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Pese a la concentración en algunos productos, existen cerca de 300 fabricantes y casi 1.500 distribuidores minoristas. El sector crece mediante franquicias.

 

Consumo. En el país ronda los 3,5 litros per cápita, lejos de los 15 en países desarrollados. (Jorge Aloy)

Las familias confían en el comerciante para elegir los colores que lo acompañarán durante años en su casa, oficina o comercio, mientras que el constructor o decorador profesional encontrará en estos negocios las pinturas y accesorios que necesita para llevar adelante su trabajo. Con una génesis familiar, la actividad está conformada por cerca de 300 empresas, que satisfacen un giro de negocio –producción más importaciones– de cerca de 200 millones de litros y 759 millones de dólares. La mayoría de las pinturerías apuntan, tanto para sus ventas al por mayor como al público, a los segmentos hogar y obra. El nicho de mayor peso es el de las pinturas decorativas (84,9%), seguida de lejos por las pinturas para clientes industriales, automotores y artísticas.
El sector está integrado por una mayoría de pequeñas y medianas empresas, y no hay incursión de empresas multinacionales en este rubro. En la actualidad, la rentabilidad de las pinturerías independientes es discreta debido a que existen muchos locales de venta.
Las cadenas, en notable expansión, impulsan una fuerte competencia en un sector donde la tradición familiar y la necesidad de experiencia restringen el ingreso de nuevos jugadores. De acuerdo con datos de la Cámara de Ferreterías y Afines de la República Argentina (Cafara), la venta de pinturas en el país se concentra en más de 80% en las pinturerías (30% en cadenas y 50% en locales únicos y corralones). El resto se vende en locales de gran superficie, como hipermercados.
«El promedio de empleo es de alrededor de 24 personas por empresa, con una amplia dispersión. Así, mientras en las grandes empresas el promedio registrado fue de 370 empleados por firma, para las medianas y chicas se situó en un promedio de 16 trabajadores. Esta fuerte concentración del empleo y la producción evidencia las fuertes economías de escala que se presentan en esta industria», señala un estudio de la consultora Claves. Las pinturas se comercializan a través de comercios especialistas, que en conjunto rondan las 950 empresas, con un total de aproximadamente 2.445 puntos de venta a nivel nacional y que emplean a 7.180 personas de manera directa. A estos establecimientos se les agregan unos 1.145 puntos conformados por centros comerciales, hipermercados, ferreterías y corralones. El total asciende aproximadamente a 3.600 puntos de venta, abastecidos directamente por las empresas productoras de pinturas. Otros puntos de venta, fundamentalmente ferreterías y corralones, son abastecidos por grandes cadenas de pinturerías, que poseen el 18% de los locales donde se comercializan pintura y accesorios.

 

Competencia interna
El mercado nacional de consumo de pinturas es pequeño y estable: ronda los 3,5 litros per cápita, mientras que en países desarrollados supera los 15 litros y en Brasil se ubica en 8 litros. Las cifras del sector se mantienen relativamente estables en función de las altas y bajas, aunque la tendencia marca una disminución del canal de comercios independientes. El 81% de este negocio se concentra fundamentalmente en cinco empresas líderes, que al mismo tiempo canalizan sus operaciones en un mercado donde el predominio lo tienen las pinturas arquitectónicas.
Entre los líderes del sector se encuentra Pinturerías Rex, con 43 locales en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Bariloche, Neuquén, Rosario y Santa Fe. Una competencia muy intensa se inició debido a que algunas fábricas de pinturas, para ganar mercado, intervinieron en diversas cadenas minoristas, apoyándolas económicamente o con descuentos comerciales. Por otro lado, para hacer valer la exclusividad, les imponen al resto de los locales montos mínimos de compras mensuales –cercanos a 5.000 litros–, y exigen, en algunos casos, semiexclusividad de presencia. En consecuencia, algunos pequeños comercios prefieren surtirse con estas marcas en forma indirecta a través de redes de pinturerías familiares.
La mayoría de las instalaciones nacen a partir de franquicias. Quienes tienen la posibilidad de invertir pueden conseguir una oportunidad de pinturerías argentinas, que no sólo les ahorra dinero y tiempo para posicionarse, sino que también invertirá en confianza como comerciante, utilizando sistemas de ventas y de abastecimiento y una imagen reconocida sin dejar de ser dueño de su negocio. Las regalías demandadas son del 4% sobre las ventas sumado a un canon de publicidad del 2,5% que muchas veces se bonifica al cierre del contrato, que se establece por un mínimo de 5 años –renovable cada 3–, participa de la publicidad y exige franquiciado activo.
En cuanto a las ganancias del sector, el margen es bajo debido a los altos costos fijos y por el aumento de la competencia –expansión de las cadenas medianas y grandes–. En consecuencia, los dividendos se obtienen en el volumen de ventas. Por otra parte, los jugadores chicos pueden mantenerse en pie porque tienen costos fijos más bajos, debido a que no disponen de tantos empleados y, en muchos casos, el local es propio y familiar y ofrecen así precios más ventajosos. Las pinturerías suelen vender servicios tanto a particulares como a edificios o empresas. La oferta incluye recubrimiento en edificios, accesorios –como herrajes y perfiles de madera–, papel tapiz y acabados con todo tipo de pintura, así como materiales y accesorios de decoración. La ventaja de vender estos productos estriba en que, como adicional, se puede ofrecer la colocación de los materiales.
Pinturerías Yanina es uno de los ejemplos de empresa familiar. Tiene 11 locales propios, distribuidos en distintas zonas de la ciudad de Buenos Aires, y 50 empleados. Por su parte, Cintoplom, fábrica de pinturas quebrada en 2002 y recuperada en 2004 por sus trabajadores, continúa el camino hacia la autogestión. La Gasconia, una metalúrgica recuperada, los asesoró para formar una cooperativa, el primer paso para enfrentar al juez de la quiebra y pedirle autorización para entrar a la planta. Esta empresa social todavía tramita la parte final del proceso de registración como cooperativa.

C. C.

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