Sinergia auspiciosa

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Representantes de la filial San Vicente de Credicoop visitaron la Escuela de Capacitación Laboral San Juan Bosco como parte de las iniciativas que unen al banco con las comunidades.

 

Juntos. Integrantes de la filial cordobesa recorrieron la escuela a la que actualmente asisten más de 350 alumnos.

Para fortalecer el vínculo cooperativo y solidario que día a día construye la comisión de asociados de la filial San Vicente (Córdoba) del Banco Credicoop con instituciones y organizaciones de la comunidad, representantes del banco cooperativo visitaron  la Escuela de Capacitación Laboral San Juan Bosco, perteneciente a la Institución Salesiana San Francisco Solano. Ubicada en la planta alta del tradicional edificio del Colegio San Antonio de Padua, la escuela fue creada para dar respuesta a las urgentes necesidades de la populosa comunidad barrial en la zona sudeste de la capital cordobesa y, desde hace un tiempo, cuenta con el banco cooperativo como aliado estratégico en esa misión. Los cursos que ofrece la escuela (Instalación Eléctrica Domiciliaria e Industrial, Controladores Lógicos Programables, Confección de Indumentaria, Costura y Moldería Industrial, Operador de PC, Interpretación de Planos Autocad, y Diseño Gráfico y Páginas Web) son completamente gratuitos y ya tienen 5.000 egresados.
Lucas Fernández, presidente de la comisión de asociados; Adrián Nolli, vicepresidente de la comisión y responsable de Educación Zonal de la filial; y Malena Del Re, oficial de negocios, recorrieron las instalaciones de la escuela junto con Marcos Gómez Sayas, representante legal de la Obra San Antonio de Padua; Héctor Sala, colaborador de la Escuela; y Felipe Rinaldi y María Laura Zayas, integrantes del departamento de responsabilidad social empresaria de la Obra Don Bosco. «En el año 2000, la situación social era de total emergencia en esta zona, no sólo en San Vicente, sino en todos los barrios vecinos –rememoró Héctor Sala mientras guiaba a los representantes del banco por la institución–, así que debimos actuar con rapidez para contener las demandas de nuestra comunidad. El desafío mayor fue la inserción de los desocupados, pero también la cualificación con certificación oficial para continuar en sus empleos. Empezamos casi sin equipamiento hasta que, en 2005, obtuvimos un aporte de los salesianos suizos, con el que incorporamos la tecnología necesaria para el armado de los 30 boxes y aulas».

 

Otra oportunidad
El rol de la escuela en la comunidad contribuye a una reinserción que no sólo es laboral, dado que entre los alumnos hay víctimas de problemáticas sociales como la violencia familiar y la trata de personas. También se brindan cursos a personas con discapacidad, en recuperación de adicciones y en conflicto con la ley penal. Hoy la escuela tiene 356 alumnos y hay 600 en lista de espera. El rango de edades es amplio: va desde los 17 a los 70 años. «Nuestro proyecto educativo es de primer nivel, acorde con los estándares curriculares que dan respuesta a la necesidad de lograr una pronta salida laboral, y, en este punto, es importante la sinergia establecida con el Banco Credicoop de San Vicente, al tendernos redes con las pymes de su cartera de asociados, que colaboran con insumos y contemplan a nuestros alumnos capacitados como potenciales empleados», concluyó Sala.
Fernández, en tanto, afirmó: «Después de la capacitación, vendría otra etapa a considerar que es promover entre los egresados el modelo cooperativo como una alternativa para la producción, acercándolos al Instituto Movilizador, desde donde se implementaron redes para lograr el asociativismo y el acceso a los microcréditos que posibilitan la incorporación a la economía social, un modelo alternativo donde la palabra “economía” tiene el peso de un concepto filosófico».

—Texto y foto: Bibiana Fulchieri

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