Reivindicar fortalezas

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Como cada año, el banco convocó a delegados de todo el país para celebrar la máxima instancia estatutaria de la entidad. Casi 800 personas dijeron presente en Parque Norte. Análisis del contexto nacional e internacional a cargo de Carlos Heller.

Dirigentes. Form, De Lorenzi, Callegari, Raffo Quintana, Giura, Galmés, Heller, Cortés, Sapei, Louzan, Bozzolo y Lorenzo encabezaron el acto. (Jorge Aloy)

 

Provenientes de todos los rincones del país en los que Credicoop está presente con su abanico de servicios financieros cooperativos, unos 800 delegados dijeron presente en el complejo Parque Norte de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, como cada año, se celebró la asamblea anual de la entidad fundada en 1979 pero cuyos orígenes se remontan mucho más atrás, cuando florecieron en el territorio argentino las primeras cajas de crédito, semillas del movimiento solidario que el banco mantiene vivo hasta el día de hoy.
Encabezada por el presidente de Credicoop, Carlos Heller, la asamblea aprobó la Memoria y Balance correspondientes al 38º ejercicio y, además, expuso el Balance Social Cooperativo, herramienta que mide el impacto de la empresa solidaria a nivel económico y social. El informe entregó a la entidad un certificado de calidad «con un dictamen muy elogioso», según explicó Heller. «Hemos cumplido con la rentabilidad necesaria y hemos producido valor agregado cooperativo invisibilizado. La rentabilidad cedida a nuestros asociados ha sido igual al 90% de la rentabilidad obtenida por el banco, demostrando el compromiso con nuestros valores y principios», señaló Heller, quien estuvo acompañado en la mesa central por Edgardo Form, presidente del IMFC; Gerardo Galmés, gerente general de Credicoop; y los integrantes de la Mesa Directiva del banco: Ricardo Sapei, vicepresidente 1º; Horacio Giura, vicepresidente 2º; Melchor Cortés, secretario; Horacio Raffo Quintana, prosecretario 1º; Edgardo Bozzolo, prosecretario 2º; Carlos Louzán, tesorero; Néstor Callegari, protesorero primero; Marcelo de Lorenzi, protesorero segundo y Jorge Lorenzo, síndico titular. Todos ellos continuarán en sus cargos durante el próximo ejercicio.
Como es habitual, Heller compartió un análisis sobre la situación política y económica del país. «La ciudadanía se expresó y votó lo que conocemos en una elección que no objetamos en su legitimidad, pero eso no nos impide realizar algunas reflexiones que tienen sentido de cuestionamiento, marcando la enorme diferencia entre lo que se prometió y la realidad», señaló. Luego pasó a analizar el entorno internacional, «porque hoy estamos mucho más a merced de ese contexto y esta inserción en el mundo nos hace mucho más dependientes».
«Nuestra región –prosiguió– se ve afectada en varios sentidos: el impacto concreto del menor volumen del comercio y, además, porque son cada vez más grandes las presiones de los centros de poder para garantizar un “ambiente de negocios”, como llaman ellos a lo que en realidad es colocarnos sus productos y sus capitales». «Las políticas concretas
–añadió– apuntan a pérdida del salario, del empleo y de beneficios sociales», dijo.

 

Restauración neoliberal
Heller compartió luego un listado de las políticas que están implementándose por parte del actual gobierno, alertando sobre una marcada «restauración neoliberal»: productividad y flexibilización laboral, Estado subsidiario, apertura de importaciones y liberalización de operaciones cambiarias, endeudamiento, y modelo de valoración financiera.

Aprobado. Los presentes convalidaron la Memoria y Balance del 38º ejercicio. (Jorge Aloy)

 

«La Argentina –puntualizó– cuenta con el mayor nivel de la región en materia de salarios; esto, que sería algo positivo, es para este gobierno una de las cosas que habría que corregir. Un representante local dijo: hay que convencer a los sindicatos para que no peleen por el sueldo de algunos en lugar del empleo de muchos». El dirigente exhibió entonces un gráfico donde se vinculaba productividad con salario, mostrando la tendencia de crecimiento de la productividad en detrimento del salario real. «La diferencia es el aumento de las ganancias de las corporaciones, por eso, cuando las políticas que se llevan adelante en un país se centran solo en la productividad, se está volviendo a plantear un modelo de derrame: que la economía va a crecer y que cuando crezca vamos a ser más felices. Está demostrado que no es así, el derrame no existe si no hay regulaciones del Estado que pongan límites a las apropiaciones de productividad», remarcó.
Acerca del Estado subsidiario, Heller señaló que el actual gobierno concibe al Estado como un «facilitador». «No intervenir en los mercados dejando que estos actúen libremente, un blanqueo de capitales como nunca se vio, eliminar los impuestos a los bienes personales y otras tantas intervenciones. El Estado se interpone a favor de los grupos concentrados, no es que no interviene», dijo. Y, nuevamente apoyado por un gráfico, mostró que entre 1975 y 2001 la deuda y la fuga de capitales crecieron a la par. «Es decir, la mayor parte de ese endeudamiento que terminó en el default y la crisis fue para facilitar la fuga de divisas con la suma, ahora, del blanqueo. Se está viendo un nuevo proceso de este tipo desde el inicio de este año. El país ya ha tomado deuda por 51.000 millones de dólares». También se explayó sobre el modelo de valorización financiera, la recesión en el mercado interno por el impacto de las importaciones y la política monetaria regida por un sistema de metas de inflación. «No es una exageración decir que se parece mucho a la época de Martínez de Hoz o a los 90 y nos debería alertar sobre los enormes riesgos que esa política para el país», advirtió. Por último, manifestó que en este contexto «hay que reivindicar la fortaleza del movimiento cooperativo. No somos las ruedas de auxilio, nuestra experiencia es el mejor ejemplo de que se puede gestionar de igual a igual con eficiencia y democracia, que no hay actividad que no pueda ser abordada con una empresa con un fin de dar servicio público y no como una herramienta de maximización de la productividad». «Nosotros –concluyó el dirigente– somos los que mejor podemos dar esa discusión, porque es lo que venimos haciendo desde hace 37 años y nadie nos lo puede quitar».

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