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Pequeños cuidados

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Un estudio realizado en jardines maternales privados reveló que medidas sencillas como el lavado de manos o la promoción de la lactancia materna son infrecuentes. Políticas de prevención.

 

(Pablo Blasberg)

En invierno las enfermedades respiratorias encuentran el escenario ideal para hacer su aparición y se convierten rápidamente en la principal causa de consulta e incluso de internación, sobre todo entre los niños menores de 5 años y en los adultos de más de 65. No son pocos los logros y las acciones de prevención que se vienen llevando adelante desde la cartera sanitaria nacional, como así también desde los ministerios provinciales: las campañas de vacunación contra la gripe, la incorporación al calendario oficial de la vacuna contra el neumococo para todos los chicos menores de 2 años y la prevención de la tos convulsa a través del cumplimiento del esquema de vacunación. No obstante, hay hábitos que por sencillos que parezcan no dejan de tener extrema importancia en el cuidado de la salud y más específicamente en la prevención de enfermedades respiratorias como la bronquiolitis, la neumonía, la bronquitis y la gripe.
Con la intención de tener una primera aproximación a lo que ocurría en este sentido en uno de los ámbitos por excelencia del cuidado de los chicos, María Elina Serra, pediatra y doctora en Medicina de la Universidad de Buenos Aires, junto con Rose Mari Soria, licenciada en Enfermería y coordinadora del área homónima de la Fundación para la Salud Materno Infantil, FUNDASAMIN, observaron entre mayo y agosto de 2013 cómo era un día en 12 jardines maternales privados de la Ciudad de Buenos Aires seleccionados para la investigación –cuya supervisión, según datos oficiales, se encuentra a cargo del denominado Registro de Instituciones Educativas Asistenciales–. Mediante entrevistas a los responsables institucionales de cada jardín y sesiones de tres horas de duración en cada sala, recabaron información sobre lavado de manos, higiene de secreciones nasales, pautas de exclusión escolar, control de inmunizaciones, promoción de lactancia materna y existencia de guías, normas y capacitación sobre prevención de infecciones respiratorias.
Los resultados arrojaron que si bien en la mayoría de las salas se contaba con infraestructura y elementos necesarios, el lavado de manos era infrecuente y con técnica inadecuada. A su vez, la higiene de secreciones nasales se realizaba sin higiene de manos posterior. Por otra parte, si bien en 11 de 12 jardines analizados se controlaban las inmunizaciones de los niños, en 9 de ellos no se cumplía con las pautas de exclusión escolar. Además, en ninguno había material de promoción de la lactancia materna y solo en 1 de los 12 que comprendieron el estudio los docentes habían recibido capacitación sobre el tema en el último año. Peor aún, según se desprende del estudio, solo en 1 había una guía propia para prevención de infecciones. En tanto, las situaciones de contacto con secreciones respiratorias tampoco fueron manejadas como potencialmente infecciosas. Pese a que la mayoría de las veces se utilizaron pañuelos de papel descartables, lo que ha sido asociado con un riesgo menor de infección por gérmenes respiratorios como Haemophilus influenza, la higiene posterior de manos era inconstante entre el personal y nula para los niños.

Prácticas saludables
«Las infecciones respiratorias son la principal causa de hospitalización en los menores de un año y una de las principales causas de muerte luego del período de embarazo y parto. En un estudio previo habíamos investigado la existencia de normas o guías en la Argentina para la prevención de estas afecciones en este ámbito y vimos que no había nada a nivel local, de hecho hay muy pocos países que las tienen, solo 7 en el mundo. Creemos que el jardín maternal tiene el rol de promotor de salud, que es inherente a sus funciones», sostiene Serra en diálogo con Acción. El trabajo científico denominado Prevención de infecciones respiratorias. Situación en 12 jardines maternales privados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que será próximamente publicado en Archivos argentinos de pediatría –revista de la Sociedad Argentina de Pediatría– también buscó saber qué pasaba con la lactancia materna, considerando que los jardines maternales reciben a chicos desde los 45 días de vida. Lo que se vio fue que solo en 5 de los 12 jardines las madres dejaban leche materna para sus hijos; en 3, refirieron que concurrían a amamantar y solamente en uno de los jardines existía un área específica destinada a ello. En ninguno de los jardines se observó material gráfico de promoción de la lactancia materna. A su vez, únicamente de las instituciones contaban con un profesional de la salud que desarrollaba tareas de asesor. De acuerdo con las recomendaciones del Ministerio de Salud de la Nación, la lactancia exclusiva hasta los 6 meses es fundamental para prevenir las enfermedades respiratorias. «Si bien hay campañas a nivel nacional e internacional para fomentar la lactancia materna, existe una idea generalizada en la comunidad de que para entrar al jardín los niños tienen que dejar de tomar el pecho materno. Los lugares, aun conociendo las campañas, no tienen aceitado el mecanismo para la promoción de la lactancia o para anticiparles a las familias que los chicos que vienen al jardín pueden seguir tomando el pecho», aseguró Soria.
Para las autoras, a partir de lo que se ve en estos 12 jardines, no se puede sacar una conclusión generalizada de lo que sucede o no en otros lugares de la ciudad o del país pero sí es suficiente para poder pensar que hay necesidades de capacitación y de supervisión, que tienen que ver con un conocimiento más profundo del tema y con la sensibilización de quienes trabajan en estos centros de cuidados infantiles. «Esto tiene que ver con no naturalizar que cualquier chico que va al jardín maternal se enferma más que uno que permanece en su casa, lo cual es una realidad, pero esta realidad requiere alguna acción para disminuir la frecuencia de las infecciones y las posibilidades de enfermedades graves por estas infecciones. En muchas instituciones se considera normal que los chicos se enfermen una cierta cantidad de veces o tengan varias veces las mismas enfermedades si van al jardín maternal y si bien esto es frecuente y explicable no significa que sea normal ni que no haya que hacer nada para mejorarlo», concluye Serra.

María Carolina Stegman

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