27 de abril de 2016
Deconstrucción, esferificación, gelificación… Hace más o menos quince años, los chefs de algunos restaurantes del mundo empezaron a aplicar métodos y compuestos químicos usados en la ciencia para la elaboración de platos tradicionales y de vanguardia. El objetivo: crear colores, formas, sabores y sensaciones diferentes. «Si lo hacemos bien –expresó Ferrán Adriá, quizás el mayor exponente de ese movimiento culinario–, dentro de 200 años se dirá que en el siglo xxi se revolucionó la cocina gracias a que el mundo científico entró en ella».