Pensamiento vivo

Tiempo de lectura: ...

A 200 años del nacimiento de uno de los intelectuales más trascendentes de la historia, Manuel Santos Iñurrieta explica la génesis de la obra que, además de escribir, también dirige y protagoniza. La vigencia de las ideas del autor de El capital.


Viaje. Santos Iñurrieta personifica a Marx en una hipotética visita a Buenos Aires. (Prensa)

Como homenaje a la memoria de Carlos Marx, de cuyo nacimiento en mayo se cumplen 200 años, uno de los estrenos teatrales más esperados de este primer semestre en el Centro Cultural de la Cooperación es Eléctrico Carlos Marx, una suerte de gran ensayo en el que el público se encontrará con un intelectual perseguido que llega a la Buenos Aires actual. Una vez en la ciudad, se ocupará de conocer la utilidad de las redes sociales y las nuevas tecnologías.
A través del humor y la poesía, uno de los pensadores más trascendentes del siglo XIX discutirá sobre política, arte y teatro, con la vigencia de sus conceptos como telón de fondo. «Marx está más vivo que nunca, ocupa nuestros pensamientos y acompaña nuestras lecturas y acciones. No es un libro arrumbado en el estante de una biblioteca, todo lo contrario: solo hace falta mirar a nuestro alrededor, abrir la ventana y, en el paisaje de la sinrazón que supone el sistema capitalista, encontraremos a Marx y sus ideas», asegura Manuel Santos Iñurrieta, autor, director y protagonista de la pieza.
A la hora de explicar cuál fue el disparador de Eléctrico Carlos Marx, evoca la herencia cultural que recibió de sus mayores. «Mi biblioteca tiene algunos libros viejos que son del futuro, que tienen esa capacidad arrolladora de transformar el mundo. Son una suerte de legado: están Shakespeare, Lenin, el Che, Chejov y Miguel Hernández. Todos ellos nos configuran como sujetos. Sobre Marx puedo decir que, a partir de la caída de la Unión Soviética, escuché la cantinela del fracaso del comunismo y las ideas marxistas. A mí esa vocación de andar sepultando ideas me da vergüenza ajena», afirma el director adjunto del Departamento de Arte del CCC.
Estos últimos tiempos han sido para Santos Iñurrieta de aprendizaje, investigación, producción y militancia. Estos factores, dice, conforman una unidad, ya que no pueden estar escindidos unos de otros. «Un artista integral debe conocer los fundamentos de su propia poética, como los elementos políticos que potencian o atentan contra el desarrollo de la misma. Mi poética la puedo relacionar con la búsqueda de una épica nacional y latinoamericana y, filosóficamente, es el marxismo el centro desde donde pienso y realizo mis obras», razona.

Motor de cambio
Eléctrico Carlos Marx presenta al personaje en Buenos Aires, preocupado por conocer el funcionamiento de las redes sociales y los nuevos lenguajes. Marx descubrirá la calle a través de «los pibes de la esquina», con quienes compartirá gustos musicales y lecturas políticas, así como también mantendrá asiduos diálogos con Dios. «Estas situaciones componen un escenario humorístico y absurdo, que es intervenido por distintas unidades poéticas», destaca el autor.
A la hora de pensar en el público, Santos Iñurrieta cree que la pieza tiene distintos niveles de lectura: algunos se conectarán con el humor y otros con la emoción, la poesía o con ciertos elementos históricos. «Aquel que no conozca a Marx podrá irse con una idea aproximada, porque mi intención es entablar un diálogo con el espectador. Todos tienen un mundo y un imaginario propio desde donde dialogar con la obra. Yo creo en un teatro con una posición de clase, lo complejo o no de las formas que despliega el texto tendrá siempre para mí un destino inclusivo», reflexiona.
Finalmente, el dramaturgo y actor se refiere al mensaje humanista y el amor como motor del cambio, elementos que marcan un contraste con el gobierno de Mauricio Macri. «La obra no acota su discurso al perfil frívolo y grotesco del presidente y sus ministros, eso sería una pérdida de tiempo. Sí, en cambio, confronta con las prácticas y las concepciones filosóficas y políticas que llevan adelante estos sujetos, que son liberales oscurantistas, diría cínicos, fascistas. A esta derecha la combatiremos desde el teatro y desde la calle a toda hora y en todo momento y en todo lugar. Eso sí, apelando siempre a la creatividad, a la inteligencia y a la emoción».

Estás leyendo:

Pensamiento vivo