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El sector nacional, constituido en su mayoría por pymes, se especializa en la producción de unidades livianas. Inserción en el mercado externo con reconocimiento de calidad y diseño.

 

Dinamismo. El ritmo de crecimiento de la rama se triplicó en los últimos años. En 2007 alcanzó su récord de producción. (Jorge Aloy)

La industria naval liviana evidenció en la última década una importante recuperación y exhibe interesantes perspectivas. En el país, el sector se caracteriza por producir embarcaciones que se emplean principalmente para la práctica de deportes acuáticos o para la recreación y el esparcimiento de los usuarios en el mar, los ríos, lagos y otros espejos de agua aptos para la navegación. El conjunto de embarcaciones utilizadas con estos fines incluye cruceros, lanchas, botes rígidos, inflables y otros de diverso tipo, impulsados con motores internos o fuera de borda o remos, veleros y embarcaciones de plástico reforzado con fibra de vidrio, de acuerdo a un informe del INTI.
La producción de pequeñas y medianas empresas se focaliza en el segmento de embarcaciones livianas. «El sector tiene importantes oportunidades en los próximos años. La actividad ha demostrado ser una de las más rentables dentro del complejo industrial. Lo que se requiere es que se siga trabajando con inversiones en infraestructura para poder seguir avanzando», explicó el vicepresidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Horacio Martínez. La industria está integrada por unas 120 empresas, mayormente pymes, que en conjunto emplean a 7.000 personas en forma directa e indirecta. El 70% de las firmas se encuentran localizadas en el conurbano norte de la provincia de Buenos Aires –en los partidos de Tigre y San Fernando– y el 30% restante se ubica en el Litoral y Córdoba, según el Centro de Estudios para la Producción.
La industria naval liviana logró una excelente inserción en el mercado externo en donde es reconocida por su calidad y diseño. Esto habla de la capacidad que tiene el sector para ganar destinos de alcance y competitividad en el marco de una economía globalizada. En los últimos años, el ritmo de crecimiento del sector se triplicó. En 2007 alcanzó un récord de producción de 4.500 unidades  y los segmentos que registraron mayor dinamismo hasta la crisis global fueron las lanchas y los botes a motor. «El sector de la industria naval es estratégico por su elevado número de relaciones interindustriales, la presencia de pymes y su elevada participación de mano de obra especializada», aseguran desde la Cámara Argentina de Constructores de Embarcaciones Livianas (CACEL).

 

Crisis y recuperación
A mediados de los 80, la industria naval liviana fabricaba 9.000 embarcaciones y facturaba alrededor de 100 millones de dólares por año. En los 90, el sector sufrió el aumento del costo de mano de obra y de materiales y equipos que pasaron a ser importados. Entre 1985 y 1993, perdió aproximadamente el 78% de su ocupación total y el 84% de su mano de obra asalariada. El promedio de ocupados por establecimiento descendió de la media histórica de 32 personas a 7. La crisis de 2001 terminó de hundir esta industria y recién en los últimos años comenzó a recuperarse, impulsada por el recambio de las unidades usadas.
El impacto de la crisis se reflejó también en otras áreas, como el cierre de escuelas de aprendices y técnicos, la discontinuidad de la carrera de Ingeniería Naval en algunas universidades nacionales o la desaparición del Departamento de Ingeniería Naval de la Universidad de Buenos Aires. Esto derivó en la pérdida de mano de obra calificada en el sector.
Sin embargo, desde 2003, mostró una recuperación sostenida de la producción, especialmente de los segmentos de botes y lanchas a motor que superaron el promedio del sector. En este marco, puede verificarse un crecimiento de las exportaciones, tanto en valor –que pasaron de 2,7 millones de dólares a 18,8 millones actuales–, como en cantidad de unidades producidas, con un crecimiento aproximado del 80%. El mercado externo para las unidades livianas producidas en el país se reparte entre Brasil, Chile y Estados Unidos, aunque en los últimos cinco años logró expandirse a nuevos mercados, como España, Italia, Emiratos Árabes y Nueva Zelanda. Pasó de 13 a 31 destinos, según datos de CACEL.
Con asistencia económica de distinta índole brindada por el Ministerio de Industria, jóvenes emprendedores pusieron en marcha varios proyectos. Uno de ellos es la construcción de una embarcación deportiva a vela en conformidad con los estándares internacionales. «El Lord 15 es un velero deportivo que se sitúa entre el crucero y las embarcaciones de vela ligera, pensado para ser tripulado por hasta 4 personas», explica el constructor marplatense Roberto Yamil Mahmud. Otra de las iniciativas es la implementación de un novedoso sistema denominado Pata Empuje Náutica, que permite a las embarcaciones navegar por lugares de difícil acceso. La puesta en marcha de un astillero dedicado a la construcción de embarcaciones de plástico reforzado con fibra de vidrio es otro de los proyectos con asistencia financiera gubernamental.

Cristian Carrillo

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