31 de octubre de 2018
El traslado del cadáver de Francisco Franco motivó la reunión entre la vicepresidenta del Gobierno español, Carmen Calvo, y el Secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin. A la vez, hubo un comunicado del Ejecutivo en el que se habló de una búsqueda común de entendimiento respecto al reubicación del cadáver del exdictador que se halla en el Valle de los Caídos. Esta decisión inamovible del Gobierno de Pedro Sánchez confronta con el empecinamiento de los nietos de Franco, quienes no contemplan que el cadáver de su abuelo se traslade a otro lugar que no sea la cripta de la que disponen en la Almudena, catedral de Madrid. El gobierno de España dijo que usará la Ley de Memoria Histórica para impedir que los restos del dictador sean inhumados en esa catedral. Por su parte, Carmen Calvo ratificó que «lo que acordamos fue estar de manera conjunta para encontrar una salida, que obviamente no puede ser La Almudena». El Vaticano, en un intento de poner paños fríos al tema, sostuvo en un comunicado que «es cierto que Calvo expresó su preocupación por la posible sepultura en la catedral de la Almudena y su deseo de explorar otras alternativas, cuestión que al cardenal Parolin le pareció oportuna esta solución».