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Próspero descanso

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Es uno de los sectores manufactureros de mayor crecimiento durante la última década. En ese lapso duplicó su producción y en los últimos dos años convirtió en favorable su saldo comercial.

 

Horizontalidad. Al sector lo integran unas 110 empresas, en su mayoría pymes. (Javier Corbalan)

Desde aquellos pesados colchones de lana recubiertos con el grueso y tradicional cotín azul –que requerían cada tanto de los trabajos de escardamiento del colchonero ambulante– y los más sofisticados con resortes de acero divididos en cámaras de tela –que inefablemente tras años de uso asomaban por entre el género– hasta hoy han pasado no sólo décadas, sino además nuevos materiales, actualización de diseños e incorporación de tecnología. El perfeccionamiento del sistema de resortes –forma y funcionalidad– convirtió a este colchón en el más demandado por el mercado nacional, y años después permitió la introducción de los primeros sommiers. Contemporáneo a estos dos modelos, el colchón de espuma de poliuretano –fabricado con productos químicos y sus derivados sintéticos– también ganó presencia en el mercado, respondiendo a la demanda de un menor precio.
En la actualidad, la industria nacional de colchones y sommiers está integrada por cerca de 110 empresas; la mayor parte de ellas, pequeñas y medianas empresas que dan empleo a unos 4.800 trabajadores. Pese a a este número de pymes, la actividad exhibe una alta concentración de la producción en unas pocas firmas extranjeras. Es uno de los pocos sectores de manufacturas que duplicó su producción en los últimos 10 años. El crecimiento del consumo doméstico tras la crisis de 2001, traccionado por la recuperación del empleo y los ingresos, junto con la sinergia de otras industrias (como la turística-hotelera y construcción), llevó a que las empresas invirtieran en nuevas plantas, ampliación de las existentes y compra de maquinarias.
En cuanto a calidad, variedad y especialización, el sector local es particularmente innovador, con una sofisticada oferta de productos. Sin embargo, la industria muestra características propias. Las empresas compiten entre sí por su participación en el mercado, con el objetivo puesto en el consumidor directo o en el indirecto-intermedio (comercios). Otro rasgo específico muestra que muy pocas empresas tienen presencia en todo el país. La santafesina Limansky –la más importante del interior– debe competir con pequeñas y medianas empresas locales con largo arraigo en el sector y en el mercado provincial.

 

Sueños centenarios  
Springwall es un ejemplo de esta dispersión. La pyme bonaerense fue fundada en 1916 y en la actualidad tiene una extensa presencia en el mercado de la provincia. Comercializa sus productos «a través de locales propios y franquicias; pero además abastecemos a colchonerías, mueblerías, casas de artículos del hogar, tiendas, hipermercados y hoteles», cuenta Javier Vázquez, presidente de la firma y nieto de su fundador. «En nuestro país existen más de 100 fábricas de colchones y nuestra empresa está posicionada entre las 6 o 7 que lideran este mercado», señala Vázquez. Desde 1997 exportan sus productos a Uruguay y Paraguay. «Para diferenciarnos, sin dudas tenemos que orientarnos a productos innovadores de excelente calidad», sostiene el titular de la empresa.
No obstante, las gamas premium del producto tienen aún una inserción muy baja –cercana al 5%–, mientras que el volumen de demanda crece principalmente en las gamas medias y medias bajas –especialmente gomaespuma–, señala el informe elaborado por la consultora especializada Claves.
El sector muestra una concentración media-alta que, sin embargo, ha ido incrementándose. Cuatro grandes empresas poseen cerca del 40% del negocio en volumen. Este grupo emplea a poco más de 250 personas, produce aproximadamente 300.000 unidades anuales y elabora productos de última generación, con una amplia variedad de marcas y licencias otorgadas por empresas internacionales de reconocimiento en el mercado local.  Limansky, Piero y Simmons, de Argentina, junto con la filial estadounidense Sealy Argentina, forman parte de este compacto grupo. A fines de 2013, también el gigante estadounidense Serta ingresó al país de la mano de Limansky para producir colchones y sommiers en la ciudad santafesina de Rafaela.
El sector muestra una baja incidencia  tanto de importaciones como de exportaciones. De acuerdo con el informe, entre 2005 y 2010 las importaciones dieron cuenta del 3% de participación en el consumo promedio (en unidades), mientras que las exportaciones representaron cerca del 2%. Durante los últimos dos años, incluso, no solo revirtió el déficit de su saldo comercial, sino que duplicó su superávit. De un déficit cercano a los 5 millones de dólares en 2011, pasó a un superávit cercano a los 375.000, al siguiente, mientras que el año pasado el saldo fue de 867.640 dólares. Las exportaciones tienen como destino, en primer lugar, Uruguay (19,8%), seguido por Chile (17%) y Brasil (13,5%). En cuanto a importaciones, tienen su origen en Brasil (45,8%), China (16%) y Uruguay (10,7%), de acuerdo con datos del Indec.
Además de la concentración de la producción del sector, el informe señala como una nueva tendencia la comercialización en grandes cadenas de electrodomésticos en detrimento de las tradicionales colchonerías.

Mirta Quiles

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