Tiempos de cambio

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Con el advenimiento de la dictadura, las cajas de crédito debieron convertirse en bancos para subsistir en el sistema financiero. Esta transformación abrió una nueva etapa en la historia del IMFC.

 

1978. En plena transición de cajas de crédito a bancos, el imfc celebraba 20 años de vida.

El proceso de transformación de las cajas de crédito en bancos cooperativos inauguró una nueva etapa en la historia del Instituto Movilizador. La mal llamada Ley de Entidades Financieras (en realidad, un decreto de la dictadura) planteó nuevos desafíos al sector y obligó a reconfigurar el trabajo que el imfc venía realizando en todo el país.  En ese sentido, 1977 fue un año de transición. Las distintas áreas y oficinas, en las que por el incremento de la actividad trabajaban más de 400 empleados, prestaban servicios a 300 entidades asociadas. Entre esas áreas y servicios se destacaban la Asesoría Técnica y Fiscalización que, a través de más de 40 profesionales, colaboraron con el Instituto y las cooperativas asociadas; los 11 Centros de Procesamiento ubicados en las principales ciudades del país, en los que más de 100 empleados atendían a 162 cooperativas y realizaban 5 millones de operaciones mensuales; y el Área de Microfilmación y Magnetización de comprobantes; el departamento de Gestiones de Valores, donde se había incorporado un nuevo servicio denominado Girocoop, que permitía que los socios de las cajas pudieran girar entre las distintas plazas con más agilidad y seguridad. A pesar de las complicadas circunstancias que atravesaba el movimiento, se mantuvo el ritmo de trabajo en proyectos como Residencias Cooperativas de Turismo, en la que a través de una campaña promocional se llegó a los 2.600 asociados de los 4.800 necesarios para autofinanciar el proyecto.
El año 1978 no sería más sencillo en la vida del país y del Instituto. En la reunión del Consejo Central de enero se analizó la crítica situación de las capas medias de la Argentina. Poco después, en un memorial presentado a la reunión de gobernadores provinciales, realizada en la ciudad de Córdoba, el Instituto manifestó su preocupación por la presencia de dos tendencias en el sector financiero: «Una, la transferencia de recursos del interior del país hacia la Capital y la otra, el mayor potencial relativo de los intermediarios financieros con fines de lucro, sobre los que tienen por función la promoción y el desarrollo de actividades productivas y sociales a nivel regional, como son la banca oficial y el cooperativismo de crédito. El otro aspecto fundamental es el estrangulamiento financiero que sufre la pequeña y mediana empresa por el alto costo del dinero». El documento sostenía además que la contracción del mercado interno, debido en lo esencial a la merma en el consumo por parte de los sectores de ingresos fijos, originaba situaciones muy dramáticas y provocaban gran inquietud por la desprotección que sufría el sector industrial como consecuencia de la reducción de los aranceles para las importaciones. Y luego aludía a las presentaciones judiciales y extrajudiciales de grandes empresas, que transferían a su vez el ahogo financiero a pequeñas y medianas empresas vinculadas con ellas.
Durante el proceso de transformación de las cajas de crédito en bancos cooperativos, el Instituto realizó múltiples actividades en cumplimiento de su labor orientadora. Efectuó numerosas gestiones y entrevistas ante el Instituto Nacional de Acción Cooperativa, el Banco Central y otras instituciones, totalizando más de 80 presentaciones. En ese aspecto, fue de suma importancia la aprobación final, luego de un trabajoso proceso, del estatuto-tipo presentado. Desde el punto de vista técnico, el Instituto habilitó un servicio de asesoramiento para la presentación de carpetas ante el bcra, brindado a 47 proyectos de conversión; organizó el servicio de Organización y Métodos; se desarrolló y modernizó el servicio de computación instalándose en ambas regionales equipos de alta tecnología, que obligaron a la adaptación del edificio porteño y la construcción de uno en la Regional Santa Fe; se iniciaron los trabajos para el sistema de teleprocesamiento; se reforzó el Sistema Normalizado de Circulares e inició la organización del sistema de comunicaciones entre bancos cooperativos. Merece señalarse que con la compra de nuevos equipos, el centro de cómputos del Instituto pasaba a ser uno de los más modernos y desarrollados del sistema financiero argentino, solo equiparable al del Banco de la Nación Argentina.
En noviembre tuvieron lugar diversos actos para conmemorar el vigésimo aniversario de la fundación del Instituto. Estos contaron con la presencia de más de 30 delegados cooperativos de América Latina, Estados Unidos, Gran Bretaña y la urss, encabezados por el delegado especial de la Alianza Cooperativa Internacional, portador de un mensaje destacando que «la creación del imfc fue realmente un hito vital en el desarrollo del sector cooperativo argentino y su trabajo pionero en proveer de facilidades bancarias al asociado común, al hombre de la calle, atrajo nuevos capitales a las cooperativas de crédito de la Argentina».
Cerrando el año, dos temas sobre todo preocupaban al Instituto. En el plano económico, la evaluación mostraba una situación de suma gravedad. Dentro de un decaimiento general de la actividad económica, el índice de incremento de los precios al consumidor fue durante 1978 del 169,8%. A pesar de las desmentidas de Martínez de Hoz, aumentaba la recesión y el estancamiento. Se produjo además una disminución constante del salario real.
Durante 1979 concluyó, en lo fundamental, el proceso de transformación de las cajas de crédito en bancos cooperativos, con la consiguiente reorganización del Instituto. La asamblea general ordinaria celebrada en mayo de 1979 aprobó finalmente el nuevo estatuto, constituyendo dos regionales y resolviendo que los centros de actividad institucional y de trabajo, cualquiera hubiera sido su categoría, se denominarían en lo sucesivo filiales. En función de ello, se conformaron filiales en las ciudades de Rosario, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Paraná y Venado Tuerto, dependientes de la Regional Norte, y Buenos Aires, Bahía Blanca, Mar del Plata y Mendoza, de la Regional Sur.
En cuanto a la vida institucional del Instituto, el año comenzó con un hecho que produjo una gran tristeza: el fallecimiento de su presidente, Amero Rusconi, el 12 de febrero de 1979. El movimiento perdía a un gran dirigente, muy querido; un referente con mucha exposición pública.
Como corolario de esta etapa de conformación de los bancos cooperativos, el Instituto debió actuar frente a algunas medidas gubernamentales. Ante la modificación por parte del bcra de las pautas sobre capitales mínimos, que aumentaban las exigencias de integración inicial y sobreindexaban  para la mayor parte de las entidades los capitales preestablecidos, el Instituto logró que se flexibilizaran parcialmente las exigencias para las entidades en proceso de transformación. También realizó gestiones ante las autoridades respecto a la necesidad de que existiera un régimen de garantía de los depósitos amplio y equitativo. Finalmente, y para dar a conocer la situación del movimiento en ese momento, se publicó una solicitada en los principales diarios bajo el título «Bancos Cooperativos, una nueva etapa».

Extracto del libro «50 años de ideas e ideales»

 

 

Julio de 1987

La revista Acción reflejaba los festejos del Día Internacional de la Cooperación en el Interior del país, entre ellos, el realizado en la ciudad de Basavilbaso, Entre Ríos, al que asistieron alumnos de cooperativas escolares de toda la provincia.