente y perseverante de construcción de consenso entre todas las entidades representativas de la economía social y solidaria en la República Argentina, es el denominador común que nos convoca por nuestra doble condición: de cooperativistas, de mutualistas, pero también como ciudadanos con un compromiso irrenunciable con la democracia, y no solo con la democracia económica y política sino también con la necesidad de resolver problemas acuciantes de nuestra sociedad; nuestras entidades contribuyen al desarrollo local, todo se reinvierte en cada una de las localidades de nuestro país», señaló, por su parte, Form.
Según datos del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), actualizados en 2019, en el país 17.818.197 personas están asociadas a cooperativas y 10.129.547 a mutuales. De acuerdo con el mismo relevamiento, en cada una de las localidades argentinas hay una mutual o una cooperativa o ambas, fruto de la creación de la ciudadanía que se organiza con el objetivo de resolver necesidades comunes, económicas, sociales, culturales. Otro dato relevante es que casi el 80% de las entidades de la economía social y solidaria se encuentran radicadas en localidades del Interior, por fuera de los grandes centros urbanos.


Form. «Nuestras entidades solidarias reinvierten en sus lugares de origen.»
 


Guarco. «Uno de los pilares de la próxima década será la intercooperación.»

Orbaiceta. «Tenemos la misión de sostener una visión más de largo plazo.»
 

Sin embargo, es necesario el estímulo de políticas de Estado que acompañen el desarrollo de estas entidades. Así, el documento se lanza con el propósito de contribuir a la elaboración y puesta en vigencia de políticas públicas que establezcan «reglas claras para multiplicar la economía solidaria». Algunas de estas propuestas son: que los impuestos nacionales, provinciales y las tasas municipales reconozcan el acto cooperativo y mutual, claramente establecido en sus leyes especiales, el accionar solidario y la naturaleza no lucrativa de las entidades cooperativas y mutuales; que las normas que regulan los servicios públicos y los derechos del consumidor las reconozcan como organizaciones de usuarios y consumidores; que los trabajadores asociados en cooperativas cuenten con los mismos derechos de protección social que el trabajador asalariado; que el trabajo asociado sea reconocido como una relación que favorece la defensa de los derechos del trabajador y que se establezca una nueva legislación para la actividad financiera, al servicio del desarrollo económico y social (ver recuadro). También que se propicie una política nacional de vivienda que contemple la participación de cooperativas y mutuales procurando la intercooperación con entidades de trabajo, crédito y seguros y que se implemente, en conjunto con las provincias y las entidades del sector educativo, un Plan Nacional de Educación. También subraya la importancia de que se reconozca la naturaleza jurídica y las particularidades de las cooperativas y mutuales prestadoras de salud, separándolas de la Ley de Medicina Prepaga; que las agencias provinciales de promoción de la economía solidaria cuenten con recursos y atributos suficientes para ser protagonistas de un programa federal de promoción de la economía solidaria y  que se fortalezca al INAES.

Inclusión social
«Desde el sector agropecuario vemos la necesidad de la educación cooperativa y las alianzas estratégicas para abordar el mundo y el mercado nacional», afirmó, en el marco de la conferencia, el presidente de Coninagro. Y mencionó al asociativismo como «una forma de extender el brazo social que muchas veces el Estado, por diferentes motivos, no puede hacer, por nuestra cercanía con los beneficiarios. Porque las cooperativas y la economía solidaria están al servicio de las personas, las familias y la comunidad». De igual modo, Rosa Rodríguez expresó: «Necesitamos trabajo conjunto, unidad, y necesitamos, por sobre todo, la inclusión social, tan necesaria para los ciudadanos de la Argentina». En tanto, Luis Castillo expresó la importancia del sector eléctrico cooperativo en «el interior del Interior» y afirmó: «Somos socios naturales del Estado, porque el Interior argentino en cada una de las provincias de nuestro país se ha desarrollado a través de empresas de la economía social». A su turno, Cristian Miño, presidente de la CNCT, habló de la difícil situación que atraviesan las cooperativas de trabajo a raíz de la paralización del consumo, la inflación y el aumento de tarifas. Y destacó la unión de los sectores para poder hacer frente a esta realidad.


Energía eléctrica. Prestaciones vitales son brindadas por entidades solidarias. (Archivo Acción)
 

Meses atrás, Cooperar emitió un escrito titulado Aportes para un Plan Nacional de Desarrollo. Con casi 90 páginas, fue la base para la elaboración del documento presentado luego por las confederaciones. Superar los planes de emergencia y plantear políticas a largo plazo es la esencia de la propuesta, que luego de ser debatida en distintas instancias, arribó a su versión definitiva. «Estos documentos son un ejemplo de integración, están las voces de todos los sectores. Uno de los pilares de la próxima década cooperativa seguramente va a ser la intercooperación y estamos convencidos de que somos una voz más fuerte cuando nos integramos», afirma al respecto Ariel Guarco. Por su parte, el dirigente cooperativo José Orbaiceta, vocal en el directorio del INAES  en representación de Cooperar, señala: «Existe una contradicción en nuestro país, donde cada dos años hay una elección, entonces hay una mirada muy cortoplacista. Nosotros como sector político, económico, social y cultural, tenemos la misión de sostener una visión más de largo plazo. Construimos la sostenibilidad de nuestras sociedades. Se suceden los Gobiernos y las cooperativas quedan. Tenemos 150 años de historia».
El Plan para el Desarrollo de Cooperar amplía las ideas y propuestas para alcanzar un objetivo central: tener un modelo económico más justo y equitativo. Así lo manifiesta uno de sus apartados, el Programa Federal de Economía Solidaria, dirigido a «federalizar y dar transversalidad a la política de promoción de la economía solidaria como camino para construir economía en manos de la gente y sus comunidades, esto es, como camino para democratizar la economía». Y sostiene la importancia de fomentar el arraigo de empresas que tengan interés por prosperar en los territorios donde se desempeñan, una «economía con raíces ». El apoyo a este tipo de emprendimientos, sostiene, es una forma de poner freno a los capitales especulativos que hoy hegemonizan la economía global. Y subraya: «Se trata de un tema de soberanía, la soberanía de la comunidad sobre sus ahorros, sobre su tiempo de trabajo, sobre qué quiere producir y cómo». Esta democracia económica, señala el documento, es «la gran deuda que tenemos los argentinos luego de haber recuperado la democracia política en 1983».


Agro. Sector clave de la economía argentina, cuenta con gran presencia cooperativa. (Diego Giudice/Archivolatino)
 

Décadas de presencia en las comunidades demuestran que las empresas de la economía social son una llave para lograr iniciativas de consumo responsable y saludable, promover el cuidado del ambiente, la defensa de los derechos del consumidor, la reducción de los costos de comercialización, el trabajo decente, y herramientas contra las prácticas monopólicas. Las cooperativas de consumo, de servicios públicos y las proveedurías mutuales son un ejemplo de ello. Las organizaciones de ahorro y crédito de la economía solidaria, en tanto, permiten impulsar el ahorro local y el financiamiento para el desarrollo a través de bancos cooperativos, cajas de crédito cooperativas, cooperativas de crédito, servicios de ayuda económica mutual, organizaciones de micro o meso finanzas de carácter asociativo. Las familias que requieren vivienda también encuentran en el cooperativismo y el mutualismo una forma de alcanzar ese anhelo: asociarse les permite reducir costos de construcción, fomentar viviendas acordes a las necesidades y preferencias de las familias, y evitar la especulación inmobiliaria. También son fundamentales las cooperativas de productores agropecuarios, de trabajo, de profesionales, de salud, de seguros, de turismo, de comunicación, de cuidado de personas en condiciones de vulnerabilidad. El fomento y la promoción de este tipo de iniciativas permiten alcanzar una dinámica económica que tenga en cuenta a las personas.

Redes locales
Otro punto destacado de la propuesta de Cooperar es la constitución de «redes solidarias para el desarrollo territorial». El mismo se basa en la necesidad de contribuir al histórico desbalance demográfico que tiene la Argentina. «Un Plan Nacional de Desarrollo debe incluir una estrategia para la ocupación equilibrada del territorio que garantice la sostenibilidad de nuestros pueblos, y evite el impacto negativo de las grandes concentraciones urbanas en términos ambientales y de saturación de los servicios sociales», afirma el escrito. Fortalecer las redes locales se vuelve clave en este sentido y, de hecho, ya existen iniciativas para lograrlo. «Desde hace varios años –afirma Edgardo Form– estamos dando impulso a la Red Nacional de Municipios Cooperativos, que busca promover una articulación virtuosa entre los municipios y las entidades cooperativas para difundir los valores y principios, promover el Compre Cooperativo y contribuir a la creación de cooperativas que fomenten el desarrollo social». «El Estado –dice Orbaiceta– somos todos, es la expresión de una relación de fuerzas de determinado momento de una sociedad y nosotros participamos de eso; entonces tenemos, intentamos y es política nuestra desarrollar esta alianza como pares». Las propuestas del sector solidario están en sintonía con los Objetivos para el Desarrollo Sostenible que estableció la Organización de las Naciones Unidas en su agenda 2030, con 17 puntos entre los que sobresalen la pobreza cero, la igualdad de género y el cuidado del planeta. «El objetivo número 17 apunta a crear las alianzas para poder cumplir con los 16 objetivos anteriores y en este aspecto nos parece muy importante, además de fortalecer la integración del cooperativismo y el mutualismo, también establecer vínculos con otras instituciones que gravitan en la sociedad argentina y que contribuyen a encontrar respuestas eficaces, oportunas, solidarias», puntualiza Form. En resumen,  potenciar la sinergia entre los diversos sectores que trabajan por un mundo mejor.

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