Todo se transforma

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En la provincia de Jujuy, un grupo de familias conformaron una cooperativa que fabrica muebles a partir de pallets que descarta una fábrica de cemento local. De esa forma lograron salir adelante en medio de una compleja realidad socioeconómica.


Reciclado. Antes de ser usada, la madera se lija y luego se unta con aceite de lino. (Cáritas Jujuy)

Para entender qué fue lo que movilizó la creación de la cooperativa Puesto Viejo Construye hay que remontarse al año 1991, cuando el entonces presidente Menem firmó el decreto para privatizar Altos Hornos Zapla. Con esa medida, la planta siderúrgica radicada en Palpalá, Jujuy, redujo su personal drásticamente: de 8.000 trabajadores, quedaron apenas 800. El complejo metalúrgico integraba dos minas: 9 de Octubre y Puesto Viejo, a casi 30 kilómetros de Alto Hornos. La privatización significó un golpe devastador y marcó para siempre a los pobladores, que tuvieron que subsistir con tareas rurales o abandonar el pueblo. Entre ellos estaba Elizabet Segovia, hoy vocal suplente de la Cooperativa Puesto Viejo Construye, que en aquellos años emigró a la provincia de Salta en busca de trabajo y, al regresar a su pueblo natal, se convirtió en una de las fundadoras de la cooperativa.
Puesto Viejo es una zona principalmente agrícola de unos 4.000 habitantes a 50 kilómetros de San Salvador de Jujuy. Con un cerro de fondo que embellece el paisaje, la mayoría de los pobladores trabaja en el campo, otro porcentaje son empleados municipales, algunos son obreros en la fábrica de cemento, comerciantes, changarines y recicladores. En abril de 2015, unas 30 familias sin techo consiguieron la donación de un terreno municipal y, con la ayuda de Cáritas Jujuy, formaron una cooperativa de trabajo para llevar adelante la construcción de sus casas. «Trabajábamos hombres y mujeres, todos los días, sin descanso, para construirnos nuestra casa. Aprendimos albañilería, plomería y lo que hubiera que aprender. Con mucho esfuerzo y ayuda las terminamos. El asunto fue que muchos de nosotros no teníamos trabajo y vivíamos de changas. Entonces la gente de Cáritas junto con la cementera Holcim nos capacitaron en carpintería y así aprendimos a construir con pallets», le cuenta Segovia. La cementera Holcim es la empresa más importante de Puesto Viejo: emplea a unas 200 personas. La madera de los pallets que la cementera ya no utiliza –que antes iban a parar al fuego– pasa a manos de estas familias quienes los convierten en mesas, sillas, bancos sillones, camas y adornos. «En la actualidad somos 10 familias las que formamos la cooperativa. Muchos de los socios trabajan en el campo o haciendo changas y por las tardes o los fines de semana se dedican a la construcción en madera», cuenta la vocal suplente.

Paso a paso
La recuperación de la madera de pallets tiene varias etapas hasta ser utilizada para la construcción de muebles. «Las lijamos hasta que queden lisas y prolijas, seleccionamos las mejores, les pasamos aceite de lino, realizamos el mueble y luego las pintamos», explica Segovia. De los 10 miembros de la cooperativa, seis son hombres y cuatro mujeres. En un principio, el modo de vender sus trabajos era pasando el dato de boca en boca. Luego empezaron a participar en ferias y a construir para revendedores. Recientemente, crearon una página de Facebook en la que se pueden ver fotos de sus productos y enviar mensajes. La cooperativa aún no posee sede propia y es uno de los grandes desafíos para el futuro. «Guardamos los pallets y las herramientas en un galponcito que armó uno de los compañeros en el fondo de su casa. A veces trabajamos en nuestras casas y otras veces ahí, depende de la tarea», explica Segovia. Hija de un metalúrgico que quedó desocupado en los años 90 tras la privatización de Altos Hornos Zapla, ella aprendió el oficio de carpintera y hoy lo transmite a sus hijos.

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