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Ex trabajadores del desaparecido diario «Crítica» crearon la publicación que reivindica el modo autogestivo y democrático de ejercer el periodismo. El fruto de una larga y sostenida lucha.

 

Equipo. Varela, Bruetman, Grinberg, Goldschmidt y Valentukonis, algunos de los integrantes del colectivo de prensa independiente. (Kala Moreno Parra)

Con una redacción itinerante y nocturna, que roba horas de sueño a periodistas, fotógrafos y diagramadores, la revista Cítrica, realizada por la Cooperativa Ex trabajadores del diario Crítica, constituye una experiencia de gestión colectiva que, mediante la cooperación y la lucha, logró mantener una fuente de trabajo y demostrar que es posible sustentar un medio de comunicación desde la solidaridad y no desde la lógica de mercado.
El colectivo de trabajadores se formó luego del cierre del matutino,  en abril de 2010. Comenzaron entonces dos años de reclamos, que incluyeron 7 meses de toma pacífica de la redacción y una primera aproximación a la conformación de la cooperativa: los tres números de Crítica de los trabajadores publicados durante la toma. Maximiliano Goldschmidt, integrante de la cooperativa y presente en aquellos días, recuerda: «Para nosotros el proceso de lucha y ocupación fue una gran escuela. En el momento de sacar los tres números de Crítica de los trabajadores notamos que funcionábamos en una horizontalidad a la que no estábamos acostumbrados. El conflicto nos unió mucho. Nos estábamos quedando sin nuestra fuente de trabajo y buscamos la manera de, entre todos, salir de eso». Miguel Grinberg, quien en épocas del matutino trabajaba como colaborador externo, agrega: «Las jerarquías fueron abolidas y todo fue voluntario. Había una cosa de solidaridad y apoyo mutuo muy fuerte. Fue en ese marco que surgió la idea de una publicación cooperativa. Se podría decir que Cítrica existe gracias a esa ocupación».
La visibilidad que adquirió el conflicto llevó a que otros profesionales de la comunicación comenzaran a acercarse, interesados en participar de la experiencia que se estaba gestando. Es el caso de Mariana Varela, fotógrafa. «Me contacté en los tiempos en que la publicación tenía formato digital y desde ese momento hasta el día de hoy, participo. Lo bueno de trabajar colectivamente es que sabés que hay gente detrás que te está bancando, que te apoya», señala.


Apostar por la libertad

La forma de organización cooperativa se refleja en cada paso de la producción: desde la definición de la línea editorial hasta la elección de los contenidos y, sobre todo, la distribución de los ingresos. «Son pocos los que tienen la suerte de poder escribir lo que quieren en el medio que sea. En Cítrica, al ser una cooperativa, discutimos todo lo que publicamos en nuestras páginas», explica Goldschmidt, quien, además, subraya: «Gracias a la cooperativa nos volvimos a preguntar por qué nos interesaba el periodismo. Si bien somos diferentes en un montón de cuestiones, hay algo que nos une y que tiene que ver con una manera artesanal de trabajar que hoy, por lo menos en los grandes medios, está perdida». Por otra parte, Grinberg detalla: «Como cooperativistas tenemos un concepto distinto de lo que es la libertad. En una empresa tenés la libertad de obedecer al patrón, en una cooperativa tenés la posibilidad de inventar tu libertad. Esta es una aventura en la cual todos coincidimos. Estamos aprendiendo algo que no existe en el periodismo de hoy: el diálogo de las diferencias. Somos muy diferentes pero, al mismo tiempo, tenemos algo en común: la construcción de una libertad. Por eso somos cooperativistas». Para Yamile Valentukonis, estudiante de periodismo, esa fue la motivación más importante. «A través de la página de TEA me contacté con Diego Pintos, otro de los miembros de la cooperativa, en el momento del conflicto y de la toma. Fui a la redacción para interiorizarme y entender qué era lo que había pasado. La verdad es que la libertad con la que se trabaja acá es muy interesante. Para mí es un gran aprendizaje», afirma.
Pablo Bruetman, uno de los miembros fundadores de Cítrica, explica que la revista apunta a ser un medio federal, al tiempo que puntualiza el papel importante que jugó en su nacimiento la Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la República Argentina (FADICCRA). «Fadiccra nos prestó su apoyo en medio de la toma. Nunca, ni en la universidad ni en la escuela de periodismo, se habla de la gestión cooperativa como otra posibilidad para encarar un medio de comunicación. Fueron los compañeros de Fadiccra los que nos contaron las experiencias de los medios que la conforman. Y eso nos animó a emprender este camino». Esto hizo que además, desde su primer número en papel (publicado en setiembre de 2012), Cítrica acompañe las ediciones de los periódicos cooperativos El Independiente de La Rioja, El Diario de la Región, de Chaco y Papel Tortuga, de Córdoba. Así, desde sus páginas se refleja un abanico de personajes e historias no sólo de Buenos Aires sino también de otros lugares del país, muchas veces ignorados por las publicaciones porteñas. «Nosotros no queremos reproducir la lógica de contar al resto del país lo que pasa en Buenos Aires –explica Bruetman–. Con Cítrica buscamos que el Interior le cuente al Interior».
Conformada por diversas secciones –Cooperativismo, Ecología, Cocina antigourmet, La historia que no conocemos, Libro rodante, Crónica, Compañeros de ruta, Cultura– la revista incluye como contenido central entrevistas a personalidades destacadas del ámbito nacional e internacional. En la ciudad de Buenos Aires está disponible en distintos puntos de venta y también puede solicitarse escribiendo a infocitrica@gmail.com.

Lucas Peralta

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