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Poca química

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Es una de las áreas perjudicadas por las políticas de apertura comercial, que ponen en peligro cerca de 100.000 puestos de trabajo. El descuido de este sector afecta también la competitividad de toda la actividad productiva.


Petroquímica Río Tercero. Una de las firmas que denunció el ingreso de importaciones. (PRIII)

El deterioro de la matriz productiva comienza a repercutir en todos los eslabones y rubros de la cadena. Desde el gobierno nacional habían advertido que no iban a sobrevivir aquellos sectores no competitivos, pero la apertura comercial está acabando con segmentos clave de todo el ramo fabril. La industria química es uno más de los ejemplos de la crisis que atraviesa la actividad manufacturera, aunque por ser proveedora de insumos para otras, su impacto es aún más preocupante. Esta industria base emplea a más de 100.000 personas y genera un valor bruto de producción de más de 25.000 millones de dólares.  
Este sector tiene un fuerte potencial de crecimiento y es un eslabón clave para la competitividad de casi todo el entramado industrial. Las proyecciones del consumo aparente  de «Hacia el 2020» muestran valores de la demanda doméstica de sustancias y productos químicos que varían entre 43.713 y 64.347 millones de dólares.
La Argentina integra, junto con Brasil y Venezuela, el top 30 de productores químicos (exceptuando del conjunto a México, que fue agrupado como parte integrante del NAFTA), pero representa menos del 1% del valor de la producción mundial de sustancias y productos químicos. Las exportaciones del sector son las segundas más importantes de todo el entramado industrial, solo superado por Alimentos y Bebidas. La actividad la llevan adelante firmas de distinto tamaño, pero por cantidad, es principalmente desarrollada por pequeñas y medianas empresas, en un porcentaje que supera el 90%. Aunque su participación respecto de las más grandes, aquellas con mayor posibilidad de adecuarse a los cambios de política económica –como la apertura comercial–, es minoritaria.

Presencia
Pese a la extendida presencia de los productos químicos en los artículos de consumo que se utilizan cotidianamente y a la significación económica de esta industria, por diversas razones, su importancia no es reconocida por el público en general y en muchos casos por las propias autoridades y funcionarios públicos. De acuerdo con la Cámara de la Industria Química y Petroquímica, tiene presencia en fertilizantes, conservantes y aditivos, polímeros, tintas, curtientes, blanqueadores de materias primas (cuero y papel), fibras sintéticas, colorantes, pinturas, aislantes, aleaciones e insumos para circuitos electrónicos, metales, caucho, lubricantes, jabones, detergentes, desodorantes, champúes, vitaminas, antibióticos y una amplia variedad de productos para el cuidado personal.
Las principales firmas en denunciar el impacto negativo del ingreso de importaciones fueron Atanor, Petroquímica Río Tercero, Industrias Químicas Pamcor, Frío Industrias Argentinas (Fiasa) y Buffon (fertilizantes). Son empresas localizadas en Córdoba, que junto a Santa Fe, son las más afectadas por la crisis. Estos problemas impactan en los subsiguientes eslabones de esta y otras cadenas, por ser proveedoras de insumos. Aguas arriba, además, impacta a cerca de entre 20 y 30 pymes con las que trabajan en la zona cada una de estas grandes compañías petroquímicas y químicas.
Hasta 2015, las posibilidades abiertas para el desarrollo productivo local permitieron reducir el déficit comercial a una proporción de importaciones a 1,75 dólares por cada dólar exportado. La industria química había logrado abastecer al 65,6% de la demanda local y reflejó una creciente agregación de valor local desde la salida de la convertibilidad y mayor incidencia de nuevos productos (fertilizantes, agroquímicos, especialidades, biocombustibles).

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