Puerta a puerta

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Ubicado en el barrio de Palermo e imposibilitado de abrir sus puertas por las medidas impuestas ante la pandemia de coronavirus, el restaurante recuperado por sus trabajadores da pelea a través del reparto de comidas a domicilio en Buenos Aires.

Sin salir de casa. Los clientes pueden contactarse telefónicamente o por Facebook. (Ariel Mendieta)

«Durante este largo camino aprendimos mucho. Aprendimos a comprender al otro y a ayudarnos entre nosotros», dice Andrés Toledo, presidente de la cooperativa Alé Alé, restaurante recuperado ubicado en la esquina de Cabrera y Lavalleja, en el barrio porteño de Palermo. Fue en 2012 cuando los entonces empleados del restaurante decidieron hacer frente al vaciamiento que intentó llevar adelante el grupo gastronómico que era titular del lugar y dueño de una cadena de comercios conformada por otros cinco restaurantes. En aquellos días, cuando funcionaban en el barrio de Villa Crespo, los trabajadores resistieron el desalojo gracias al apoyo de vecinos, organizaciones sociales y funcionarios públicos, entre ellos Edgardo Form, entonces legislador porteño, quien manifestó su voluntad de presentar un proyecto de ley para declarar de utilidad pública y sujeto a ocupación temporaria del local del restaurante. Pero la antigua patronal tenía previsto allí un negocio inmobiliario y la cooperativa se trasladó a un local de Palermo donde funciona hasta hoy. Para dar este gran paso recibió un fuerte respaldo financiero del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social. «Por eso cuando nos preguntan por qué el Estado tiene que ayudar a las cooperativas, nosotros les contestamos que sin ese respaldo no hubiésemos podido arrancar. Cuando empezamos éramos 40 y hoy unas 50 familias se sostienen gracias a Alé Ale», dice Toledo. Según el presidente, los retiros de los 50 asociados de la cooperativa son iguales. «Estamos convencidos –enfatiza– que la distribución debe ser igualitaria y que todos debemos crecer juntos».
A lo largo de los años, se fueron generando otros proyectos: desde la instalación de un patio cervecero en la terraza hasta la idea de acompañar nuevos proyectos gastronómicos en el interior del país. Sin embargo, como ocurrió con otras actividades, el restaurante cooperativo hoy sufre las consecuencias económicas de la pandemia de coronavirus. «Cerramos la atención al público pero reforzamos el servicio de delivery para tratar de mantenernos y también para colaborar con las medidas de aislamiento», dice el presidente. Así, a través de su página de Facebook, Alé Alé continúa ofreciendo sus comidas, que se distinguen por la calidad y abundancia. Los interesados pueden comunicarse telefónicamente para hacer los pedidos y pagarlos por medios electrónicos.

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