Temporada alta

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Capital mundial del rubro, Buenos Aires se suma a Mar del Plata y Villa Carlos Paz como polos de atracción estival. Cinco millones de espectadores en un año. Opinan empresarios y actores.

Verano sobre tablas. La obra de Moria Casán y Carmen Barbieri atrae a los turistas hacia el teatro Atlas de Mar del Plata. (Juan manuel Quintanilla)

Buenos Aires, noche de viernes, poco más de las 20: la avenida Corrientes es una fiesta. Es un gusto bajar desde Callao hasta Maipú, viendo en lo alto el brillo de las grandes marquesinas: desde el Paseo La Plaza hasta el Gran Rex, pasando por el Alvear, el Astral, el Teatro San Martín, el Centro Cultural de la Cooperación, Metropolitan, Multiteatro, Lola Membrives, Ópera, Tabarís y Astros, entre otros. Marean las luces del centro. Arriba, los grandes carteles, y, en las veredas, las colas de espectadores para entrar a las salas. La ciudad parece competir con Broadway; Corrientes recuperó el apodo histórico de «la calle que no duerme». Dos horas después, a la salida, el público inunda otra vez las veredas y, entonces, conseguir una mesa en un bar, una pizzería o un restaurante resulta poco menos que imposible.
Sin duda, la Argentina es un gran país teatral. La actividad de los dramaturgos, directores, actores y productores es un bien intangible de sus habitantes. Para aceptar estas afirmaciones, basta con tomar contacto con las cifras oficiales, que sorprenden: en 2012 se presentaron en todo el país 8.000 espectáculos y funcionaron 2.500 salas. Todavía no se conocen las cifras totales de 2013, pero se cree que superarán a las de 2012. ¿Puede hablarse de un «boom» del teatro? Por supuesto. Es el país de mayor producción teatral del mundo hispánico y, por si fuera poco, la ciudad de Buenos Aires es considerada una de las cinco grandes capitales teatrales, junto con Nueva York, Londres, Berlín y París. Aunque viajan personas de todo el mundo para ver teatro, a diferencia de Nueva York, los turistas no representan el grueso del público que colma las salas porteñas, sino los locales.
En este rico panorama, es muy importante el teatro independiente, de producción autogestiva, alto nivel creativo, salas pequeñas (con menos de 300 butacas) y bajo presupuesto. También es importante el teatro oficial, sostenido con fondos del Estado, a nivel nacional y municipal. Pero, en los últimos años, ha crecido principalmente la franja del teatro comercial, fenómeno que se pone en primer plano en la temporada de verano, con el funcionamiento de tres grandes capitales en el rubro: Buenos Aires, Mar del Plata y Villa Carlos Paz.
¿Quién mejor que el productor teatral Carlos Rottemberg para hablar sobre esta tendencia? Presidente de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (AADET) y dueño de varias salas en Buenos Aires y en Mar del Plata, Rottemberg señala que se podrían trazar «dos claros períodos en el teatro comercial de los últimos años. De 1997 a 2003, se produce una caída real muy fuerte, motivada por la crisis económica de la Argentina. A partir de 2003, por el cambio político y económico, un desarrollo creciente que llega a una meseta en 2011-2012-2013, con un bajón en 2009 por la epidemia de Gripe A, cuando en plena temporada se cerraron todas las salas en julio-agosto a nivel nacional. Desde 2003 hasta 2010, salvo durante 2009, se ve un claro ascenso. Y luego viene la meseta, que no baja pero tampoco sube, aunque en 2013 reconocemos una suba de 1% en cantidad de espectadores; es decir, un crecimiento pequeño».

 

Millones de entradas
Rottemberg dice que los grandes centros del teatro comercial responden a las leyes de la oferta y la demanda. Otro cantar son San Luis y Entre Ríos, donde la actividad cuenta con programas políticos de incentivo. «Una cosa es el público “pagante”, que existe contundentemente en Buenos Aires, Mar del Plata y Carlos Paz y sostiene una temporada; otra cosa son las decisiones políticas para que haya teatro en verano. Cuando se dice que aparecen nuevas plazas, hay que ver si responden realmente a un público existente o son fenómenos de los auspicios de los gobiernos provinciales. Ya veremos si Entre Ríos, que creció este año, se sostiene».

Destacados. Lito Cruz y Marilú Marini protagonizaron 33 variaciones. (Prensa 33 Variaciones)

El movimiento de espectadores y la recaudación en 2012 fueron enormes. Sólo en el teatro comercial y los shows musicales (es decir, sin contar las funciones del oficial y del independiente), en 2012 se vendieron 5.100.000 entradas en todo el país, según datos de la AADET. «Cuando decimos que Buenos Aires es la tercera ciudad en público del teatro comercial mundial, después de Nueva York y Londres, es porque se toman los índices de espectadores que consumen teatro», apunta Rottemberg.
El empresario agrega que la mitad de esos 5.100.000 espectadores «pagantes» corresponde a Buenos Aires, con actividad teatral durante todo el año. En tanto, un 25% se lo llevan Mar del Plata y Carlos Paz, con temporadas de verano que transcurren entre enero y febrero. Y el 25% restante se debe a la actividad de las salas del interior del país, especialmente a través del sistema de giras. En este momento, la AADET se ha federalizado y cuenta con 130 empresarios que cubren todo el país, distribuidos en distintas ciudades y regiones.
El total de entradas vendidas en 2012 suma más de 826 millones de pesos, ya que se calcula que una entrada promedio cuesta 162 pesos. «El valor promedio es de 162 porque no todos los espectadores pagan lo mismo», explica Rottemberg. «En la misma función, hay personas que pagaron un precio y otras, uno diferente. La recaudación promedio se hace a partir del bruto recaudado dividido por la cantidad de espectadores. Entran 1.000 personas y se recaudan 162.000 pesos, entran 10.000 espectadores y se recaudan 1.620.000. Sucede que hay gente que viene directo al teatro media hora antes de la función y compra la entrada en boletería a 220 pesos, mientras que algunos van antes a Ticket, en Diagonal Norte y Cerrito, un sistema de cartelera que imita al de Nueva York y Londres, y pagan 120 pesos. Hay otros que compran más barato a través de empresas, 2 x 1, ticketeras varias, o por la ubicación en la sala. Todo eso da un promedio de 162 pesos».
Cuando se le pregunta a Rottemberg si el precio de las entradas del teatro comercial no es muy elevado, dice que no. «Guillermo Bredeston siempre me decía que una entrada de teatro comercial equivalía a 15 cafés en un bar del centro. Si preguntamos por el precio de un café en la calle Corrientes y multiplicamos por 15, el teatro es más barato. También se lo suele comparar con 5 entradas de cine o con 5 fichas diarias de estacionamiento, y sigue estando bajo. El teatro comercial parece caro porque una porción de gente queda afuera, pero es barato cuando establecés valores relativos comparativos. Históricamente, se lo comparaba con comer en un restaurante, y al cine, con comer en la pizzería», reflexiona.

 

Artístico y lucrativo
Lo cierto es que el teatro comercial sigue siendo un gran negocio y todo parece indicar que, en este verano de 2014, la tendencia se mantendrá firme y aun creciente. Al menos, eso es lo que se advierte en la apuesta de los empresarios y los artistas. A Mar del Plata se mudan muchos espectáculos comerciales ya estrenados con éxito en Buenos Aires, como Vale todo, con Florencia Peña y Enrique Pinti; Escenas de la vida conyugal, con Ricardo Darín y Valeria Bertucelli, dirección de Norma Aleandro; Una relación pornográfica, con Cecilia Roth y Darío Grandinetti, dirigidos por Javier Daulte; La casa de Bernarda Alba, con protagónico de Norma Pons y dirección de José María Muscari. Pero en la ciudad balnearia también se asume el riesgo de los estrenos: La laguna dorada, con Charo López, Pepe Soriano y Emilia Mazer; Sor-presas, comedia musical con Moria Casán, Carmen Barbieri, María Rosa Fugazot y Cecilia Milone.

 

Facundo Nívolo

Otros espectáculos apuestan a la producción clonada en dos ciudades: Los Grimaldi tendrá dos elencos, uno marplatense y otro en Carlos Paz: en el mar encabeza Silvina Escudero, y en la sierra Nazarena Vélez. Lo mismo pasa con Stravaganza, el espectáculo de Flavio Mendoza, que estará presente en las dos ciudades. Buenos Aires, en tanto, no se queda atrás: en el Multiteatro se repondrá Toc toc, ya en su cuarta temporada, y, entre los principales estrenos, se espera el de Red, con Julio Chávez. Recordemos, por otra parte, que el año pasado han desfilado por los escenarios porteños grandes figuras del espectáculo; entre ellos, Luis Brandoni y Eduardo Blanco (Parque Lezama), dirigidos por Juan José Campanella; Marilú Marini y Lito Cruz (33 variaciones); Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna (Amadeus); Cristina Banegas y María Onetto (Sonata de otoño).
Considerando el nivel de muchas de estas obras, hoy puede hablarse de un «teatro comercial de arte». Es preferible este término al de «teatro de arte» a secas, o al de «teatro profesional», porque parece más claro y preciso; a la vez que reivindica su costado artístico, no oculta su dimensión lucrativa y empresarial. El «teatro comercial de arte» posee una alta calidad profesional, lenguajes diferentes (comedia, drama, musical, danza) y es sostenido por una importante apuesta económica de productores-empresarios, actores de primer nivel y muy buenos equipos creativos en los rubros dramaturgia, dirección, escenografía, música, iluminación, vestuario, etcétera.
A partir de lo anterior, en los últimos años regresó a Buenos Aires la cartelera de espectáculos que van de miércoles a domingo, con dos funciones el sábado. El periodista Carlos Ulanovsky, quien acaba de publicar un libro sobre la historia de la AADET (Los productores. Historias de empresarios teatrales argentinos de todos los tiempos, con la colaboración de Susana Pelayes, Marcela López y Gabriela Kogan), al ser consultado por Acción dice que acuerda con «la definición de “teatro comercial de arte”, porque pone en evidencia el tipo de producción y la alta calidad artística de estos espectáculos». Al respecto, Rottemberg dice: «Creo que hay mal teatro y buen teatro y cada vez los límites y los prejuicios sobre los estamentos de lo público, lo privado y lo independiente están más desdibujados. Hay un ida y vuelta en el que Alfredo Alcón hace con Rodolfo Bebán una obra en el Metropolitan y después hace Beckett en el San Martín. Javier Daulte hace teatro independiente y teatro comercial, lo mismo Claudio Tolcachir, que dirige Timbre 4 y hace producciones comerciales como Agosto, Buena gente o Todos eran mis hijos».

Lorca en Corrientes. Apuesta fuerte, La casa de Bernarda Alba es protagonizada por Norma Pons y dirigida José María Muscari.
(Prensa La casa de Bernarda Alba)

 

Condiciones laborales
El teatro comercial de arte genera otras condiciones de trabajo para los actores. Dice Daniel Casablanca, integrante del elenco de Toc toc, sobre el éxito de la obra: «No había mucha expectativa con Toc toc, y el resultado nos superó a todos. Estrenamos en enero de 2011 y en marzo yo tenía un compromiso con mi grupo Macocos, pero, cuando vimos el éxito, lo cancelé. Les dije a los Macocos que no contaran conmigo, porque en una de esas me compraba una casa. Y me compré la casa. Increíble. Esta es una actividad muy difícil, placentera, pero económicamente muy compleja. En general, uno no puede vivir de la profesión. Con Toc toc es la primera vez que me pasa. Y no creo que me vuelva a suceder».
Por su parte, Rottemberg analiza la creciente presencia de grandes actores en el teatro comercial de arte: «Lo que pasa es que los actores consagrados hacen más teatro que antes o, para decirlo de otra manera, la chatura que va invadiendo la televisión “escupe” a los más talentosos para el teatro. No es casual que se vengan al teatro cuando la tevé nivela para abajo su calidad, con programas chatarra, chimentos y escándalos mediáticos. Este perfil de la televisión no se lleva bien con la gente más talentosa. Eso explica, entre otras cosas, por qué Campanella debutó en 2013 como director teatral con Parque Lezama». Según el empresario, «el ícono del teatro comercial de gran convocatoria de público fue la revista. Con la revista no se podía competir en cantidad de entradas vendidas. Pasa que se terminó el género», dictamina.

Voz autorizada. Rottemberg es presidente de la AADET y dueño de varias salas. (Télam)

La gran actriz Norma Pons está en Mar del Plata con La casa de Bernarda Alba (éxito porteño del año pasado), muy agradecida por la oportunidad que le brindó el director José María Muscari: «Yo soy una actriz criolla, que viene de la revista. Me pasé 40 años tratando de que me abrieran las puertas del teatro oficial, y nadie lo hizo. Ahora me llega la oportunidad de hacer un clásico, y nada menos que un García Lorca, que amo. ¿García Lorca en el teatro comercial? Sí, milagro de Muscari. Siento que hacemos un espectáculo de gran calidad; yo doy todo y, especialmente para el final desgarrador, pienso en la poesía de Lorca. Antes de entrar a la última escena, recuerdo la “Casida del llanto”, ese poema bellísimo, y cuando salgo siento en mí el espíritu de la tragedia que siente Bernarda por la muerte de su hija».

Jorge Dubatti

 

 

Público caluroso

Mar del Plata es un fenómeno teatral como no hay otro. «Recientemente, un grupo de investigadores de Barcelona vino a estudiar lo que pasa en el verano en la ciudad con el turismo teatral, porque quieren ver si pueden replicar el caso en Barcelona como capital teatral marítima», cuenta Rottemberg. «Se ha hecho un estudio sobre cómo aumenta el calor dentro de las salas, cuando se llenan, en el verano de Buenos Aires y de Mar del Plata. En Buenos Aires, aumenta 7 grados; en Mar del Plata, 11. ¿Por qué más? Porque la gente viene de la playa, de haber estado horas bajo el sol. Ahora bien, ¿por qué después de tantas horas de playa les quedan ganas de ir al teatro? No tiene una explicación racional».

 

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