Patear el estigma

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Con el objetivo de reinsertar laboral y socialmente a personas privadas de su libertad que están cerca de cumplir sus condenas, un grupo de la Pastoral Penitenciara de Trenque Lauquen creó una fábrica artesanal de pelotas de fútbol y vóley.

Trabajo. Fundada en el año 2009, la cooperativa produce 600 unidades por mes. (Cooperativa El Pase)

El proyecto El Pase comenzó hace unos siete años y hace tres que se convirtió en fábrica de pelotas», recuerda Martín Herrero, referente de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica de Trenque Lauquen. Herrero tomó la idea de un párroco de San Nicolás, el padre Damián Vidano, y decidió replicar la experiencia para ofrecer empleo temporario a jóvenes que cumplen sus últimos meses de condena en el penal de Las Tunas y así facilitar su reinserción laboral.
A mediados de 2019, El Pase se formalizó como cooperativa de trabajo. «Nuestro objetivo es que jóvenes que están bajo el régimen de semilibertad, exinternos que cumplieron recientemente su condena y adolescentes que nunca estuvieron tras las rejas pero que se encuentran en situación de vulnerabilidad, tengan la posibilidad de capacitarse y pasar por un ejercicio de trabajo», explica Herrero, promotor de la iniciativa.
Según Herrero, que es presidente de la cooperativa, quienes salen en libertad generalmente se enfrentan con numerosos obstáculos. «Además de cargar con la mochila de los antecedentes penales, sufren discriminación social y, en la mayoría de los casos, vuelven a un entorno que fue el que los depositó en una unidad carcelaria. Por más que estén decididos a cambiar, les cuesta sostener esta decisión cuando se les bajan las barreras de las oportunidades», señala. En el caso de los más jóvenes, a todos estos factores se suma la falta de capacitación y de hábitos laborales. «Por eso –explica–, para que no vuelvan a caer en el circuito carcelario, El Pase propone que antes de la salida definitiva se formen tanto en valores como en un oficio. Mientras fabrican pelotas se fomenta el compañerismo y el respeto, se inculcan hábitos de trabajo, se hace un reconocimiento de los límites y también se derriban prejuicios». Según el dirigente, El Pase «es una experiencia inédita en la Argentina» porque, si bien hay otras cooperativas vinculadas con el sistema carcelario, es la primera conformada por personas privadas de la libertad, que salen a trabajar y regresan al penal todos los días.

Hecho a mano
Los 12 trabajadores que integran actualmente la cooperativa fabrican unas 600 pelotas al mes, tanto de fútbol como de vóley; profesionales y para aficionados. La confección se realiza de manera artesanal, se cosen a mano y pueden ser vulcanizadas, sublimadas y también, a pedido, se personalizan. Además de clubes y entidades deportivas, muchos de los clientes las compran para hacer regalos empresariales. «Al principio recibíamos el apoyo financiero de una fundación de una empresa privada y de Cáritas, pero ahora nos va muy bien y logramos la autosustentabilidad», destaca Herrero. También, en la búsqueda por fomentar la integración con otras entidades, están asociados a la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados.
En el taller de la entidad los trabajadores lucen con orgullo una pelota firmada por Lionel Messi y una camiseta rubricada por el polista Adolfo Cambiaso. También el papa Francisco recibió una de las pelotas confeccionadas por los cooperativistas. «Además –cuenta el presidente–, recibimos el apoyo de diferentes personalidades del deporte, de diversos clubes, lo que nos ayuda a visibilizar nuestro proyecto».
Por la fábrica de Trenque Lauquen ya pasaron más de una veintena de jóvenes trabajadores. «Esa es la idea –indica Herrero–. Una vez que se formaron, los ayudamos a insertarse en otros espacios de trabajo. Hasta el momento, ninguno de los muchachos que pasaron por aquí reincidió en el delito y eso nos pone muy contentos», concluye, satisfecho, el dirigente, quien vuelve a resaltar que esta iniciativa también sirve para «prevenir un camino de cárcel» entre los jóvenes libres pero vulnerables que encuentran contención en El Pase.

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