Tendencia regresiva

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El reintegro del IVA a los sectores más postergados es una de las pocas medidas que intenta, sin lograrlo, morigerar los efectos de una nueva distribución del ingreso. Mientras tanto, con un índice de desempleo en alza, el consumo suntuario se dispara.


Beneficiarios. Solo 7,8% de este universo recibió la devolución por el uso de la tarjeta de débito. (Nudo)

 

La redistribución regresiva del ingreso es uno de los pilares de la política económica macrista. La imposición de un nuevo escenario distributivo, en perjuicio de los trabajadores, no es consecuencia de la «maldad» de la conducción político-económica, sino que obedece a una determinada cosmovisión ideológica. La antigua «teoría del derrame» determina las decisiones oficiales. Según esta visión, las políticas ofertistas (incremento de la rentabilidad empresaria vía devaluación, rebajas impositivas y de costos laborales) impulsarán las inversiones.
La iniciativa oficial de reintegrar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) fue una de las pocas medidas que apuntó en sentido contrario. La aprobación de esa ley habilitó la transferencia de recursos a los sectores más postergados (jubilados que cobran la mínima, beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo).
Sin embargo, el mecanismo (las compras tienen que realizarse con tarjeta de débito) y el tope establecido (300 pesos por mes) limitaron la efectividad del reintegro.
El gobierno nacional anunció que, con esa medida, se transferirían 25.000 millones de pesos anuales al universo beneficiario (8.600.000 personas). Los diferentes estudios de consumo disponibles demostraban que el pronóstico oficial era desmedido.
En ese sentido, el ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, explicaba en su artículo Sobre la devolución de IVA que, «según la última encuesta nacional de gasto de los hogares, de 2013, el 90% del gasto de los hogares de menores ingresos se realiza en circuitos comerciales de carácter informal que no tributan IVA ni otros impuestos. Los almacenes de barrio, las carnicerías, las verdulerías, las ferias populares y muchos otros tipos de comercios no solo tienen una alta tasa de informalidad, sino que además tienen una baja presencia de posnets».
Por eso, el bloque del Frente para la Victoria propuso depositar los 300 pesos en la cuenta de cada beneficiario. La mayoría de los legisladores rechazó esa propuesta y mantuvo la condición de comprar con tarjeta de débito para así acceder al reintegro.
Los resultados, referidos al primer mes de puesta en funcionamiento del régimen, confirmaron la advertencia de Álvarez Agis: apenas 670.000 personas utilizaron la tarjeta de débito. Además, el reintegro promedio ascendió a 160 pesos por persona. En otras palabras, el beneficio apenas alcanzó al 7,8% de la población-objetivo.
Por otro lado, esa transferencia de recursos no compensó la fuerte caída de ingresos de jubilados y perceptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH). La recomposición anunciada para setiembre (14,16%) redondea un aumento del 30% para 2016. El porcentaje es muy inferior a la inflación proyectada por los indicadores públicos y privados.
Esa evolución contrasta con la tendencia observada desde la creación de la AUH en noviembre de 2009. Los sucesivos aumentos otorgados durante la etapa kirchnerista, versus la inflación anual difundida por el Estudio Bein y Asociados, preservaron o acrecentaron el poder de compra de la AUH. Mientras que según el Centro de Estudios de Ciudad (de la Facultad de Ciencias Sociales-UBA), el poder de compra de la AUH apenas cubre (a precios de mayo) el 66% de la Canasta Básica de Alimentos y el 35% de la Canasta Básica Total.

 

Desocupación
El Indec difundió el primer reporte de indicadores laborales luego del «apagón estadístico». Los números revelan una fuerte suba de la desocupación durante la administración macrista. La tasa de desocupación ascendió al 9,3% en el segundo trimestre de 2016. Ese porcentaje es 3,4 puntos más elevado que la última información publicada por el gobierno anterior (5,9%, tercer trimestre de 2015) y 2,7% superior al mismo período del año pasado.
El grupo etario más afectado es el de los jóvenes menores de 29 años. La tasa de desocupación asciende al 18,9% para el universo juvenil. Otro aspecto saliente es el elevado nivel de desempleo registrado en los conglomerados urbanos más industriales: Conurbano bonaerense (11,2%), Gran Córdoba (11,5%) y Gran Rosario (11,7%).
Los números son desfavorables para la narrativa oficial. Según el gobierno, los datos no son comparables con mediciones anteriores debido a la falta de credibilidad del Indec «kirchnerista». El corolario de ese razonamiento es que no se puede saber si creció el desempleo.
La difusión de los datos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires saldó la «polémica». El desempleo en la CABA saltó al 10,5% al cierre del primer semestre, cuando había sido del 6,8% en diciembre pasado y 8,6% a mitad de 2015.
Los relevamientos fueron realizados con la misma metodología y, a su vez, el instituto estadístico porteño no puede ser tildado de «kirchnerista». No hay dudas: el desempleo opera en alza en la Argentina.

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