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Sobre la piel

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La actividad se nutre actualmente de criaderos y existen duras regulaciones para evitar la caza furtiva de animales. La mayoría son pequeñas y medianas empresas con perfil exportador.

 

Granjas. El 85% de la producción mundial proviene de estos establecimientos. (Gentileza Secretaria de Promoción Social Rosario)

La industria del cuero es la más antigua de las que existen en el país y actualmente es el principal subproducto de la actividad frigorífica. Las pieles se obtienen en su mayoría de animales criados en cautiverio, aunque en sus comienzos se cazaban especies salvajes. Un ejemplo de ello es la cría de chinchilla, cuya piel es una de las más buscadas en el mundo y la Argentina cuenta con el banco genético líder a nivel mundial. Otro producto en el que se destaca históricamente nuestro país es el de cuero bovino. En esta actividad operan 275 establecimientos faenadores, 29 entre medianos y pequeños, 57 medianos y grandes y sólo 9 grandes. No obstante, el grueso de los negocios se concentra en el segmento de firmas medianas y grandes con el 47,6% de la producción. En el caso de pieles exóticas la participación de pequeños establecimientos de cría y faena es su rasgo característico.
En el siglo XVII se exportaban cueros obtenidos del abundante ganado cimarrón que pastaba libremente en la Pampa Húmeda. En esa época la carne era un subproducto de la matanza de vacunos para la explotación de su cuero. En la actualidad, si bien con un peso relativo en la economía mucho menor, el cuero sigue aportando divisas y puestos de trabajo al país. Esto se debe a la abundancia de materia prima y a su calidad reconocida internacionalmente. El cuero es el principal subproducto de la industria frigorífica. La industria curtidora destina alrededor del 80% de su producción a los mercados externos. De todos modos, más de la mitad de los cueros en el país se exportan semiterminados hacia mercados desarrollados. La producción se concentra en un 85% en cuero terminado, semiterminado y manufacturas de tapicería, en un 10% en la producción de calzado y en un 5% en la confección de prendas de vestir y accesorios de marroquinería, según un informe del INTI, en base a la AFIP y el Indec.
Una de las tendencias registradas fue el mayor uso de cueros para tapizado de muebles y autos y otros vehículos, por un lado, y la disminución del uso de cueros para suelas, por otro. La fracción de la piel más importante para el curtidor es la dermis, cuya parte superior, de estructura fina y compacta, es llamada flor, y presenta un gran valor.
Los animales criados en granjas son: visón, chinchilla, zorro plateado, zorro azul, marta, hurón negro, hurón blanco, mapache, nutria y conejo. Los animales que son atrapados en estado silvestre son: zorro gris, zorro rojo, nutria, castor norteamericano, coyote, marta, visón, mapache, ratón almizclero, marta rusa, ardilla rusa y china, armiño y la zarigüeya neozelandesa.

 

Sacar el cuero
El cuero es un producto de gran circulación internacional –se estima en más de 50.000 millones de dólares al año– cuyo mercado todavía dista de la saturación, de acuerdo con un informe sectorial de la Subsecretaria de Comercio Internacional. La actividad ganadera bovina involucra alrededor de 250.000 productores y se desarrolla en una superficie de más de 150 millones de hectáreas. En 2000 la Argentina sufrió una baja, tanto en el consumo como en las exportaciones de carne, esta última como consecuencia de la crisis que afectó al principal mercado de carnes argentinas (Europa), en virtud del surgimiento de la enfermedad endémica de la «vaca loca» (BSE). Esto trajo aparejada una caída significativa en la faena de ganado encareciendo, en consecuencia, el precio del cuero. La situación actual respecto a la calidad sanitaria del sector se compuso en su totalidad, por lo cual las exportaciones volvieron a cumplir los requisitos de los mercados más exigentes.
En el país existen aproximadamente 480 establecimientos habilitados para faenar ganado bovino, ubicándose la mayoría en la provincia de Buenos Aires, a la que le siguen Santa Fe, Córdoba, San Luis y Entre Ríos. Existe una gran atomización dentro de este sector y una gran brecha entre las empresas más grandes y las más pequeñas, representando estas últimas casi el 60% de la actividad.
Las exportaciones de cuero y sus manufacturas se destinan principalmente a China (14,9%), Estados Unidos (12,3%), Países Bajos (8,9%), Hong Kong (8,4%), Italia (7,5%), Australia (5,1%), Tailandia (5,1%), México (4,9%), Uruguay (4,1%) y Brasil (3,3%). Entre estos países, los cinco primeros concentran más de la mitad de las ventas externas. Las importaciones provienen de China (53,2%), Brasil (13,9%), Uruguay (8,9%), Vietnam (6,8%) y Paraguay (3,5%), concentrándose en estos países más del 86% de las compras. También se exportan pieles en bruto de ovino con lana (aproximadamente a un promedio de 10 millones de dólares anuales), de caprino, curtidos y secas (2,5 millones), de reptil secas (1,3 millones) y de reptil preparadas después del curtido y secado, apergaminados (por casi un millón anual).
Entre las pieles exóticas se destaca la chinchilla, un roedor del Norte de Argentina, Chile, Sur de Bolivia y Perú. Esa zona fue su hábitat natural hasta fines del siglo pasado, cuando la caza indiscriminada terminó con la especie salvaje. Hoy sobrevive gracias a la reproducción en cautiverio. Su piel es la más cotizada en el mundo por el mercado peletero. En nuestro país comienza a producirse a principios de la década del 60 y desde entonces ha tenido un notable crecimiento, alcanzando hoy el liderazgo mundial por su calidad. El 85% de las pieles que se consumen a nivel mundial son originarias de criaderos o granjas y no de animales silvestres. Los criaderos varían en dimensión; los hay desde 50 animales y establecimientos de hasta 300 hembras en producción. No obstante, se mantienen aún prácticas de caza controlada, como en el caso del zorro colorado, considerado una especie problemática por su acción predadora sobre el ganado doméstico. El status de conservación para el zorro es de «especie no amenazada», según la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

Cristian Carrillo

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