Sin bajar los brazos

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Los trabajadores de la cooperativa de trabajo de Pergamino tomaron las riendas de la empresa en la que trabajaban y lograron sacarla adelante. Hoy fabrican muebles de diversos materiales, que venden a clientes de todo el país.


En la fábrica. El próximo proyecto de los asociados es adquirir un inmueble propio.

Desconcertados por el llamado a convocatoria de acreedores de la fábrica en la cual trabajaban, un grupo de obreros de la ciudad de Pergamino decidió emprender el camino de la autogestión y formar la Cooperativa de Trabajo Total Maderera. Si bien no todos estaban preparados para llevar adelante el proceso de fabricación de muebles, la necesidad de mantener su fuente laboral los empujó a capacitarse y a armar un pequeño taller de carpintería en el garaje de uno de los asociados. «Al principio fue muy difícil, porque no teníamos recursos económicos suficientes para comenzar a producir. Arrancamos con unas maquinarias usadas que reparamos gracias a que la gente de la filial Pergamino de Banco Credicoop creyó en nosotros, en nuestro sueño, y nos otorgó a un préstamo; con ese dinero también compramos algunos insumos –rememora David Moreno, carpintero y presidente de la cooperativa–. Además, unos amigos nos dieron una mano muy grande: nos trajeron un camión cargado con madera, que usamos para hacer los primeros muebles».
A través de diversas gestiones, los emprendedores lograron llegar a un acuerdo para continuar alquilando el predio donde funcionaba la antigua fábrica, además de hacerse cargo de la convocatoria de acreedores para recuperar las maquinarias abandonadas. Para conseguir clientes, fue necesario agudizar el ingenio y atreverse a salir a la calle. «Recorrimos en un auto viejo distintas ciudades y nos entrevistamos con empresarios locales a los que les plantemos nuestras necesidades de trabajo, nuestras ganas de crecer y les aseguramos el cumplimiento en las entregas», explica Moreno, quien sostiene que esa actitud fue la que generó la confianza suficiente para que les hicieran los primeros pedidos.

De norte a sur
Sillas, mesas, modulares, juegos de dormitorio, línea juvenil y futones son algunos de los artículos que fabrica la cooperativa bonaerense en madera maciza (pino ellioti y eucaliptus) o melanina. «Nosotros hacemos los diseños y fabricamos muebles para clientes mayoristas y comercios ubicados en diferentes puntos del país, como Venado Tuerto, Junín, Ushuaia, Santiago del Estero», comenta Moreno. Los productos también se venden a través de redes, mutuales y shoppings de la provincia de Buenos Aires. La cooperativa cuenta, además, con un local minorista ubicado en Pergamino.
Si bien la cartera de clientes actualmente está robustecida, los asociados admiten que las ventas ya no son las de hace un año. «Hubo un freno importante en esta industria, por eso hoy vivimos el día a día; veníamos de una producción enorme y de repente hubo una caída importante, por eso paramos la pelota para ver cómo seguir», explica Moreno. A la caída de la actividad económica que se dio durante el último año y medio, se sumaron otros factores como los incrementos en las tarifas, el aumento en el costo de insumos y la apertura de las importaciones. «Esta situación –señala el presidente de la cooperativa– solo benefició a unos pocos empresarios que tienen capacidad para comprar grandes volúmenes de artículos en el exterior y que luego venden directamente a los comercios o a través del comercio electrónico, lo que genera un fuerte desequilibrio en el mercado interno. De esta manera, es imposible competir, más que nada para los que producimos con mucho esfuerzo en el país».
Pero a pesar de este presente crítico, Total Maderera sigue proyectando y apostando al crecimiento. «A veces, te dan ganas de bajar los brazos, pero, gracias a que contamos con un gran capital humano, algo fundamental cuando aparecen las dificultades, seguimos adelante», dice Moreno. Convencidos de que con ayuda mutua, esfuerzo compartido y una eficiente gestión se puede sostener un emprendimiento productivo colectivo, los 11 asociados de la cooperativa pergaminense continúan apostando por ese sueño que nació en 2004 y que hoy es una realidad. En ese marco, una vez que terminen de pagar las maquinarias, aspiran a comprar un inmueble propio para instalar la fábrica y, de ese modo, consolidar definitivamente el proyecto autogestivo.

 

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