Pastillas para no soñar

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8 millones de argentinos consumen diariamente tranquilizantes y una gran parte lo hace para sobrellevar problemas cotidianos, como el insomnio, la ansiedad, el estrés o la angustia. Según Marcelo Peretta, secretario general del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos, a lo largo de 2016 se prescribieron casi 100 millones de recetas para comprar 120 millones de envases de 30 comprimidos cada uno, lo  que equivale a 10 millones de pastillas al día. El más vendido es el clonazepam, con 1 millón de comprimidos diarios.
En sociedades cada vez menos tolerantes al malestar, las pastillas se han convertido en un recurso para lidiar con problemas cuya solución exige tiempo y resulta, en ocasiones, doloroso. Los medicamentos, señala el psicoanalista Enrique Carpintero, ya no están exclusivamente al servicio del arte de curar, sino que se han convertido en objetos de consumo necesarios «para soportar las incertidumbres de un futuro que es vivido como catastrófico». Peretta, por su parte, asegura que hoy los psicofármacos se toman como aspirinas. Y agrega que las mujeres son las que más consumen: el 55%, frente al 45% de los varones.

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