Rol protagónico

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En el sudoeste de Córdoba, la entidad apuntala, desde hace 60 años, el crecimiento de la comunidad que le dio origen. Los niños y los ancianos son sus actuales prioridades.

 

Mucho más que luz. Internet, telefonía, educación y residencia para la tercera edad son algunos de los servicios de CESOPOL.

Aquel sueño era un proyecto. Aspiraba a evitar que un pueblo de calles polvorientas quedara sin luz. Transcurridos varios años se convirtió en una empresa de economía solidaria. Ofrecemos este testimonio para que las futuras generaciones conozcan de dónde venimos y se continúe engrandeciendo nuestra cooperativa». Así comienza el editorial de la revista que se publicó a mediados de 2013 para celebrar los 60 años de la Cooperativa Eléctrica, de Servicios y Obras Públicas de Oncativo (CESOPOL). El ejemplar, que más que una revista luce como un libro, simboliza la conmemoración de aquel 16 de agosto de 1953, el día en el que se reunieron los vecinos de la ciudad cordobesa ubicada 76 kilómetros al sudoeste de la capital provincial para conformar la comisión provisoria que culminaría con la fundación de la cooperativa eléctrica. Luego vinieron otros servicios: agua corriente, servicios sociales, banco de sangre, banco ortopédico, Internet, telefonía, cementerio parque, centro educativo universitario, la fundación CESOPOL y, próximamente, una residencia para la tercera edad (ver recuadro).
Luis Castillo, presidente del consejo de administración, muestra orgulloso otro de los proyectos en marcha: sobre el acceso sur de la ciudad, varios emprendimientos crecen en loteos vecinos. «Aquí está el Fideicomiso CESOPOL 1», explica mostrando terrenos prolijamente demarcados. La cooperativa urbanizará 12 manzanas que contienen  264 terrenos de 25 por 10 metros. «Cobramos a nuestros participantes sólo el precio de costo, muy por debajo del valor de mercado», añade. Hacia el centro de Oncativo, estratégicamente ubicadas, están las instalaciones que fueron incorporándose a la CESOPOL en diversas épocas: la planta central de bombeo de agua, las salas velatorias, el edificio de ONCATEL (que concentra la prestación cooperativa de servicios de telefonía fija, celular e Internet), el Servicio Educativo, que brinda apoyo escolar y talleres de extensión cultural, y el Centro de Aprendizaje Universitario, con más de 15 carreras de pregrado y de grado. «Sumamos continuamente más anexos –concluye Castillo–, porque nos propusimos, desde el año 1993, revertir el aislamiento de la cooperativa a la que la gente sólo le demandaba servicios básicos de electricidad y agua. Queremos darle a nuestra gestión una impronta solidaria muy grande, por lo cual focalizamos nuestros esfuerzos hacia los niños y los ancianos. Con respecto a los jóvenes, fortalecimos las áreas educativas, brindando un abanico de carreras universitarias, que, por el momento, son a distancia pero a la brevedad serán presenciales. Dentro de los alcances de la Fundación está el apoyo escolar y las demandas que van surgiendo de las necesidades de los socios, últimamente enfocadas a bajar la deserción escolar y también a abordar desde un trabajo integral la prevención de las conductas de riesgo como situaciones de violencia familiar o adicciones».

—Texto y fotos: Bibiana Fulchieri

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