Profundización de la democracia

Tiempo de lectura: ...

La selección de candidatos a través del voto ciudadano venció las resistencias iniciales y sus efectos ya comienzan a ser visibles en el escenario político.

 

(Facundo Nívolo)

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) comienzan a formar parte de la rutina electoral. Con apenas tres ediciones, la correspondiente a este año incluida, quedaron atrás los cuestionamientos que acompañaron su instalación a través de la ley 26.571 sancionada en diciembre de 2009. Los niveles de participación en 2011 y 2013 fueron similares a los registrados en las elecciones generales y nada hace prever que eso cambie este año. La Ley de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral llegó al Congreso como resultado del proceso de diálogo político convocado por el Gobierno nacional, con participación de partidos políticos con representación parlamentaria, académicos, ONG, especialistas en la temática y la Justicia Nacional Electoral. La reforma electoral fue una suerte de respuesta al escenario de fuerte fragmentación del sistema de partidos políticos. El diagnóstico, compartido por la mayoría de los especialistas, se verificaba en una oferta electoral voluminosa y difícil de interpretar y analizar para los votantes. La puesta en marcha de las PASO y su piso de votos necesarios para acceder a la competencia efectiva (1,5%) resultó un filtro para generar una disputa más ordenada. Además, la ley dispone límites para las campañas y distribuye espacios publicitarios en igualdad de condiciones entre los partidos. La debacle del sistema político luego de la década de los 90 y con epicentro en el estallido popular de 2001, sintetizada en la frase «que se vayan todos», gritada por miles en calles y plazas de todo el país, dejó su huella. «Aquella crisis, además de tener un componente económico muy fuerte, fue también una crisis política y partidaria descomunal; fue la culminación de un proceso de vaciamiento ideológico de los partidos y de la separación de la dirigencia y la ciudadanía», apunta Agustín Lewit, politólogo e investigador del departamento de Estudios Políticos del Centro Cultural de la Cooperación. «Algunos vestigios de esas crisis siguen vigentes, aunque también es cierto que el kirchnerismo ayudó a recomponer algunos rasgos muy dañados del sistema político», añade. Para Alejandro Horowicz, escritor y ensayista, «medidas como la recuperación del Banco Central a través del cambio de su Carta Orgánica, así como el restablecimiento de la relación entre los delitos y las penas mediante la punición de los delitos aberrantes de la dictadura burguesa terrorista permitieron una oxigenación de la política», y agrega: «Esto plantea a la política la necesidad de una reforma que va desde el cambio de la boleta sábana hasta las PASO». Sin embargo, a su juicio el cambio no alcanzó la profundidad necesaria. «Las PASO son el modo de institucionalizar la interna de los partidos como obligatoria, pero no modifican el vacío de contenido de los propios partidos. La idea de una transformación institucional de la política que no sea al mismo tiempo una transformación de la sociedad no puede sino ser un gigantesco fallido». El sociólogo y especialista en opinión pública Gerardo Adrogué, por su parte, plantea que «la crisis existió en los partidos políticos, pero nunca fue terminal. Creo que fue casi una expresión de deseos de la antipolítica declarar la muerte de los partidos. Saludaban el surgimiento de las ONG, de los líderes de la sociedad civil que eran buenos y sanos, frente a la corrupción inevitable y la maldad ontológicamente declarada del hombre político. Eso fue una lectura deliberada y malintencionada».

 

Antecedentes y fundamentos
La ley apuntó a aumentar la representatividad de los partidos políticos, que siguen siendo los únicos autorizados a presentar candidaturas, las cuales deben sortear las PASO como condición fundamental para poder competir. Además, quienes pierden en las PASO no pueden presentarse en las generales bajo otra adscripción partidaria, y los precandidatos se someten al voto de todos los ciudadanos, quienes eligen en qué interna participar, independientemente de su afiliación partidaria. La presidenta de la Nación, Cristina Fernández, al presentar el proyecto el 28 de octubre de 2009, lo calificó como «una profunda transformación en la representación política argentina, en el sistema de partidos políticos, y aborda una de las principales críticas que ha tenido nuestro sistema de partidos por parte de la ciudadanía no militante, no participativa en la política, en el sentido de decir que todo se resuelve adentro de un cuarto, entre dos o tres». Ese día la mandataria exhibió un voluminoso libro que, contó, contenía todos los proyectos de reforma política que se habían presentado entre 2008 y 2009 en el Congreso por distintos partidos. «Desde los partidos de derecha, de centro, de centroizquierda, en fin, en todo el arco ideológico coincidían, con diferencias menores, en el tema de las internas abiertas, obligatorias para todos los partidos políticos», aclaró Fernández.
Sin embargo, la reforma impulsada por el Gobierno nacional fue duramente cuestionada. El entonces diputado electo y hoy senador, Fernando Solanas, denunciaba que la ley estaba «hecha a medida para el retorno de Néstor Kirchner al poder» y que impediría el fortalecimiento de la oposición. Quien era el jefe de bloque de Diputados de la UCR, Oscar Aguad, sostenía que la ley solo le servía al Gobierno para resolver sus internas, y la diputada Elisa Carrió, fiel a su estilo, denunciaba que «el objetivo es mantener en la esclavitud social a millones de pobres para ganar después de una supuesta interna abierta».

Con las primarias comenzó el
ordenamiento del sistema político.

Acerca de los antecedentes de las PASO nacionales, los más cercanos son la experiencia santafesina y el régimen vigente en Uruguay. Sin embargo, el mecanismo, tal como funciona en nuestro país, configura una novedad. La directora del Programa de Políticas y Gestión de Gobierno del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Julia Pomares, escribió en el sitio elestadista.com que «este formato es tan argentino como el dulce de leche». A su juicio, «si bien hay países que tienen primarias obligatorias, que lo sean tanto para los partidos políticos como para el electorado, tanto para los cargos legislativos como ejecutivos y que las agrupaciones políticas tengan que presentarse aunque no haya competencia, no tiene antecedentes que conozcamos».

Las PASO incentivan la unión de
espacios con ideologías parecidas.

Quienes apuntaban contra las PASO criticaban, entre otras cuestiones, el gasto que demandarían elecciones que no definían nada importante y que funcionaban más que nada como una megaencuesta anticipatoria del resultado final. Y la primera edición, en 2011, pareció darles la razón. En las PASO presidenciales de ese año ninguna fuerza política puso en juego más de una carta, por lo tanto, el resultado configuró un virtual cierre del proceso electoral ya que la ventaja obtenida por la presidenta Cristina Fernández determinó que la elección general tuviera casi como única expectativa, decidir quién sería el segundo en el escrutinio y cuánta diferencia obtendría el Frente para la Victoria. Además, en el caso de las elecciones de diputados, prácticamente no hubo internas.

No se puede transformar la política sin
transformar la sociedad.

Pero el proceso fue gradual. En 2013, de los 171 partidos o frentes que participaron de la competencia en todo el país, 43 desarrollaron competencia interna en la primaria. Otro dato: mientras que hace cuatro años solo en dos provincias, Formosa y Corrientes, el ganador de la elección en el rubro Diputados Nacionales había presentado más de una lista en las PASO, en 2013 esto ocurrió en 14 provincias. El caso más resonante fue en la Ciudad de Buenos Aires, donde las diversas fuerzas que conformaron el frente UNEN disputaron las candidaturas a diputados y senadores. Sumadas, sus cuatro listas, encabezadas por Elisa Carrió, Martín Lousteau, Ricardo Gil Lavedra y Leandro Illia en diputados, superaron al PRO. Sin embargo, en las elecciones generales el partido de Macri se impuso, ya que el endeble armado de UNEN no retuvo los votos recogidos en las primarias.

 

Con más competencia interna los
partidos salen fortalecidos.

Real competencia
En 2015, si bien las PASO nacionales se realizarán, como establece la ley, el segundo domingo de agosto, las provincias que adhirieron a la iniciativa van desarrollando sus primarias locales, en algunos casos en fechas anticipadas a las fijadas por el calendario nacional y ya se percibe un uso más intensivo de esta herramienta por parte de los partidos políticos (ver Los primeros…). En tanto, para las presidenciales se prevé una disputa entre varias listas en las fuerzas principales. El Frente para la Victoria tiene, a la fecha, seis dirigentes que manifestaron su intención de ser candidatos (Daniel Scioli, Agustín Rossi, Florencio Randazzo, Aníbal Fernández, Jorge Taiana y Sergio Uribarri). Por el lado del macrismo, todo indica que irá a una PASO entre el jefe de Gobierno porteño, Elisa Carrió y el senador radical Ernesto Sanz. Más difícil es anticipar qué hará Sergio Massa, quien busca encaminar su candidatura, puesta en duda por no pocos analistas y socios del tigrense, de manera de poder competir con chances. Para ello gestiona una interna en el marco del justicialismo no kirchnerista con el cordobés José Manuel de la Sota a la que podría sumarse el puntano Adolfo Rodríguez Saá. En suma, si no ocurre nada extraño, el 9 de agosto se llevarán a cabo las PASO presidenciales más competitivas de la breve historia de esta modalidad.

Santa Fe. La experiencia de la provincia fue tomada como base para la ley nacional. (Julieta Pisano)

Adrogué señala que «ha demorado poco tiempo en comenzar el ordenamiento del sistema de partidos y el sistema político, porque los actores organizan su acción política, su voluntad, en función de las opciones que les dan las instituciones. Creo que hubo un período de aprendizaje, al principio parecía que había dos elecciones, que no servía para ordenar, que no funcionaba. Ahora parece que va cambiando». Sin embargo, sondeos de opinión pública registran aún cierto desconocimiento en el electorado acerca de las primarias. En ese sentido, Adrogué manifiesta que «las PASO son hoy más entendidas por los políticos que por la sociedad. La sociedad necesita más tiempo para apropiarse de las PASO como una herramienta positiva, adecuada, útil. Creo que todavía hay cierta confusión y esto se cura con tiempo».
Acerca del efecto de las primarias abiertas sobre los partidos y las alianzas que constituyen para potenciar sus posibilidades, el politólogo José Natanson, director de El Dipló, opina que «la ley tiene el objetivo de fortalecer los partidos, y hasta cierto punto lo consigue, pero no comparto la mirada institucionalista que plantea que una legislación adecuada vaya a garantizar el sistema de partidos deseado. Las leyes son marcos, dentro de los cuales los actores políticos, económicos y sociales se mueven, y ahí entran en juego las características particulares de una sociedad que no tiene un eje derecha-izquierda definido, donde el peronismo modifica todo el panorama, donde hay una crisis económica cada 10 años». Reconoce, con todo, que «incentivan a partidos que tienen ideologías parecidas a unirse: es lo que pasó con UNEN en 2013, con el Frente de Izquierda e incluso con el Frente Para la Victoria en algunas provincias, donde se nuclean candidatos de tendencias ideológicas que no son exactamente iguales pero que comparten cierta familiaridad». Tercia Horowicz con una crítica ya que, a su juicio, las primarias «no aseguran ninguna clase de debate público y las diferencias entre candidatos solo remiten de un modo muy tenue a diferencias de mayor rango». Finalmente, Adrogué plantea que «por primera vez en los últimos 30 años empieza a ordenarse el escenario político en el sentido de dos grandes fuerzas que tienen verdaderamente orientaciones y proyectos distintos, concepciones del Estado distintas, modelos de país distintos, políticas públicas distintas. En ese marco las PASO comienzan a cumplir un rol importante».
En ese contexto, la experiencia también muestra que algunas de las alianzas que se formaron pensando en potenciarse a partir de las PASO, no tuvieron continuidad en el tiempo. El ejemplo paradigmático en ese sentido es UNEN en 2013. Aunque lo mismo puede plantearse en casos como el de la UCR que este año confluye con Pro y la Coalición Cívica de Elisa Carrió, en un armado que parece pensado, únicamente, para fortalecer las chances electorales de Mauricio Macri. Esta conjunción ya motivó reacciones de fuste al interior del partido fundado por Leandro Alem y el tiempo dirá cuánto sustento consigue esa alianza. Agustín Lewit reflexiona al respecto: «Al incentivarse la competencia interna los partidos políticos salen fortalecidos. Aunque esto no es extensible a todos. Por ejemplo, en aquellos casos donde partidos que no tienen mucho en común deciden competir juntos en las PASO por mero interés electoral, conforman alianzas de muy difícil sobrevida».

Jorge Vilas
Informe: Sergio Amor

 

Las PASO, sus límites y los ejes de la disputa

Ángel Petriella
Presidente de Idelcoop
Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias expresan un intento valioso de ordenar y clarificar la diversidad de opciones electorales. Es bueno recordar que hasta su sanción y aplicación, las propuestas y candidatos que se postulaban para ocupar cargos electivos proliferaban en una cantidad inabordable para los y las ciudadanas, que semejante número hacía muy difícil entender en plenitud la diversidad de posiciones y que tal hecho nublaba la comprensión del mapa de opciones que se desplegaba en el cuarto oscuro.
Las PASO –a pesar de las resistencias iniciales– han demostrado una interesante posibilidad de ordenar las diversas propuestas al exigir un mínimo de legitimidad para avanzar a una segunda etapa. Favorecieron de este modo la articulación de propuestas similares que, a los fines de resolver el piso mínimo exigido para competir, tendieron a integrarse en un mismo espacio.
La competencia entre candidatos y propuestas dentro de un partido o frente genera un dispositivo inédito que permite, al menos teóricamente, articular lo diverso y, con sus matices, someter al escrutinio público qué postulación representa mayoritariamente a un determinado espacio. Por cierto, el dispositivo no puede obrar milagros, pues la inspiración de un proyecto político es aquella que determina su consistencia.
Entre los casos recientes, la experiencia del espacio kirchnerista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires revela el acuerdo con el rumbo nacional, popular, democrático y latinoamericanista, pero despliega un abanico de postulantes que dan cuenta de matices que enriquecen un proyecto general sobre el que reina un claro consenso.
En cambio, en la primaria de Salta se expresa una curiosa convergencia, especialmente en el caso de la capital provincial, en la que se reúnen en un mismo espacio un candidato que se referencia en Sergio Massa y otro en Mauricio Macri, hecho que probablemente genere cierta incomprensión a menos que podamos imaginar qué cosas los unen en Salta por encima de las candidaturas nacionales. Refleja esto una definición que no se ha podido consumar en el plano nacional, al menos hasta ahora. Es que lo que uniría al PRO, el massismo, la UCR, el peronismo federal, las fuerzas conservadoras provinciales, el Partido Socialista, el Gen e incluso a la izquierda maximalista es su visceral oposición al camino emprendido por el Gobierno nacional y su proyecto.
En ese marco, el dispositivo de las PASO, que ha permitido avanzar en la presentación de las múltiples propuestas, no alcanza a resolver el ordenamiento de la contradicción principal de la política. Son el rumbo transformador, emancipatorio y latinoamericanista (incluso con sus tensiones y contradicciones) frente a las posiciones restauradoras del neoliberalismo (y sus colectoras del izquierdismo exaltado) las que confrontan, negro sobre blanco, dos proyectos de país.

 

Estás leyendo:

Profundización de la democracia